Lunes en la tarde. Me levanto de la cama después de haber dormido la mayor parte del día, camino a la cocina y me preparo un té. Me siento cansado, algo estresado. Con la toalla en la cintura camino hacia el cuarto de Martín, aún está parte de su ropa. Su cama está como la dejó. Desarreglada y un poco caída. Dejo caer una lágrima y me la limpio al instante. Sonrío y salgo nuevamente. Me quito la toalla y la coloco en el tendedero del baño, entro a la ducha y dejo caer el agua mientras pienso en todo. Solo, triste y vacío. Era inevitable sentirme de tal manera. Salgo del baño y camino a mi cuarto para cambiarme. Tengo traje nuevo. Un liso pantalón clásico negro bastante ajustado a mis piernas. Una camisa negra y unos zapatos clásicos también negros. Salgo a la sala luego de cambiarme y me siento en el sofá.
¡Hoy será un día muy largo! -exclamé-
Me levantó después de unos minutos y camino hacia afuera cerrando la puerta.
¡Tengo que pasar por Aurelio! -pensé-
subí al carro y conduje hasta su casa, le marqué cuando llegué.
él estaba listo. Se veía tan hermoso y elegante a la vez. Se subió al carro y me plantó un beso.
¡Te ves verdaderamente Lindo! -me dijo-
¡Tú también te ves hermoso! -contesté-
puse las manos en el volante y cuando iba arrancar me detuvo.
¡Espera! -exclamó- ¡Christian, esta semana que llevo conociéndote me he dado cuenta que te quiero como nunca había querido a alguien en tan poco tiempo! -quedo perplejo- ¡Tú me gustas mucho y quisiera ser más que tú "amigo con derecho"!
Espabilo.
No sé qué decirle. Sus palabras me ponen nervioso y no me queda más que serle sincero.
¡Aurelio yo..,, es muy difícil, amo a alguien más y no quisiera hacerte daño y ya lo sabes!
¡Sé que me dijiste que amas a alguien más, pero por lo menos deberías intentarlo, prometo que te haré feliz!
¡No quisiera hacerte daño!
¡Quiero correr el riesgo, por favor, déjame correr el riesgo contigo! -le planto un beso
¡Está bien! -sonríe-
me agarra la cabeza y me besa.
¡Te quiero Christian! -me dice-
¡Y yo a ti!...
Llegamos a la empresa, le hice señas al vigilante para que abriera el portón del parqueadero y poder entrar. Arranqué hacía adentro y proseguí a bajarme del carro junto con Aurelio. Nunca había visto tantos carros juntos.
¡Ha de haber mucha gente arriba ¿cierto?! -le pregunté al vigilante-
¡Si, cada cinco minutos llega un carro diferente señor! -contesta-
¡Vale! -sonrío- ¡No me digas señor, por favor, llámame por mi nombre, no hay problema!
Asintió y cerró el portón. Le agarré la mano a Aurelio y subimos a la empresa. El Sr Stylimson estaba con los inversionistas. Isabella estaba en la entrada recibiendo a cada uno de los invitados. Y los demás empleados revisando que las propuestas estuvieran perfectamente bien.¡Que guapa te ves! -le dije a Isabella dándole un beso en la mejilla
ella sonrojada sonrió.
¡Tú tampoco te quedas atrás! -contestó-
¡Mira, te presento a Aurelio, un amigo! -le dije- extendió su mano y lo saludo.
Él solo puso su mejor sonrisa.¡Mucho gustó! -exclamaron en coro-
Pasamos y llegamos hasta donde estaba el Sr Stylimson.
¡Buenas, espero no incomodar! -exclamé-
él volteó y sonrió apenas me vio.
¡Claro que no incomodas Christian! -dijo- ¡Mira te presento a Marcos, el Jefe de Industrias y Comercios en una de las empresas más grande y rica del país!
¡Hola mucho gusto, Christian Ferrer! -saludé-
¡Él es el jefe no solamente de personal, también se encarga de evaluar junto conmigo los modelos de colección de cada mes!
-dijo el Sr Stylimson- ¡Este es Andrés, el jefe de moda.co, la empresa de ropa más cotizada en estos tiempos y éste es Enrique, el mejor estilista del país!
Me presenté. Todos me parecían agradables. Enrique no dejaba de mirarme. Me intimidaba su forma de hacerlo. Llamé a Aurelio y lo presenté con ellos.
¡Él es un amigo! -dije-
luego de que se saludaran caminamos hasta una de las mesas y nos sentamos.
¡Perdóname por no presentarte como mi novio es que ya sabes que en el trabajo no se puede hablar de la vida personal de uno y menos si se trata de esto!
¡No te preocupes Christian, entendí muy bien porqué lo hiciste!
¡¿No estás enojado?!
¡No seas bobito, mejor comamos, esta comida se ve rica!
¡Está bien, te quiero!
Agarramos los tenedores de la mesa y comimos.