CAPITULO 2.
Habían pasado algo mas de cinco años y por fin habíamos conseguido llegar al ultimo curso de bachillerato, nos dirigíamos hacia el aula DM3, que era en la que nos habían puesto según las listas. La verdad es que mientras íbamos al instituto, no parábamos de repetir que creíamos que no tendríamos la suerte de ir a la misma clase, pero para nuestro asombro, al darnos las listas la directora del colegio, nuestra sonrisa desveló la respuesta. ¡Iríamos juntas! Otro año en la misma clase, y encima segundo de bachillerato, iba a ser increíble, teníamos un buen presentimiento, y si en una cosa no fallábamos nunca era en las intuiciones. Teníamos diecisiete años y un curso por delante que sabíamos que seria duro, el mas duro, pero también sabíamos que iba a ser el mejor de nuestras vidas.
Cuando por fin habíamos conseguido acostumbrarnos a Londres y todo lo que eso conllevaba, a nuestros padres les comunicaron que este seria el ultimo año que deberían pasar fuera de España. Parece que todo lo bueno se acaba, nosotras lo sabíamos y por eso queríamos terminar el ultimo año con la sensación de que había sido lo mas increíble posible.
Hacia un año que la familia de Amanda y la mía vivíamos en casas separadas, por comodidad, aunque las cosas habían cambiado poco, porque vivíamos en la misma calle.
Al entrar en clase, nuestra cara cambio un poco, estaba llena de gente nueva, que no parecían tener ganas de hacer nuevos amigos, pero guiándome por lo que ya me había pasado anteriormente preferí darles una oportunidad e intentar hablar con ellos. Había claramente dos grupos bien diferenciados, por un lado estaban los siete u ocho del club de ciencias, con los que nos llevábamos muy bien, pero no como para considerarles amigos, y por otro lado, el grupo de los nuevos. Eran por lo menos 15 y no me sonaba la cara de ninguno. Nos acercamos a hablar con ellos y me llamó la atención un chico rubio no muy alto, pero que era muy guapo. Como no, a Amanda también le llamo la atención uno de los chicos, por suerte para las dos, no solíamos coincidir del todo en lo que a chicos se refería. A mi me solían gustar mas los chicos con cara de niños y a poder ser con una sonrisa bonita, y he de decir que tenia cierta preferencia por los rubios. Al contrario que a ella, que le gustaban algo mas mayores, morenos y altos. Pero eso no quería decir que a mi los chicos en los que se fijaba me parecieran feos o no me gustaran, si no todo lo contrario. Podíamos presumir de tener bastante buen gusto.
Una vez les habíamos saludado a todos, nos dimos cuenta de que podíamos llegar a llevarnos bastante bien con ellos. El chico rubio en el que me había fijado se llamaba Marcus y el moreno Nick. Nos dimos todos los números de teléfono para quedar algún día fuera del colegio. La verdad es que según pasaban los días nos lo pasábamos mejor con ellos.
El primer fin de semana de curso, decidimos hacer algo todos juntos, y nos fuimos a la bolera. Cuando llegamos me sorprendió gratamente el chico que estaba atendiendo, me sonaba su cara, pero no conseguí saber de que en ese momento. La verdad es que me dio igual no saberlo, era un chico bastante alto, moreno, con los ojos color miel y una sonrisa que me cortaba la respiración. Le pedí como pude que nos prepararan un par de pistas para dieciséis personas y apunte nuestros nombres. Estaba demasiado nerviosa como para darme cuenta de que no paraba de sonreírme, pero me limité a escribir nuestros nombres sobre el papel y pedirle nuestros zapatos sin apartar mi mirada del suelo.mCuando nos acompañó a la pista yo iba hablando con Amanda, que simplemente me miraba con una sonrisa burlona en la cara, la cual me hacia gracia, pero a la vez me mosqueaba bastante, porque ya estaría, como siempre, dandole vuelas a algo en la cabeza.
Llegamos a la pista y noté como alguien me cogía del brazo, para mi sorpresa era el chico que nos había atendido, que me sonreía y me miraba fijamente. Me dio un papel y me dijo que esperara a llegar a casa para abrirlo. Le mire con cara de asombro y le intente dejar claro con la mirada que no se hiciera ilusiones porque no pensaba abrirlo ni leerlo. Y era lo que realmente pensaba hacer. Segundo de bachillerato no era un año como para que yo me andara con jueguecitos y haciendo el tonto, y menos con un chico que no conocía de nada.
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LITTLE THINGS. [EDITANDO].
FanfictionHay veces que la vida te sorprende. Patricia no tenia buenos presentimientos cuando sus padres la dijeron que debían mudarse a Londres junto a otra familia, la de la chica que peor le caía de su instituto. Lo que Patricia no sabia es que ese gran c...