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Pasé por la casa esa mañana. Todo se veía silencioso, solitario, pero sabía que estaban ahí. Llamé a la puerta y me abrió Niall. Era él.

-¿Qué?-fue lo único que atiné a decir

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-¿Qué?-fue lo único que atiné a decir.
Parecía que acababa de llegar. No se había quitado siquiera la campera. Entré y miré la escalera.
-Mi sobrina favorita me invitó a almorzar algún día, pero yo no podía esperar.-dijo y miró la escalera.-Recién se fue Zackary, me dijo que ella está triste, que las cosas se complican.
-Lo sé.-dije frustrado, llevándome las manos al rostro.
Escuché los pasos y pronto apareció con el cabello alborotado y una remera mía que le quedaba sobre las rodillas. Tenía la muñeca vendada, aunque viejas cicatrices lograban asomarse.
-Buenos días, Didi.-dije y ella volteó con rapidez.
La mueca de sorpresa nos hizo reír. Tenía los ojos muy abiertos y nos miraba alternativamente, como si llevara siglos sin vernos. No me gustaba sentir que llevaba demasiado sin verme.
-Creo que somos una buena sorpresa.-dijo Niall y ella corrió hacia él, abrazándolo.-Te extrañé tanto.-dijo levantándola del piso.
-Y yo a vos.-dijo. Acaricié su mano, deteniéndome en el tatuaje de la cruz y ella me miró.-No quería hacerlo. No sé... Yo no sé qué me pasó.
-Lo sé, hijita.-murmuré y besé su cabeza.-Vas a estar bien. Vamos a encontrar el camino para salir de esto, Didi.
-Perdón.-musitó y Niall la apartó con suavidad, dejando que yo la abrace.
No recordaba cuándo me había abrazado así por última vez. Diana me tomaba con fuerza, me tomaba como si quisiera que ya no me fuera.
-Vamos a desayunar, hijita.-susurré y ella asintió.
-¿Qué cantaste anoche?-preguntó.
-Carolina.
-¿La miraste por los dos?
-Si.-murmuré sin saber qué responder.-Tranquila.
-No se puede desayunar con el tío Niall.-dijo entonces.-Él siempre se termina las galletitas.
-Prometo dejarte alguna.-rió mi amigo.
-No lo dejemos comer.-dije y ella rió.
-Pero sí voy a dejarte.-dijo él y la miró.-Te lo prometo.
-Voy a confiar en vos, tío Niall. Espero que no me defraudes.
Nos sentamos en la mesa y vi como Fany se acomodaba junto a ella. Mientras el silencio lo llenaba todo, ella la apartaba el cabello del rostro, besaba su cabeza o mejilla o simplemente le tomaba la mano.
-Fany, necesito tu ayuda con...-dije saliendo de la cocina.
No terminé la frase. Eso era algo que siempre la había desesperado. Nuevamente, me siguió, intrigada por el final de mi pedido.
-¿Qué?
-¿Cómo la ves? ¿Qué puedo hacer? Yo...-me apoyé en la pared y la escuché reír con Niall.
-¿Qué pasó cuando fue a verte? Ella está muy sensible, Harry. ¿Qué le dijiste? ¿Qué pasó?
-Fuimos padre e hija. Fue como si la encontrara después de mucho tiempo. Estuvimos juntos, Fany. Yo no quiero volver a perderla. No quiero no poder hacer nada. No voy a perderla como a Caro.
-Ella no es Caro.-dijo acercándose a mí.-Ella no es Caro, Harry. Tenes que saber eso. No te olvides. Ella es Diana. Es la problemática, la que me vuelve loca. Es una personalidad completamente diferente. Te necesita, Harry. Tenes que entenderla. Tenes que... Tenes que ayudarme a cuidarla. Tenes que aceptar a Zackary. Tenes que aprender qué cosas dejar pasar y cuáles no.
-Hey.-dije, abrazándola.-Estamos los dos en esto. Estamos juntos en esto.
-Harry, te extraño.-murmuró entonces y la sostuve con más fuerza.-No así. Te extraño como... No lo sé. Como amigo. Te extraño como alguien con quien hablar, como alguien con quien criar a mi hija.
-Yo estoy acá.-dije acariciando su brazo una y otra vez.-Puedo quedarme en la casa una vez que termine el programa. Puedo hacerlo.
-Gracias.-musitó.
Las risas se habían apagado. Me asomé a la cocina y vi a Diana sentada junto a Niall, dibujando en una servilleta.
-Tu cuarto debe ser como una pasillo marcado de vandalismo.
-Lo es. Con Zacky siempre vamos remodelándolo. Hace mucho que no lo hacemos, igual.
-Si. Me enteré que no queres salir de tu casa.-quise que no lo mencionara, pero ya era tarde.-Así que decidí que hoy es nuestro día. Andá a cambiarte, Didi. Hoy vamos a recuperar todo el tiempo sin vernos. Tu mamá tiene que trabajar y tu papá tiene un programa.
-¿A dónde vamos a ir?-preguntó ella y noté cierta emoción en su voz.
-¿A dónde no?-preguntó él a su vez.-Vaya a cambiarse, señorita. Rápido.
-Pero si nos ven...
-Que nos vean.-dijo él y recordé el episodio de Liam.-Pero que no se acerquen. No quiero que nadie nos fastidie.
Definitivamente, Niall era el único que hacía las cosas bien.

