CAPITULO 13

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Corríamos lo más rápido que podíamos, era obvio, el último que llegara era un huevo podrido y ni él ni yo queríamos perder, sin embargo, me llevaba la delantera

¡MARTIIIN! -le gritaba muerto de risa- ¡ESPERAME!

Él volteaba su cabeza sin dejar de correr -también muerto de risa-

¡NO ME VAS A GANÁR! -Me respondía-

subió rápidamente las escaleras y llegó a la cima del puente.

¡GANEE GANEE! -Gritaba como niño chiquito--

corrió hasta el centro y se subió al muro que protegía del abismo.

¡MARTIIN, BAJATE DE AHÍ! -le volví a gritar mientras subía las escaleras-

Él estaba feliz, tanto que no me escuchaba. Tenía los brazos abiertos y los ojos cerrados como si quisiera abrazar a alguien.

¡MARTIIN TE VAS A CAER! -seguía gritándole-

llegué a la cima y me acerqué.

¡Martín bájate por favor, no me hagas esto! -proseguía-

Abrió entonces los ojos y volteó a mirarme

¡Tranquilo no me va a pasar nada, ya me voy a bajar! Decía mientras apoyaba su mano derecha en el borde del muro para saltar.

Pero no pudo hacerlo, su mano resbaló haciendo que toda la fuerza de su cuerpo cayera al abismo

¡MARTIIIIIIIIIN! -Grité asustado-

Su cuerpo caía sin detenerse y una parte de mí sentía que se iba con él. Estaba sudando frío. Las piernas me temblaban. Me subí al muro con la intención de lanzarme. Quería acabar con todo de una vez.

¡CHRISTIAAAN! -Gritaba una voz perdida entre el bosque-

volteé la cabeza perplejo y sin parar de llorar.

¡CHRISTIAAAN NO LO HAGAS! -Decía Antonio-

se veía desesperado, angustiado. A su lado estaba Verónica, se veía también con mucho miedo.

¡YO TE AMO CHRISTIAN, NO SALTES POR FAVOR! -seguía Antonio-

Puse mis manos en la cara.

¡ANTONIO VETE, YO NO TE MEREZCO Y TÚ VERONICA VETE TAMBIEN! ¡NO TE QUIERO VER! -Contesté-

De repente sentí un jalón. Caí al suelo, pero Antonio tropezó y cayó también al abismo, me sentía fatal. Verónica había desaparecido. Sentía tanto miedo ahí tirado en el frio piso. Por alguna extraña manera se había hecho de noche.

¡Christian, Christian levántate! -escuchaba a lo lejos-

abrí los ojos y ahí estaba Martín.

¡Creo que tuviste una pesadilla! -exclamó-

suspiré.

¡¿Qué hora es?! -le pregunté-

¡Las 2:45 a.m!

¡Discúlpame, no fue mi intención despertarte!

¡Pero ¿qué soñaste? ¿por qué gritabas mi nombre?!

¡Algo sin importancia, no te preocupes!

¡Está bien, descansa! -salió del cuarto-

Me arropé de pies a cabeza y cerré los ojos hasta quedar dormido nuevamente.

...

Me sentía algo estresado, eran tantos papeles y currículum que debía revisar. Para sumarle estaba el sueño que no dejaba de darme vueltas en la cabeza.

¡Christian aquí te traje este café, te he visto muy tenso hoy! -dijo Isabella poniéndome la tasa de té en el escritorio-

¡Gracias, no sabes cuánto lo necesitaba!

¡¿Te puedo ayudar en algo?!

¡No, no te preocupes!

¡Ok entonces me llamas cualquier cosa ¿vale?!

¡Espera, no te vayas!

¡¿Y?!

¡¿Qué tanto sabes de sueños?!
¡¿De sueños?!

¡Si es que anoche tuve uno muy raro y me tiene un poco asustado!

¡No sé mucho de eso, pero tengo una tía que, si sabe interpretar esas cosas, si quieres te puedo llevar, cuando quieras!

¡¿Es una bruja?!

¡No! -sonrió- ¡No es bruja, ella es una iluminada, así me dice ella!

¡ok entiendo, que bueno eso! -dije tomando un sorbo de té-

¡Entonces ¿para cuándo quiere la cita con ella?!

¡Dile que venga mañana mismo si puede!

¡Está bien Christian! -abrió la puerta y salió-

yo seguí revisando papeles.

Tiré el bolso en el nochero, estaba exhausto.

Me senté en la cama mientras me desbotonaba la camisa y me quitaba los zapatos.

¡Toc Toc! -sonó la puerta de mi habitación-

¡Soy yo Martín ¿Puedo pasar?! -exclamó con voz seca-

¡Claro pasa! -contesté-

me levanté de la cama.

¡¿Como te fue hoy en el trabajo?! -preguntó-

¡Bien, aunque un poco agotador pero excelente y ¿tú? ¿cómo la pasaste hoy?!

¡En la tarde fumé un poco y luego fui a verme con un amigo de por aquí cerca que me está ayudando a entrar en un negocio!

¡¿Ah sí? Y ¿qué negocio?!

¡De vender productos y así!

¡¿No pensaste en la propuesta que te hice de conseguirte un trabajo en la empresa?!

¡Christian prefiero conseguir las cosas por mí mismo ¿si me entiendes?!

¡Solo no quiero que te suceda algo malo! -se acercó-

¡No me sucederá nada malo, confía en mí!

Me agarró la nunca halándome hacia él. Me dio un beso. Yo le di otro. Terminó de quitarme la camisa y me tiró a la cama abalanzándose sobre mí. Abrió la corredera de mi pantalón y lo desbotonó halándolo acto seguido. Me besó la pelvis luego el abdomen y el pecho llegando hasta mi boca. Yo le quité el suéter que traía puesto mientras le halaba el pantalón con los pies. Agarró mis piernas y las colocó en su muslo. Seguía besándome y no dejaba de mover su cintura.

¡Te amo Christian! -exclamó con los ojos cerrado- ¡No sabes cuánto!

PROMETO OLVIDARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora