Capítulo 15

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•JESÚS OVIEDO•
Terminamos el concierto lo suficientemente tarde como para no poder llamarla. Me da rabia no contarle cuál es mi oficio y a qué me dedico, no quiero perderla, es mi fuerza, mi pilar, es la única que sabe comprenderme como nadie más lo ha hecho.

Siento una mano tocar mi hombro y me giro viendo a mi gemelo.

-¿Te encuentras bien?

-Sinceramente no, necesito hablar con ella y sincerarme, contarle todos y cada uno de mis secretos más ocultos

-Estoy seguro de que el concierto de hoy saldrá en las noticias, si lo ve, las imágenes hablarán por si solas -dice

-¿Y si después no quiere verme o no me dirige la palabra? Somos famosos y ella, ella es tan indefensa, tan frágil, me dolería el alma entera si se enterase por otros medios y no por mí

-Sé que es frágil pero también tienes que mirar por ti

-Ya está listo vuestro coche para llevaros al hotel -dice nuestro mánager

Recogemos nuestras pertenencias del backstage y cuando vamos a salir para llegar al coche, vemos a miles de fans gritando emocionadas, yo evito sonreír, mi corazón le pertenece solamente a ella.

Los guardaespaldas os escoltan rápidamente y nos acompañan hasta el coche que nos lleva directamente al hotel.

-No has sonreído al ver a nuestras fans, debes sonreír ante ellas y demostrar que te importan -añade

-Me importan tío, de eso no hay duda, pero ella, ella es la más importante de todas para mí.

•IBALLA GONZÁLEZ•
Hace practicamente 2 horas que llegué de correr y me di una larga ducha para relajar los músculos. No me ha llamado, no he vuelto a saber nada de él después de la llamada de esta tarde, y aún sigo sin entender porqué me oculta su trabajo.

-Si es un mal trabajo, no tiene motivos para avergonzarse y mucho menos conmigo, soy una chica humilde con escasos medios a la que el Estado le paga, mediante becas estudiantiles, su carrera de derecho, pero no me cuadra, siempre viste muy elegante y su Nissan no es nada barato -musito

«Quizás deba de dejar de darle vueltas al asunto y esperar a volver a tener noticias suyas».

Tocan la puerta y rápidamente cojo los libros y me acuesto con ellos en la cama.

-¿Cómo van esos exámenes? -pregunta mi padre

-Ya lo he memorizado todo, espero aprobar

-Verás que si -se acerca y besa mi frente- descansa, debes de estar agotada -asiento y se marcha

Me extraña que haya cambiado su actitud de la noche a la mañana, ¿sabrá que Jesús no está aquí y que se fue al extranjero?

Necesito hablar lo más pronto posible con él, tantas preguntas me producen fuertes quebraderos de cabeza. Aparto los libros y me acuesto en la cama, me coloco los auriculares y lentamente me dejo dormir con el suave sonido de la música.

Dulce introducción al caos. [Jesús Oviedo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora