Solo me permitieron salir con una vieja pantaloneta y una camiseta rota. No llevaba chancleta ni algunas zapatillas. Caminé hasta llegar a la avenida. Pedí ayuda a varias personas que me encontraba en la calle, pero ninguna lo hacía así que seguí caminando, igual solo me faltaba poco para llegar a casa.
(PAFF PAFF) -golpeé la puerta-
Pero nadie salía
-¡MARTÍN! -grité desde la ventana, que de hecho estaba rota. Algo estaba sucediendo.
Pateé entonces la puerta hasta abrirla, no sé de dónde pude haber sacado tantas fuerzas para hacerlo. Ni siquiera había estado comiendo bien.
¡¿Martin?! -exclamé mientras entraba-
Cerré la puerta luego de prender la luz, pero no se veía nadie así que caminé a su cuarto. todo estaba tirado, su ropa, las gavetas, su closet, etc.
Entré entonces al mío y saqué algo para cambiarme. Me metí al baño. Abrí la llave y dejé caer el agua. Tomé el jabón y lo pasé por todo mi cuerpo. Me lavé la cara. Agarré la toalla y la enrollé en la cintura. No podía dejar de pensar en Martín, ni en lo que mi madre fue capaz de hacerme. Me dolió tanto que de repente ya no podía sentir ni el más mínimo afecto por esas personas.
Pero.. ¿dónde está Martín? Y ¿por qué está todo tirado? Todo había comenzado a suceder de repente que no encontraba maneras de llevar la situación. Sentía todos los caminos sin salidas.
Salí entonces del baño y me cambié rápidamente. Por suerte había dejado algo de dinero en mi closet así que lo guardé y salí a buscar un teléfono para hablarle a Martín, pero nunca contestó.
Las calles ya estaban solas. Estaba resignado y sin ganas de seguir. Sólo quería volver a casa y dormir, aunque aún no fuera el momento.
"¡Tienes que ser fuerte para cualquier cosa que te toque enfrentar Christian!" -recordé-
Su voz se sintió real y ni siquiera podía recordar el rostro de la tía de Isabella. Lo que si no pude olvidar fue cada detalle del sueño, comenzaba a recordarlo de una extraña manera. Me causaba escalofríos.
-¡Verónica! -Exclamé-
Corrí entonces hasta su casa. Había quedado en buscarla ese mismo día en la mañana, pero no pude por culpa de mi madre y ahora me preocupada qué pudo haber sido de ella.
Abrí las rejas de su casa y pasé a la terraza. La puerta estaba entre abierta.
¡¿Verónica? ¿Estas?! -exclamé-
sin embargo nadie salía. Pasé a la sala, pero al igual que en mi casa todo estaba tirado, había vidrios regados, las sillas boca abajo.
¡¿Que estaba pasando?! -me preguntaba una y otra vez
estaba desesperado. Caminé entonces al cuarto de Verónica y empujé la puerta. Estaba oscura su habitación así que pasé mi mano izquierda por la pared sin entrar completamente hasta encontrar el interruptor.Lo encendí.
En la cama había sangre, lo suficiente como para que cualquier persona hubiese muerto por hemorragia. El corazón se me aceleró. Ahora si me sentía verdaderamente preocupado
¡VERONICAAAA! ¡VERONICAAAA ¿DONDE ESTAAAS?! -Gritaba-
empujé con mi pierna la puerta del otro cuarto y encendí el interruptor, pero tampoco había nadie. Sin duda la casa estaba completamente sola. Salí corriendo a la terraza y toqué la puerta de la casa de al lado. alguien me tenía que dar razón de ella
¡Disculpe señora ¿sabe dónde puede estar Verónica, la chica que vivía en esa casa?! -le pregunté desesperado-
La señora algo intranquila se negaba a contestarme
¡¿Qué pasa? DIGAME! -le exigía-
negó con la cabeza y me tiró la puerta en la cara. Volví a entrar a la casa para buscar alguna información que me dijera donde podría estar, pero no encontraba nada. De repente entra un auxiliar de policía.
¡¿Usted qué está haciendo aquí?! -preguntó-
me levanté del suelo rápidamente y tiré unos papeles que había agarrado de una gaveta.
¡Señor policía, mi amiga, no sé dónde está, había quedado en pasar por ella pero encontré todo tirado, en su cuarto hay sangre, ayúdeme a encontrarla por favor!
¡¿Cuál es su nombre?!
¡Christian, me llamo Christian!
¡Bueno Christian, te voy a pedir que me acompañes a reconocer un cadáver, hay dos muertos, una chica y un chico, no sé si pueda ser su amiga porque según tengo entendido había otra chica que logró escapar!
¡NO LE ESTOY ENTENDIENDO NADA, NO ME HAGA ESTO POR FAVOR, DIGAME QUE VERÓNICA ESTÁ BIEN! -le grité llorando-
¡CALMATE CHRISTIAN, POR FAVOR!-exclamó- ¡Por eso mismo te estoy pidiendo que me acompañes, vamos porque necesitamos a alguien que se encargue del cadáver!
Me limpié la cara y asentí.
¡Está bien, vamos! Salimos de la casa y nos subimos al carro.
¡Cuénteme que fue lo que pasó y como es que había otra chica, no entiendo nada! -espeté inquieto-
el policía me miró por el retrovisor.
¡Celos, una de las chicas quiso escapar ya que su novio la tenía encerrada, él se enteró que se iba con otro y la comenzó a golpear, había otra chica con ellos que fue quien intentó ayudar a la otra chica y golpeó al novio en la cabeza, intentaron escapar, pero él le disparo a una de ellas, la otra escapó y él al ver la situación se metió a su cuarto y se dio un tiro en la cabeza! -explicó-
¡Dios quiera y no se trate de Verónica!