Capitulo treinta y uno.

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Capitulo treinta y uno.

Narra Harry.

Caminaba de la mano de Louis viendo a los animales del Central Park Zoo. Comíamos palomitas y reíamos de cualquier tontería.

-Mira, pingüinos. Kowalski, informe – bromeo Louis cuando vimos a los pingüinos.

-No sabía que te gustaban las comiquitas – le mire a los ojos.

-Y yo no sabía que hacías el amor tan bien – sonrió.

-Calla, alguien podría escucharte – baje la mirada sonriendo.

-¿Y? – Me atrajo hacia él – salgamos de aquí y vamos al hotel.

-Lou…

-¿Qué?

-No lo haremos aun, calma.

Louis me miro con un puchero y yo lo ignore. Seguimos caminando viendo los diversos animales. Me encantaron los osos polares y el tigre de nieve. Eran perfectos.

Louis decía bromas al azar y yo me reía de sus idioteces. Algunas personas-turistas- nos miraban las manos o simplemente susurraba cosas, pero ninguno de los dos le dio importancia. La gente local era tan simple y se diferenciaba de los turistas, tanto por la vestimenta, como por los gentos y el acento. Vimos otra pareja homosexual, pero esta era diferente. Se besaban y esas cosas en público, como si solo existieran ellos dos.

Louis también se dio cuenta y me sonrió. Dios, como lo amaba.

Narra Fizzy.

Taylor me enseño  donde se la pasaba, era un especie de callejón en la quinta avenida, entre la calle 37 y 38. Me presento a uno que otro amigo y comenzó a fumar. Todos eran igual a ella, vestidos de negro.

-¿Esta es tu chica? – una rubia de cabello más oscuro y ojos grises me miro mal. Cargaba un vestido negro, muñequeras, botas de tacón alto y una chaqueta de cuero negra  – ¿Una fresa?

-Puedes ir a jalarle los cojones a otro – puso su brazo sobre mi hombro.

-No te sientas especial por salir con la líder, ella lo hace solo por una noche, mocosa – me miro con gracia.

-¿Disculpa? – alce una ceja.

-Anda a joder a otra parte, Lindsay, déjala en paz – me tomo por los hombros y me planto un beso – es diferente.

Todos los presentes se giraron, mirándonos con asombro.

-¿Diferente? – Bufo ella con gracia - ¿Qué tiene una fresa de diferente?

-No soy una fresa, gótica.

-¿No? Mira tu ropa.

-¿Tú no te has mirado en un espejo? – Me solté del agarre de Taylor – No me conoces para decir que soy una fresa.

-¿Me estas retando, fresita?

-Basta – hablo Taylor – tu, te callas si no quieres que te arranque las extensiones, puta – fulmino con la mirada Lindsay – tu, nos vamos.

Tomo mi mano haciendo que todos los presentes murmuraran cosas, asombrados.

Tenía mucha rabia contenida, esa perra rubia oxigenada me había agarrado desprevenida. Taylor me miraba un par de veces, pero cuando se daba cuenta de que yo me había dado cuenta la desviaba. ¿Qué mierda había pasado allí? ¿Líder? ¿Diferente? ¿Qué mierda?

-Taylor – me pare en seco - ¿Qué mierda fue eso?

-¿Qué? – me sonrió.

-Esa mierda, Lindsay, líder, que soy diferente.

-Lindsay es mi ex, una zorra de primera. Soy líder de ese clan, de toda esa bola de emos. Eres diferente – se acerco a mi – diferente a todas.

-¿Diferente? – Me acerque a ella - ¿De verdad crees eso?

-No se lo digo a todo el mundo, creo que te diste cuenta hace unos minutos. – Me beso de pico rápidamente - ¿Quieres ir a un lugar más… privado?

-¿Qué haremos en él? – mordí mi labio inferior.

-Lo que tú quieras que hagamos.

Ella me hizo caminar unas diez cuadras atrás para ir de nuevo al Central Park, nos adentramos a uno de los lagos, a la parte este. La vegetación era increíble, el frio que hacía era maravilloso, todo era mejor aquí. Llegamos hasta un cierto punto en el que no había nadie a nuestro alrededor, ni siquiera los animalitos que caminaban por el parque. Nada. Ella se puso delante de mí, sonriendo, ¿Qué tenía esta chica?

-Quiero decirte… que no creo en el amor a primera vista – me tomo las dos manos – pero desde que te vi cotilleando a los dos gays, me cautivaste, Fizzy.  

-Debo admitir – me acerque a ella – que estamos iguales.

Ella unió nuestros labios, abriendo de una vez la boca para dar paso a su lengua. Nuestras lenguas comenzaron a rozarse hasta convertirse en una batalla, sus manos fueron a parar a mis nalgas, apretándolas como nunca pegándome hacia ella.

Narra Harry.

Eran las siete de la noche y Felicite no llegaba. Louis andaba como toda un fiera, daba miedo. Caminaba de un lado a otro refunfuñando, diciendo cosas y jalándose los cabellos mientras Niall y yo lo veíamos gracioso.

-esa mocosa de mierda… se va a enterar quien soy… maldita sea.

-Amor, ya cálmate.

-No, tenemos media hora esperándola. 

-Debe de haberse perdido… - dijo Niall calmando a Louis.

-¿Perderse? La hija de su madre se sabe New York como la palma de su mano… - se acerco a nosotros – nos largamos al hotel, ella vera.

Louis camino en dirección al hotel, aun refunfuñando. Me acerque a él y le susurre algo al oído para calmarlo.

-Puedes hacerme el amor cuando lleguemos, si quieres… - mordí su lóbulo. Sentí como sus hombros se dejaban caer, liberando la tensión en ellos.

-Bueno…

Bravery. Primera Temporada. Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora