XXI

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Domingo, 11am y yo ya tenía mi bolso preparado para volver a mi pueblo. 

No se asusten, solo por unas semanas. Mi trabajo como profesora particular estaba flaqueando un poco y era el momento de darme un respiro para volver con una decisión tomada.

-¿Segura no querés que te pase a buscar?- estaba con papá al teléfono, quien se mostraba emocionado por esta repentina decisión.

-No pa, gracias. Está Cris, ya tiene su pasaje de vuelta, así la acompaño en el viaje.

-Oh, Cris, me alegra saber que te convenció para que vengas a visitar a tus viejos.

Jaaa, que cómico. Cris no había influenciado en mi decisión, incluso aún no volvía de la casa de Seba. 

-Por supuesto. Bueno, te llamo cuando este en camino. Mil besos.

Corté y aun con el teléfono en la mano repasé las cosas que tenía que llevarme. No eran muchas, algunos libros que me había dado el gusto de comprarme y aún tenía sin leer, unas pocas prendas de invierno, ropa interior, y nada más.

¿Por qué llevaba tan pocas cosas? En mi casa del pueblo tenía bastante ropa que podía servirme. Sobre todo ropa vieja para estar en casa, lo que me iba a servir. No planeaba ir y estar de fiesta o salir demasiado, aún no estaba amigada con la gente que no me apoyó en mi decisión, y no esperaba juntar a hablar con personas que me criticaban por querer ser un poco más libre. Además, la principal idea de viajar era alejarme de este lugar y poder pensar. ¿Qué iba a hacer con mi futuro? Estaba a punto de cumplir 19 años y aún no tenía un camino que seguir. No digo que debo tener la vida resuelta, pero el hecho de no tener ni siquiera las bases de algo no me hacía nada bien. 

Luego estaba Nahuel...tantos meses creyendo que yo le gustaba. Porque inconscientemente así lo creía, solo no quería aceptarlo, no quería que termine mal. Y así fue exactamente como resultó.

Creo que tantos meses queriendo bloquear mis sentimientos hacia él hizo que, llegado este momento, todo salga de adentro mio a borbotones. Y estoy hablando de sentimientos, no de alcohol. En fin, si no quería que nada sucede fue por esto, algo en mí sabía que no iba a saber manejarlo.

-Estúpida yo, estúpidos sentimientos y estúpido alcohol!

-¿Culpando al alcohol? ¿Quién sos y qué hiciste con Macarena?- Cris me hablaba desde la puerta de entrada, con Seba detrás de sí, como quién no quiere la cosa. Ambos entraron al departamento y cerraron la puerta, sus semblantes resplandecían. Tenían tatuado en el rostro ese sello que solo tienen las personas que pasaron una increíble noche de sexo.

-¿Cómo entraron?

-Nahuel nos abrió- me sorprendió su respuesta. Si él les abrió, ¿Porqué ahora no estaba acá?¿Bajo a abrirles y volvió a su departamento?- Rinde el miércoles, apenas nos saludó y volvió a estudiar- Me habló Sebas, como si hubiera leído mi pensamiento, o mi rostro. Estaba bastante segura de que se trataba de esto último, ya que me quedó mirando, como queriendo descubrir qué sucedía. Cris, en cambio, se encaminó hacia el baño tarareando una canción bastante pegadiza.

Si, claramente habían pasado una buena noche.

Se mostraba ajena a todo, hasta que...

-¿¿¿Y éste bolso???

Volvió sobre sus pasos con el bolso en la mano, y lo balanceo frente a mi rostro con una mano en su cadera. Sebas me miraba desde el otro lado de la sala con una expresión extraña. Un pequeño nudo se instaló en mi garganta...

-Me tomo el micro con vos,  voy a pasar unos días allá...

No pude terminar la frase, Cris dio un grito agudo, soltó el bolso y me abrazó con fuerzas. Me dolió el sonido que hizo el bolso al golpear contra el suelo, seguro eran uno de mis libros de tapa dura...

Me incomodó un poco no sentirme ni la mitad de feliz que ella, sin embargo agradecí su alegría, no quería estropear su buen humor. Ella no era responsable de lo que me sucedía, y no tenía porque saber el verdadero motivo de mi huida. Digo, viaje, de mi viaje.

