TRILER

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PROMETO OLVIDARTE

Otra vez estaba ahí, tirado en mi cama como un cuerpo sin vida, apretando mi almohada contra mi pecho mientras lloraba casi a gritos

¡YA DEJA DE LLORAR, NO SEAS NIÑA! -Gritaba mi subconsciente-

Sin embargo, era tan grande el dolor que lo único que hacía era torturarme más con canciones tristes. Mi habitación estaba oscura, eran las dos aproximadamente de la madrugada y sólo se escuchaban los ronquidos de mi hermano y las aletas del abanico girar

¡A VER VAMOS, SUELTA YA LA ALMOHADA! -seguía mi subconsciente- ¡INHALA, EXHALA! CALMATE UN MOMENTO!

Solté la almohada mientras intentaba calmarme, estaba casi empapada, maltratada y llena de dolor. Entonces me invadió de nuevo la voz de mi subconsciente

¡¿PORQUÉ TE ENAMORASTE DE ESTA MANERA?! ¡QUE RIDÍCULO!

Agarré nuevamente la almohada y la apreté fuerte con mis manos

¡¿Por qué otra vez?! -Murmuré- ¡JURO QUE EN MI VIDA VOLVERÉ A SENTIR LO MISMO POR ALGUIEN MÁS! -grité sin darme cuenta-

mi hermano se retorció entre las sabanas aturdido un poco por el grito, me quedé en silencio por un momento hasta que volviera a encontrar la calma.

¡Eres Un Imbécil! -me volvía a gritar mi subconsciente-

¡Cállate, cállate ya! -murmuraba dándome golpes en la cabeza-

¡¿Qué te hizo pensar que en verdad te quería? ¡Mírate, no vales nada!

¡QUE TE CALLES! -Grité nuevamente tirando la almohada hacía el piso-

¡¿Qué pasa?! -Exclamó mi hermano dando un salto-

Enmudecí intentando secarme las lágrimas para que no se diera cuenta que había estado llorando ¡Nada, tuve una pesadilla! -improvise- ¡Vale, pero contrólate, me has levantado y tengo mucho sueño! -contestó- me levanté de la cama y tomé la almohada del suelo, la tire en la cama y caminé hacia la cocina para beber un vaso de agua, luego me devolví para la cama, apoye la cabeza en la almohada y cerré los ojos. ¡Ya sabes que no puedes entregarte a alguien más ¿cierto?! Y menos en línea, por favor. ¡No sé en que estabas pensando! -Continuó mi subconsciente- ¡Ya aprendí la lección, el amor no vale nada! ¡ABSOLUTAMENTE NADA! -Exclamé con el corazón lleno de rabia- volví entonces a cerrar los ojos y esta vez un poco cansado, ¡PROMETO OLVIDARTE! -pensaba medio dormido- ¡PROMETO OLVIDARTE!

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