Nahuel.
Jueves antes de comenzar a cursar. Último final rendido. Era el primer año, luego de estar 3 acá, que rendía el último final antes de comenzar a cursar. Los años anteriores me sobre-estresaba, rendir a dos semanas de empezada la cursada es un problema, no le prestas atención a las clases, faltas y te atrasas. En fin, el logro de hoy es un excelente motivo para salir a festejar.
Camino a casa ya sabía con quién iba a salir, en donde nos íbamos a juntar y a quien traería a casa a la vuelta. Muchas veces dejaba que la noche me sorprenda. Hoy no: tenía en vista a una pelirroja de segundo año que me tenía loco con sus insinuaciones. Al fin se nos había dado la noche. Mi jueves no podía terminar mejor...
Subí al departamento, vivía en un segundo piso a 5 cuadras de la universidad. Un lugar privilegiado para un estudiante del interior.
Cuando terminaba de subir los últimos escalones escuche ruidos extraños. Era el único que vivía en mi piso, por lo que termine de subir con precaución. No era un ladrón, o eso creo. Una chica de mediana estatura, rubia con el cabello suelto y una gran valija de viaje intentaba abrir mi puerta. Muy normal.
-Necesitas ayuda con algo?
La extraña chica se sobresalto al oír mi voz y se le cayeron las llaves.
-Hola, la verdad es que si estoy en un problema porque las llaves de mi departamento no entran, creo que era demasiado bueno para ser verdad. Creo que me jugaron una mala broma. Muy mala y muy pesada.
Dijo suspirando mientras volteaba a mirarme, tenía unos ojos muy grandes...verdes o grises, no estaba seguro porque en seguida se volteo a recoger las llaves.
-Quizás esas llaves no funcionan porque son estas las que abren MI departamento.
No quería ser mal educado, pero no sabía de qué otra forma de expresar que estaba equivocada. La extraña chica palideció.
-Oh por dios, todo fue una broma.
abrió sus ojos y su boca de forma angustiante y se sentó en las escaleras.
-Ey- dije acercándome a ella, no quería que comience a llorar, no sabía manejar ese tipo de situaciones.- ¿Cómo te llamas?
-Macarena- Me miro a los ojos y juro que sentí como se me ablandaba el corazón con su mirada, se veía realmente desilusionada.
-Macarena- repetí, era un lindo nombre- Porque no probas con esa puerta?- Le dije señalando el departamento que estaba exactamente frente al mío. En este edificio había dos departamentos por piso.
-¿Y si hay alguien dentro? ¿O llega el dueño y me hace sentir una idiota?- Reí porque con su último comentario esbozo una sonrisa realmente contagiosa. Me perturbo un poco, sus cambios de humor eran repentinos.
-Te aseguro que nadie te va a hacer sentir una idiota porque ese departamento está vacío hace 2 años. Además, esta semana vinieron a repararlo, no me extraña que sea ese tu departamento.
Su sonrisa se ensanchó, y me hizo volver a reír.
-Ahora me siento más idiota, pero una idiota feliz-
Se paró de un salto y fue directo a abrir. Efectivamente la puerta se abrió al primer intento. Macarena suspiró y volteó a verme con una sonrisa en los labios, realmente emocionada. Admito que también me sentí emocionado. Cuando abrió y vio su interior mordió sus labios. Entró como si nada, dejándome en el pasillo solo y con su maleta. Me acerque hasta la puerta con cuidado y la abrí despacio, ya eran las 7, debía empezar a bañarme para salir, pero no quería dejar la maleta de la chica sola en el pasillo.
-Macarena?- La llame. El departamento era igual al mío.
Siempre tuve curiosidad por conocer los otros departamentos del edificio, pero en la mayoría vivían chicas, y tenía mis propias leyes. Una de ellas decía que no debía acostarme con chicas de mi edificio, sería incómodo, además luego podían vigilarte o hacer cosas extrañas. Quería vivir tranquilo, y ese era el precio que debía pagar.
Pobre de mí.
Macarena salió de una de las puertas con la misma sonrisa que tenía segundo atrás.
-Es hermoso!!- Exclamó- Luego vio que tenía su valija- Ups, gracias. La olvidé por completo.
-No hay problemas, tenés que subir algo más? Podría ayudarte si querés.
Macarena rio, su risa sonaba como una campanita. Si, la de Peter Pan.
-No, solo tengo esto. Gracias igual
-Qué? Solo esto? Pero van a traerte una cama o algo no?
Ella se puso colorada.
-En realidad no, la mudanza llega el sábado.
¿Era en serio? ¿No sabía dónde iba a dormir? ¿Por qué alguien haría una cosa así? La mire dubitativo, ella volvió a sonreír. Eso comenzaba a molestarme.
-Tengo un colchón de más. Podes usarlo hasta que llegue la mudanza.
-Gracias, creo que hoy rompí el récord de sentirse una idiota, porque no había pensado donde dormir.
Solo asentí con la cabeza.
Buscamos en mi departamento el colchón y lo llevamos al suyo. También le ayude a ponerle las sábanas. Una vez que terminamos me pareció una buena idea decirle:
-Esta noche hay una fiesta, quizá quieras venir para conocer gente.
-Me encantaría!! - Dijo emocionada.- Por cierto, ¿Cómo te llamas?
-Nahuel.
-Buena Nahuel, decime a qué hora y salimos.
Solo sonreí mientras pensaba que me iba a costar horrores no llevarla a mi cama esta noche.
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Dale a tu cuerpo alegría, Macarena.
ChickLit¿Cómo ser joven en el siglo XXI? #102 en chick lit el 12/4/2017 #91 en chick lit el 26/5/2017 #6 en novelaargentina. Acabo de entrar por casualidad y me encuentro con esta sorpresa hermosa! Gracias a les que leen, y prometo terminar esta hist...