-Que linda sorpresa amiga!!!- Gritaba eufórica Cris, mientras me zarandeaba, tomándome de los hombros- Voy a organizar algo para cuando lleguemos!! Dios, esta va a ser geniaaaal!

Decía mientras tomaba su celular dando saltitos:- ok, voy a hacer algunas llamadas, ya vuelvo- Continuó diciendo con voz chillona. Luego desapareció tras la puerta de mi habitación.

A eso le siguió un silencio incómodo. Seba me miraba, inspeccionando cada centímetro de mi rostro...

-¿Ésto tiene que ver con...?

-No quiero hablar de eso.

-Uff, son iguales.

-¿Qué?

-Que son igual de idiotas los dos.

Mi mandíbula se abrió, para volver a cerrarse y abrirse nuevamente. No sabia que responder a eso, así que opte por hacer lo que mejor me sale: Hacerme la boluda.

-No se de quien hablas. 

Sebas se río, exasperado.

-Si, por supuesto que lo sabés. Se besaron si, lo se. Y no se que se dijeron después pero esto que están haciendo esta mal. Muy mal. Se sienten sus auras de tristeza desde el primer piso.

-¿Auras de tristeza?¿Siempre sos tan poético?¿Así lograste acostarte con mi amiga?

Una pequeña sonrisa pasó por su rostro, para luego volver a ponerse serio.

-¿Por qué no lo hablan? Como adultos.

Fue mi turno de ponerme seria.

-Se fue, ¿Sí? Me besó y se fue. No necesito una explicación a eso. Se escapó...

El pequeño nudo en mi garganta se hizo un poquito más grande.

-¿Cómo vos te estás escapando ahora?

-Andate a la mierda.

-Ahí lo tenés. Son iguales.

Le mostré el dedo medio, él solo sonrió y negó con la cabeza. En ese instante Cris salió de la habitación con una sonrisa en los labios, seguro todo el pueblo ya estaba enterado de que iba a volver, pero poco me importaba.

Seba se quedó todo ese domingo con nosotras. Con Cris en realidad, yo me mantuve encerrada en mi habitación dándoles un poco de privacidad. Lo que incluía un buen libro y auriculares. No me molestaba en realidad, no sabía cuando iban a poder verse de nuevo, y se gustaban. Eso se notaba a kilómetros. Además, hacía mucho tiempo que no veía a Cris tan risueña.

Recibí muchos mensajes de amigos de mi pueblo que querían confirmar si realmente viajaría esa semana, lo que me sorprendió, no sabía que a la gente le interese mi vida.  En fin, eso hizo que cambie un poco más la perspectiva de mi viaje. No solo estaba huyendo, me reencontraría con mi vida anterior. Iba a ser interesante.

Cuando se hizo la hora de partir salí de mi habitación para encontrarme a Cris y Sebas sentados en el sillón, mirándose embobados y dándose pequeños besos de vez en cuando. Parte de mi vomitó ante esa imagen, otra muy distinta, y que recién ahora estaba conociendo, se ruborizó.

Mientras Cris acomodaba sus cosas en mi habitación volví a quedarme a solas con Seba.

-¿No vas a decirle?

-¿A quién?

-Mac- Me miró con cara de pocos amigos.

-Ok, no, no voy a decirle.

Suspiró con pesar.

-Y me gustaría que vos tampoco lo hagas.

Negó varias veces con la cabeza antes de responderme.

-Esto está mal.

No le hice caso a su comentario. 

Cris salió de la habitación con sus cosas, ya era hora. Cerré bien cada ventana del departamento, me aseguré que todo esté en orden. Mientras los chicos bajaban los bolsos, cerré la puerta principal. Me detuve unos segundos frente a la puerta de su departamento...

¿Debía golpear y despedirme? ¿Qué podía decirle? ¿Cómo empezaría la conversación?

No, no era buena idea.

Me di media vuelta y comencé a bajar lentamente, escalón por escalón.

Dale a tu cuerpo alegría, Macarena.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora