CAPITULO 18

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Estacioné el carro frente a la casa.

¡Tengo que pensar en un parqueadero! -murmuré-

saqué las llaves y me bajé, entré a la casa. Todo estaba en orden. No sé por qué pero siempre contaba con la esperanza de que cuando regresaría encontraría a Martín ahí, sin embargo, me había hecho una promesa. Una promesa que quería cumplir a pulso, olvidarme de Martín y de no volver a enamorarme en mi vida por muy imposible que pareciera. Dejé las llaves en la mesa. Saqué de la nevera una jarra de agua y bebí al instante. Ni siquiera me preparé algo de comer. No tenía hambre así que me acosté. Prendí mi celular. Me había acordado de Tinder, la red social en la que me había registrado así que instalé la app e inicié sesión. Para ser sincero no entendía muy bien cómo funcionaba. Había tres burbujas en la parte de arriba. La de mensaje que de hecho tenía 8, la de visitantes a mi perfil que tenía 15 y la de notificaciones que tenía 9. Abrí la bandeja de mensaje y vi de quien se trataba.

"Aurelio Meléndez: Hola guapo, un gusto saludarte" -me escribió-

abrí el contestador y me fui a su perfil.

¡Lindos ojos, lindos labios, lindo cuerpo! -exclamé- ¡Voy a contestarle de una!

"Christian Ferrer: Hola, el gusto es mío" -contesté-

me salí del chat y revisé los otros, sin embargo, no fue tanta la emoción ya que no tenían foto, preferí no contestar. Tiré el teléfono en la cama y cerré los ojos. De repente suena la campanita de mensajes. Volví a prenderlo y abrí la app. Era Aurelio, me había contestado.

"Aurelio Meléndez: ¿Como estás? ¿Qué tal si me pasas tu número de celular y hablamos rico?" -contestó-

ya me estaba emocionando.

"Christian Ferrer: Claro, me gusta la idea. 302-241-78-08, te espero"

me salí de la app y me levanté de la cama para prepararme un café. Me quería dar sueño y aun no quería dormir. Enseguida comenzó a sonar el celular. Corrí rápidamente y contesté emocionado

¡¿Hola?! -dije-

a lo que una voz sexi y bastante varonil contestó

¡Hola guapo!

Me volví a tirar a la cama

- ¡¿Qué tal? ¿cómo estás?! -Sonreí-

¡Bien guapo y ¿tú? ¿Qué tal?!

¡Muy bien, gracias por preguntar! -veía el techo mientras hablaba-

¡Gracias a ti por pasarme tú número. ¿Cuándo me aceptarías una cita?! -preguntó entonces

¡¿Mañana? Luego de que salga del trabajo, tipo 9:30!

¡Perfecto, Christian!

¡Cuídate!

Cerré la llamada y volví a levantarme, pero esta vez para prepararme algo de comer. Se me había abierto el apetito. Agarré harina de trigo y me preparé unas empanadas hawaianas.

...

Salí del baño. Me había afeitado un poco la barba. Coloqué la toalla en la cama y proseguí a ponerme el bóxer. El que mejor me quedaba. Me puse el pantalón junto con la camisa y agarré las llaves del carro. Era muy despistado y podía dejarlas dentro de la casa. Me comí un sándwich que había preparado antes de salir, cerré la puerta. Me subí al carro y aceleré con rumbo a la empresa. El vigilante estaba en el parqueadero. Abrió el portón apenas me vio y me dio los buenos días. Subí y vi a Isabella sentada en su escritorio. La saludé y entré a mi oficina sin desviarme. Quería terminar lo más pronto posible para salir un poco más temprano. Prendí la computadora y entré a Tinder.

-"Aurelio Meléndez: Espero que tengas una linda mañana, nos vemos en la noche."

-"Christian Ferrer: Gracias, tú también ten linda mañana y un resto de tarde. Nos vemos"

Escuché unos golpes fuera de la oficina.

Me levanté del escritorio y abrí la puerta para ver de qué se trataba. Isabella estaba tirada en el piso y a su alrededor había muchos papeles.

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