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La presencia de Jacob Black de nada había servido... lo único que provocó la visita del chucho fue la momentánea felicidad de mi esposa, el volver a ver a su amigo era reconfortante para ella y sorprendente para mi, él había sido lo bastante dispuesto para hablar conmigo y mucho más dispuesto aún para batallar juntos en este frente, nuestra prioridad... poder mantener viva a Bella no importase cómo.

Bella tiró por la borda todo resquicio de esperanza, toda oportunidad de ser madre de la manera más normal posible... le había ofrecido la oportunidad a ambos de estar juntos al menos de esa manera, lo sabía... una idea bastante loca pero lo suficientemente desesperada para tratar de salvarla, pero así y todo... eso se me había ido de las manos... Bella quería tener a su hijo, precisamente ese hijo... el motivo había quedado claro para todos, tanto para Jacob como para mí... era mi hijo.

A duras penas me levanté del lugar donde me había sumido cuando la última esperanza que había vislumbrado se había ido hacia el bosque, luego de un nuevo golpe...un nuevo rechazo de Bella.

Podía decir que me sentía de maneras muy extrañas, mi esposa me había elegido a mí una vez más... a pesar de todo lo que le había hecho, a causa de esto una parte de mi quería salir de ese garaje con el corazón en alto y tranquilo por haber sido quien Bella escogiera una vez más y mi otra parte, la más racional, quería derribar los árboles cercanos para sacarme el gusto a frustración y derrota... no había salido como lo había planeado y a pesar de eso una parte de mí me decía que era así tal cual como debían salir las cosas. Avancé a paso lento hacia la casa preparándome para enfrentarme con una Bella rabiosa, enojada y mil veces más hormonal... por el camino podía sentir su corazón acelerado a punto de saltar de su pecho... tan desbocado que me asustó, sabía que había unas cuantas cosas que iba a decirme... tal vez regañarme o enojarse conmigo... pero ¿qué iba a hacer?... ella sabía muy bien que yo era capaz de hacer cualquier cosa con tal de salvarla y mantenerla con vida, no podía culparme por ser un total idiota.

_Edward Cullen ven aquí..._ dijo con voz cansada, a pesar de eso pude sentir un dejo de tranquilidad en ella... una mínima paz se filtraba en su voz. Me dirigí a la puerta optimista, pero antes de cruzar el umbral de entrada, algo llamó mi atención... un gemido de dolor, un pequeño grito ahogado y el movimiento repentino de mi familia, corrí hacia dentro a tiempo para ver a Bella doblada en el sofá donde estaba sentada, sostenía su vientre con ambas manos y su rostro libido estaba surcado por una mueca de dolor que me paralizó... Rosalie la sostenía tomándola de los codos y Carlisle había desaparecido escaleras arriba, Esme le susurraba cosas incoherentes al oído a mi esposa... cosas sin sentido que seguramente ella no llegaba a escuchar. Decidido a saber qué le sucedía di dos pasos hasta llegar a ella, para mi suerte Rosalie no me detuvo, estaba ocupada y distraída con Bella, así que pude llegar a lado de ella... "sostenla... le voy a inyectar el suero..." resonó la voz mental de Carlisle en mi mente mientras bajaba las escaleras sosteniendo unas cuantas cosas en las manos... reconocí sueros, tubos de plástico y agujas, su maletín... volteé a ver a Bella... no había gritado ni había emitido ningún sonido de dolor... aún así podía vislumbrar su sufrimiento en sus facciones cansadas y consumidas, ella no quería demostrar su dolencia... ¿negar su propio sufrimiento con tal de que ese engendro naciera?... si lo sabía... propio de Bella...

"Su corazón esta fallando... debemos monitorearla" las palabras mentales de mi padre me volvieron a la tierra, su corazón... mi preciado tesoro estaba fallando, Bella estaba colapsando de todas las maneras posibles. Reprimí un grito desgarrador en mi pecho y avancé hasta ella... podía oírlo con claridad, su corazón saltaba en su pecho a un ritmo descoordinado pero tan acelerado... pidiendo a gritos una salvación, trabajando a todo lo que podía dar... como un naufrago en medio del mar dando manotazos de ahogado, tratando de huir de un final premeditado e inevitable...

Amanecer (por Edward Cullen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora