Prólogo

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«Cuando estás lejos, te echo de menos, aun sabiendo que estás aquí conmigo. Cuando estás lejos, te necesito, pero el tiempo no sanará el dolor. Y aun así todavía rezo por una oportunidad más, un día más contigo... Juntos»
Far Away (Julia Sheer ft. Kevin Littlefield)

Sus miradas cruzadas, sus manos entrelazadas y sus vidas unidas por siempre en ese momento. Ella le sonreía, llorando, sin acabar de creerse que ahora le tocaba a ella. Le tocaba sufrir el mayor dolor que experimentó en su vida a cambio de recibir la vida a la que jamás desearía ningún dolor. Nunca había estado tan segura de querer hacer algo, y ese algo, era tener un hermoso bebé entre sus brazos.

A él lo amaba, y aquel era el inevitable fruto de su gran pasión, su cariño y el amor que agradeció tener a su lado durante tantos días de su vida. Y él no paraba de decirla que todo iría bien, e incluso gritando y cubierta de lágrimas era la chica más hermosa que hubiera podido crear cualquier ser divino. Porque ella era su todo, su ahora, su placer del pasado y el gozo de su futuro.

Y lo que ella le daría, sería el regalo más bello que un ser humano podría desear. Y en esos momentos no había lugar para el miedo, sino para la emoción, para la alegría y el regocijo. Aquel era un nuevo comienzo que no tendría final. Tan sólo echó de menos a su querido abuelo, al cual no olvidó desde el trágico día de su muerte. Le quería tanto como a ella, desde la tierra hasta lo más profundo del cielo, entre cualquiera de las estrellas que cobijaban su alma.

No importaba que estuvieran rodeados de doctores y enfermeras, o que él corriera como un poseso junto a la camilla donde yacía ella intentado ser más fuerte que nunca, porque en aquel momento sólo existía el espacio para ellos dos. Para soñar juntos una vida inimaginable. Por eso, Josh sintió un fuerte dolor en su pecho cuando el doctor le pidió amablemente que debía abandonarla.

No podía mentir: había riesgo. Pero ella no lo sabía. Y mientras desaparecía tras las puertas de un largo pasillo, él se despidió con un dulce «te quiero» mientras sonreía con sus lágrimas a flor de piel. Y ella tan sólo le devolvió la sonrisa, porque su amor podía sentirlo desde cualquier parte del mundo. Sus cabellos dorados, su piel blanca y su porte esbelto desaparecieron un instante.

Y él esperó una eternidad, porque ese instante se convirtió en algo eterno.

Eternamente maldito.

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—¿Por qué Josh no ha venido conmigo? —preguntó inquieta a su doctor. No era tonta. El sudor en su frente le delataba, pues aquellas gotas cristalinas no eran por haber estado corriendo por minutos desde la Sala de Urgencias del hospital. El rostro de las enfermeras secundaba su teoría. Incluso su comadrona, la mujer que también estuvo a cargo de atenderla durante todo el proceso del embarazo, se encontraba extrañamente tensa.

—El personal médico debe estar concentrado durante la operación —contestó, mordiendo su lengua al instante. Cometió un error que para Sarah no pasó desapercibido.

—¿Operación? —pronunció asustada–. ¿Deben hacerme una cesárea? —su doctor asintió con la cabeza.

—No será un camino de rosas, Sarah, pero no te preocupes. Todo saldrá bien.

Scarlett: Carnival Ride (Trilogía Scarlett n°3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora