Dulce introducción al caos. [Jesús Oviedo]

Capítulo 31

•IBALLA GONZÁLEZ•
{7 HORAS DESPUÉS}

Llegamos al aeropuerto John F. Kennedy, Nueva York. Desembarcamos, cogemos nuestras maletas y vamos a un taxi que nos lleva directos al hotel.

Al llegar, descargamos las maletas, las subimos a la habitación y me sorprende que la habitación sea tan amplia.

-Deberías de darte una ducha que mañana tenemos que madrugar -aconseja él

-No quiero madrugar -espeto

-Pequeña, es por tu bien

-Lo sé pero pienso en toda la gente que podría perderme y se me estremece el corazón -musito

-Pase lo que pase, siempre sabremos que someterte a esa operación es la decisión correcta -acaricia mi mejilla

-No sé cómo agradecerte todo lo que haces por mí, pagarme el viaje y la operación, Jesus créeme que estaré etermamente agradecida contigo y no sé cómo a pagártelo

-Con sólo estar a mi lado, ya me es más que suficiente -observo sus ojos que están a punto de cristalizarse

-Te quiero -me escondo en su pecho

-Y yo a ti pequeña -besa mi frente con dulzura

Decido ir a la ducha, que sinceramente me sienta genial después del viaje tan pesado y tan largo. Salgo con la toalla enrollada al cuerpo con la ropa interior puesta, me mira y sonríe levemente.

-Voy a ducharme pequeña, no tardo -se muerde el labio inferior

Al par de minutos regresa y estoy a punto de quedarme profundamente dormida.

-¿Estás dormidita nena? -besa mi cuello levemente y asiento- descansa pequeña, que mañana será un día muy largo -susurra en mi oído

Amanece y llegó la hora, la hora de entrar en quirófano. Estoy drogada por el sedante, también llamado morfina. Estoy nerviosa, tanto que tengo miedo, él está aquí, a mi lado y sé que está tenso y está evitando romper en llanto, lo conozco, tiene incluso más miedo que yo pero tengo la esperanza de salir ilesa de este obstáculo que la vida me ha puesto a mitad del camino por muy complicado que sea.

•JESÚS OVIEDO•
Beso su mejilla y apreto su mano con fuerza intentando no romper en llanto mientras se la llevan quirófano.

«No quiero perderla, de eso no me cabe la menor duda».

El temor invade mi corazón, es una operación totalmente delicada. Su corazón podría fallar en cualquier momento y no podré hacer nada para hacerlo revivirlo.

Pasan las horas y ya no sé qué hacer para mantener mi mente distraída de tanto tormento. d
Definitivamente sale el cirujano quitándose la mascarilla.

-¿Qué tal ha ido doctor? -articulo rápidamente

-Poe el momento está estable joven -e queda en silencio y me pongo aún más tenso- pero cabe la posibilidad de que no pase de esta noche -el mundo se me viene encima- fue una operación delicada pero es joven, resistirá

Suspiro profundamente y me llevo las manos al rostro.

-Si se mantiene estable, la subiremos a planta y podrá verla, lo mejor es que vaya a descansar, tardará unas horas en despertar

Acepto su consejo y regreso al hotel, me doy una ducha relajante y reposo la espalda en la cama. Horas más tarde, recibo una llamada del hospital y me comunican que ya está en planta. Cojo un taxi y al llegar busco la habitación con desesperación, al encontrarla, abro la puerta y aún está adormilada por la anestesia.

Me acerco y acaricio su mano dulcemente y me quedo profundamente dormido a su lado del cansancio acumulado en el viaje.

{5 HORAS DESPUÉS}

-La operación ha sido un éxito, le daremos el alta en dos días si todo sigue bien -escucho de fondo

-Ojalá todo salga como dice doctor -me despierto y veo al doctor irse- buenas tardes amor- dice acariciando mi tupé alborotado

-¿He oído bien? -la miro a los ojos y asiente- dios pequeña, te dije que saldría bien -susurro sonriendo

-Espero no empeorar -niego y la beso emocionado

-Pronto volveremos a casa -digo acariciando sus mejillas sonrojadas

{10 DIAS DESPUÉS}

•IBALLA GONZÁLEZ•
Llegó la hora de regresar a nuestra ciudad natal. He de decir que después de que me dieron el alta nos hemos recorrido lugares impresionantes como California o Manhathan. Me ha venido bien despejarme y disfrutar con Jesús de mi recuperación que gracias a él no habría sido posible.

Estamos en el avión a punto de despegar. Nuestras manos se entrelazan y nuestras miradas se encuentran. El amor fluye entre ambos, mi corazón late mejor que nunca y él suyo lo complementa. Mi vida gira en torno a él,
¿quién me iba a decir que me acabaría enamorando por primera vez? Ni yo misma lo sabía pero la vida me ha enseñado que todo sucede por algo, que nada se pone en nuestro camino por estar en medio sino para aprender o para saber esquivar las balas que desprende, porque quizás eso que queremos esquivar, nos haga felices y cometamos un fallo irremediable del que nos arrepentiremos toda la vida, pero sé que enamorarme de un tal Jesús Oviedo, supuso en el comienzo una dulce introducción al caos de la que no me arrepentiré jamás.

{FIN🌹✨}