Capítulo 27

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•IBALLA GONZÁLEZ•
Acepto su petición y une nuestros labios despacio, sin prisas.

-¿Preparada para pasar un fin de semana inolvidable y que recordarás el resto de tu vida? -extiende su mano y la acepto

Abre la puerta del coche y cuando entro la cierra. Se sube en el lado del conductor, arranca y nos dirigimos a nuestro destino. Un destino que para mí es desconocido.

-¿Queda mucho? -pregunto a mitad de camino

-Un poco más pequeña

-¡Quiero llegar ya! -digo desesperada

-No seas impaciente -coloca su mano en mi muslo- duérmete, que el viaje es un tanto agotador

Cierro los ojos y poco a poco me voy dejando dormir del cansancio acumulado estos días.

•JESÚS OVIEDO•
Al llegar al hotel, pido la llave de la habitación y voy al coche. La cojo en brazos despacio, la llevo a la habitación y la acuesto en la cama sin despertarla.

Suben las maletas y las coloco sin hacer ruido. Preparo velas aromáticas y pétalos de rosa disparciéndolos por toda la habitación.

Pasan las horas y comienza a atardecer. Ovservo el horizonte y pienso en el progreso que hemos ido forjando paulatinamente. Siento sus manos rodear mi cintura y apoya su cabeza en mi espalda, sonrío y me giro para mirarla a los ojos.

-¿Descansaste bien dormilona? -asiente tímida

«Tiene el pelo alborotado y me encanta».

-Está atardeciendo -se coloca delante de mí en el balcón y la abrazo por la espalda

-Quiero que cierres los ojos y pidas un deseo -me mira y me muerdo el labio- ¿qué has deseado? -ríe

-Si te lo digo, no tiene gracia

Une nuestros labios y antes de entrar a la habitación se queda quieta, totalmente perpleja.

-¿Tú has hecho esto? -dice con los ojos realmente brillantes y asiento- me encanta- me abraza- gracias por tanto

-Las gracias te las debería de dar yo por haber confiado tanto en mí, y haber luchado por sacar nuestra relación adelante

-Luché por ti, por mí, por nosotros, por nuestro amor, me enfrenté a mi padre y a pesar de tener miedo a perderlo todo, conseguí seguir a tu lado, y créeme que eso es lo más importante -acaricio sus mejillas dulcemente

«Desprende tanta ternura, tanta dulzura, cualquiera enloquecería por ella».

-¿Sabes lo que creo? -frunce el ceño- que cada día que pasa mi corazón late más por ti, porque solamente tú le das la fuerza para seguir viviendo -sonríe tímida

-Déjate de romantiqueo y bésame tonto -me muerdo el labio

Me acerco a sus labios despacio, sin prisas. Los uno cuando nuestras respiraciones un tanto agitadas se mezclan y la beso, la beso con pasión, dulzura pero sobre todo con amor.

Nuestros labios realizan movimientos firmes al compás, sin perder ni un sólo segundo el ritmo. La tomo de la cintura y la pego a mi cuerpo. Coloca sus manos en mi abdomen y me besa apretando mi camisa para atraerme hacia ella.

La pasión se aviva entre nosotros, las ganas de estar juntos son inmensas, el deseo nos hace fluir. La cojo en brazos y la llevo a la cama. La acuesto despacio y mis besos pasan de sus labios a su cuello, acaricio su cuerpo por encima de la ropa y me muerdo el labio, pero de repente decido frenar, me mira sorprendida y hasta yo me sorprendo.

-¿Por qué paras? -pregunta frunciendo el ceño

-No quiero presionarte a hacer algo que no quieras -ríe tímida

-Jesús Oviedo -acaricia mi mejilla- estoy muy segura de lo que quiero hacer y sé que quiero perderla contigo -susurra sobre mis labios

-Pero -me interrumpe

-Escúchame -muerde mi labio y seguidamente lo besa- sé que eres el correcto

Dulce introducción al caos. [Jesús Oviedo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora