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Ausencia

Los días parecían fugaces, era increíble que cuando uno deseaba que el tiempo fuera piadoso y pasara lentamente, éste jugaba la mala pasada de hacer girar las agujas del reloj con más rapidez.

Bella había estado entrenando duramente con Kate para poder manipular lo mejor posible su don, lo estaba logrando, de hecho lo había hecho bastante bien para ser que tuvo solo menos de un mes de preparación, su motivación principal era nuestra niña y eso podía ayudarla aunque fuera demasiado drástico para ella hacerlo y pensar que su niña podría estar en peligro, era un hecho que teníamos que aceptar y una cuestión que era suficiente para ella, aún sin tener que utilizar a la niña de la manera que lo había hecho Kate. Bella luego descubrió que parecía más fácil practicar con Zafrina, ella podía manejar la mente a su antojo sin la necesidad de infligir dolor... por lo que Bella acabó prefiriéndola. Emmett por su parte, y con una charla previa, había accedido a ser menos drástico con mi esposa, sabiendo lo que mi cuerpo, mi mente y mi ser completo sentía cada vez que la veía en peligro. Él había aceptado enseñarle a Bella sin llegar al límite.

Los visitantes de la casa se desplegaron por ella con una aparente calma y tranquilidad, ellos sabían en lo que se habían metido, ellos eran conscientes de que existía el peligro inminente tan solo con ver a mi hija, no había manera de que los Vulturis no se enteran de una manera u otra de quiénes habían sido participes de esto, hayan estado de acuerdo o no. Algunos, incluso, como Amun, se habían resignados desde el primero momento luego de ver a Nessie y permanecían con nosotros porque no valía la pena huir. Me hubiese gustado que nos otorgaran un poco de crédito al menos, sabiendo que por lo que teníamos que luchar no era ningún delito.

Bella estaba ansiosa, ella había telefoneado a Charlie varias veces en las dos últimas semanas, tratando de mantenerlo entretenido y conforme al menos con las conversaciones telefónicas, él sin embargo estaba dispuesto a venir a casa de los Cullen ya que quería ver a Renesmee, mi niña se había ganado a Charlie en serio, al igual que tenía en un puño los corazones de todos los vampiros de la casa... con algunas excepciones.

Bella había pensado que lo mejor era tener que ir a visitarlo porque de ninguna manera iba a permitir que Charlie se apareciera en una casa que podría convertirse en su trampa mortal, a pesar de que habíamos acordado con todos como regla principal, cazar fuera de los límites de Forks y La Push. Bella no quería correr riesgos, y yo tampoco.

_¿Volverás pronto?... yo debería acompañarte..._ ella estaba sacando de la mesita de la sala las llaves del Volvo. Fruncí el seño al ver que había evitado las llaves de su Ferrari, que aún estaba allí intacta luego de aquella noche en que le mostré su regalo, el auto de después como ella lo llamaba.

Había sido una noche luego de haber llegado de cazar, antes de la repentina huída de Alice. Nessie estaba en casa durmiendo en brazos de alguien, tal vez Rosalie. Llevé a Bella hasta el garaje con los ojos vendados, ella tenía los sentidos a flor de piel por lo que a medida que nos acercábamos al garaje ella ya sabía de qué manera olía el cuero nuevo que forraba los asientos y la manera en que había quemado el motor cuando Rosalie lo había probado a la mañana mientras nosotros estábamos en nuestra casa.

Cuando destapé sus ojos ella no mostró mayor entusiasmo, pero disfruté observar la manera en que ella comenzó a caminar alrededor de la Ferrary con la punta de sus dedos rozando las delicadas líneas del auto último modelo, su labio inferior presionado entre sus dientes y un suspiro de satisfacción, quería creer, o tal vez resignación. Ella alzó los ojos cuando llegó al mismo lugar desde donde había partido acariciando el auto y sonrió rodando los ojos,

_Te ves hermosa parada allí mi amor... te verás mucho más hermosa cuando lo conduzcas_ dije acercándome a ella y rozando mis labios con los suyos, ella chasqueó su lengua y rió.

Amanecer (por Edward Cullen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora