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Capitulo 17: Una nueva ilusión

La noche era inescrutable para el ojo humano común, oscura como la boca de un lobo, sin embargo para mi, era el preámbulo de que algo grande iba a pasar.

Mis aliados, mis enemigos llamados a tregua para proteger un objetivo en común, vigilaban las cercanía de la casa, rondaban allí afuera esperando y previendo un posible ataque. Mis pensamientos los habían perdido, tal vez estaba más allá del camino que llevaba a la casa, pero estaban allí escudriñando la oscura noche como lo hacía yo a través del gran ventanal ahora blindado en cuidado de mi Bella.

Aquí adentro, en mi infierno, entre las llamas, ella se consumía poco a poco sin remedio y con un presunto y acelerado final. Mis ojos viajaban de la ventana a mi esposa que agonizaba en la cama de hospital, escenario apocalíptico montado por mi padre para el cuidado de ella.

_Edward..._ un susurro entrecortado salió de los labios de mi amor, corrí de la ventana del cuarto hasta ella que se encontraba a unos cuantos metros, jamás la dejaría sola... jamás. Si llegaba a haber una lucha o enfrentamiento, pelearía desde su lado, sería su escudo... su centinela, su guardián pero jamás nadie me apartaría de su lado.

Rosalie mojaba un trozo de tela en un recipiente con agua y se lo pasaba por la piel expuesta de la frente, el cuello y el pecho en un intento de aplacar la fiebre, mi hermana me miró con un dejo de advertencia en la mirada, poco a poco permitía acercarme cada vez más a mi esposa y de alguna manera estaba agradecido.

_Amor descansa..._ le dije acariciando con mi fría mano su febril mejilla, una sutil y suave transpiración cubría su rostro a pesar de los cuidados de Rosalie, señal que su fiebre seguía en aumento y que los medicamentos que Carlisle le administraban no estaban haciendo el efecto esperado. Mi esposa entreabrió los ojos mirándome confundida, sus ojeras se acentuaban debajo de sus vacíos e inexpresivos ojos chocolate y su piel blanquecina verdosa se pegaba como una fina tela en sus pómulos, ahogué un gemido ante la dolorosa visión y sonreí de la mejor manera que pude,

_Mi amor... _ susurré inclinándome a su lado _ descansa, yo estoy aquí siempre... a tu lado_ ella sonrió débilmente y volvió a cerrar los ojos,

_Solo... no te apartes_ dijo en un hilo de voz. Tomé una de sus manos que descansaban a un costado de su cuerpo y la besé con ternura, esperé pacientemente que cayera en su sueño y salí de la habitación dejándola al cuidado de Rose, me dirigí al despacho de mi padre, debíamos planear, imponer una estrategia, prever y reforzar las defensas ante la inminente lucha con la manada de Sam.

Al entrar encontré a mi padre mirando hacía el bosque desde la ventana, sumido en sus pensamientos... "la violencia definitivamente no nos llevará a nada... solo los enfurecerá más", "debemos encontrar otro modo... si tan solo..."

_Edward... ¿haz tomado una decisión?_ volteé a ver a Jassper que se encontraba del otro lado de la habitación junto a Emmett y Alice... "debes luchar junto a nosotros" pensó.

_No... no hay decisión que tomar_ dije tajante, no había nada en la tierra que me separara de su lado, _si una lucha se avecina tendrán que pelear sin contar conmigo, yo estaré a lado de Bella._ mi determinación parecía salir a la luz, Jassper me miró por unos segundos tratando de comprender y finalmente asintió, volteó hacia mi hermana

_Alice..._

_No veo nada..._ cortó ella antes de que él pudiera decir algo _soy una inútil, inservible mientras ellos estén acá y eso me supera Jass, lo sabes..._dijo mirando el suelo, parecía avergonzada. Su mente era inescrutable, me bloqueaba sin miramientos, resoplé frustrado como siempre sucedía cuando no podía saber que pasaba por sus mentes,

Amanecer (por Edward Cullen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora