Las calles estaban llenas de vida, las señoras caminando con sus esposos agarrados de la mano me transportaban a un mundo en el que reinaba la paz y el amor. Me sacaba una sonrisa el ver la felicidad en la gente que no me daba tiempo de pensar en la maldad que podía cargar un ser humano. Seguí caminando hasta hacerse de noche, hacía tiempo no caminaba tanto mientras pensaba en las cosas buenas de la vida. Me sentía tan bien conmigo mismo, pero a la vez sentía una gran confusión por una sombra que siempre había estado cargando. La sombra de un viejo amor que me hacía tener pesadillas, que podía hacerme llorar y que incluso me hizo llegar a odiar.
¡Christian ¿vas para la casa?! -me gritó Jose-
Volteé la cabeza hacía él, a su alrededor estaban sus amigos, cada uno con una mirada diferente y cada mirada con un aire de miedo. Asentí mirándolo de reojos y seguí caminando.
El teléfono me comenzó a sonar, lo saqué un poco nervioso
¡Hola! -dije- mire al rededor para asegurarme que no había nadie que me pudiera robar
¡Hola amor ¿cómo te fue?! -dijo Antonio detrás del teléfono-
¡Bien, amor te marco apenas lleg..! -me arrebataron el teléfono, me tiraron al suelo y me pegaron en el abdomen.
Me levanté furioso y agarré a uno de ellos por la camisa
¡Devuélveme El Celular! -le grité-
me volvió a golpear y sacó una navaja para amenazarme
¿Ah sí? ¡Con que tirándoselas de machito! -dijo-
me le tiré encima golpeándole la mano, la navaja cayó al suelo y yo proseguí golpeándolo hasta que me diera el celular. Uno de ellos se acercó y me tiró al suelo, me golpeo la cara y me cortó con su navaja.
¡Ey ya para, vámonos, no podemos matarlo, nos podemos meter en problemas! -exclamó al que había golpeado-
Se levantaron y corrieron hacia los callejones. Me levanté del suelo, me tapé la herida y caminé rápidamente a la casa.
¡Por Dios Christian ¿Qué te pasó?! -preguntaba mi mamá al verme golpeado y sangrado-
¡Me acaban de robar el teléfono!
¡Te he dicho que no andes tan tarde por ahí!
¡NO MAMÁ! -Le grité- ¡YO PUEDO ANDAR A LA HORA QUE SE ME DE LA GANA EN LA CALLE, EL PROBLEMA ES ESTO, LA CASA, EL BARRIO!
-Me miró con expresión cansada-
Caminó hacía su cuarto y cerró la puerta que de hecho estaba un poco vieja, mientras que yo buscaba algo para curarme.
...Cogí algunos panes tajados de las gavetas de la cocina, busqué queso y mortadela de la nevera, calenté el microondas y me preparé algunos sándwiches. Cuando hube acabado caminé hacia el cuarto de mi mamá
¡Te traje un sándwich! -exclamé-
Ella estaba acostada, quizás preocupada por la ausencia de Jose
¡No quiero, cómetela o guárdasela a Jose!
¡Mamá, seguro no has comido nada, comételo, si quieres ahora le preparo uno a él, pero comete tú este ¿sí?!
Miró el plato y segundo después lo tomó en sus manos, me senté con ella en la cama
¡Discúlpame por gritarte ahorita, tenía mucha rabia por lo que había pasado!
¡No te preocupes!
¡Mamá vámonos de esta casa por favor, vámonos, por los gastos no te preocupes que yo me encargo, el lunes comienzo a trabajar, no es un trabajo fijo pero si me va servir mientras que me gradúe y me puedan dar un puesto en una empresa!
¡¿Y Jose? ¿Te lo llevas con nosotros?!
¡No mamá, él no quiere salir de este barrio, aquí están sus amigos!
¡Si él no va yo no voy!
¡¿Estas decidida a perder todos los años que te quedan en él?!
¡Si!
¡Está bien, ya veo que no tengo más nada que hacer aquí! -exclamé mientras una lágrima salía de mi ojo izquierdo- ¡Ya no me voy a mudar cuando me gradúe, lo haré apenas comience a trabajar, más tardar el miércoles! -
¡Sal de mi cuarto! -contestó-
Me levanté de la cama y la miré fijamente
¡Hasta mañana! -le dije-
¡QUE TE SALGAS YA! -me gritó-...
Era lunes por la tarde, aproximadamente las 12 del día. Me sentía algo nervioso por mi primer día de trabajo. Había practicado todo el día del domingo, pero aun así estaba algo asustado, sería la primera vez que trabajaba para alguien y quería dejar la mejor impresión de mí. Me metí al baño y me dejé caer el agua, estuve varios minutos ahí, pensando en cómo debía actuar, pensando en que volvería a ver a ese chico que me tenía la cabeza vuelta un nudo, pensado en cómo sería vivir con él. Tomé el jabón y me lo pasé por todo el cuerpo y cuando estuve bien enjabonado volví a dejar caer el agua en mi cuerpo. Me froté la cara varias veces y me eché el cabello para atrás. Agarré la toalla y proseguí secándome para colocármela acto seguido en la cintura. Me cepillé y salí del baño. En la cama estaba el traje que me había entregado la jefe, saqué de mi gaveta un bóxer de color negro y lo tiré en mi cama mientras me afeitaba un poco mi corta barba.
¡CHRISTIAN YA TE PREPARÉ EL ALMUERZO! -gritó mi mamá desde la cocina-
¡GRACIAS MAMÁ, YA SALGO!
Me terminé de vestir y corrí rápidamente a la sala. Mi mamá estaba en la mesa terminándome de servir la comida. Me acerqué y le di un beso en la frente
¡Gracias mamá! -le dije-
volteó la cara sin responderme y caminó a la cocina. Me senté en la pequeña mesa que teníamos de comedor y agarré los cubiertos. La comida se veía muy rica.