Hacía demasiado tiempo que no lo veía, pero seguíamos siendo los mismos. Lo supe en el momento en el que el tío tomó su gaseosa, le quitó la tapa y me la dio.
-Siempre se me rompen.-aclaré, como cada vez que él hacía eso.
-Es que los empleados de los locales de comida rápida te odian porque saben que no suelo invitar a la gente a comer.
-Soy una persona necesitada de alimento y vos un buen tío.-dije.
-No. Lo que pasa es que te adoro demasiado y sé que te encanta la comida chatarra.
Me sentí chica, como cuando eso pasó por primera vez. Estábamos en el camerino los dos con la orden para llevar frente a nosotros. Se había hecho tarde y yo no había cenado. El tío, en ese entonces rubio, había pedido comida, improvisó una mesa con un par de sillas y me hizo tomar lugar frente a él. Lo primero que pasó fue que se me salió la tapa y la gaseosa me empapó. No se enojó como otro lo habría hecho. Movió nuestra mesa de lugar, me cambió la tapa del vaso y me puso una de sus remeras. Desde ese día cambia mi tapa cada vez que comemos juntos. Nunca lo olvida por más ocupado o enojado que esté por algo. Era el único que nunca olvidaba las cosas.

Las luces bajaron y empezó a sonar la música. Todo era silencio entre el público. Sonreí. La gente tenía un cariño especial por la canción Two Ghosts. Alguien gritó y miré. Niall. Quise reír, pero lo delataría y eso sí que sería un caos. Miré a su lado y me topé con los ojos de Diana. Empecé a cantar y me atreví a cambiar la letra. Mencioné su remera negra y que creía que tenía los mismos tatuajes y ella rió asintiendo antes de abrazarse a su tío. Me gustaba verla reír y ser quien lo lograra.

 Me gustaba verla reír y ser quien lo lograra

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-Uy.-dijo James una vez que acabé la canción.-Styles, eso fue hermoso.
-¿Lo fue?-bromeé y la miré de reojo.
-Si. Vamos. Ronda de preguntas con Harry Styles.-el público comenzó a gritar y ella a reír sin soltar a Niall.-¿Cómo te trata el sillón?
-Es más corto que yo.-admití.-Sabes, tengo una cama cara en casa.
-Pero no creo que en casa te visiten así.-dijo él y lo miré confundido.-Alguien vino a verte todos estos días.
Entonces pasaron una grabación del día que Diana y yo dormimos juntos. Seguida a esta, apareció otro video en el que ella llegaba hasta la puerta y la miraba por horas antes de irse. Y por último, una grabación en la que ella entraba y me cubría mejor con las sábanas antes de sentarse en el piso, tomando mi mano, y permanecía ahí por horas. La miré y ella bajó la mirada al instante.
-Una chica, Styles. ¿Nueva novia?
-No.-me apresuré a decir.-Ella...- la miré y supe lo que tenía que hacer.-No sé quién es. Entró llorando el primer día,-no me atreví a mirarla.-nunca creí que había vuelto.
-Pero...
-Vamos a un corte, James.-pedí al verla salir con rapidez.
Sin aguardar respuesta, corrí tras ella. No dejaría que de fuera. No podía. La tomé por el brazo y Niall puso su mano en mi hombro.
-No puedo decirlo, Diana. No puedo...
-No me toques, Harry.
-No. Diana. Pará.-pedí.-No puedo decírselo al mundo.
-Quiero irme, Harry.- la voz se le quebró y ella retorció el brazo hasta que se lo solté.-Ya quiero irme.
-No.-pedí y la junté a mi pecho.-No te vayas.
-¿Qué pasa acá?-preguntó James y ella se volvió pequeña en mi pecho.
-Es mi hija.-dije.- Diana es mi hija. Pero no voy a volverla parte de un mundo de fama donde sé que ella tampoco va a querer estar.
Ella cerró sus brazos en torno a mí y besé su cabeza. James la miró largos instantes antes de sumarse al abrazo. Reí. Así era él.
-Está bien. Vamos a intentar apagar el tema en las redes.-dijo.-Vuelvo solo, hacé que esta chica deje de llorar. Los padres no hacen llorar a sus hijas.-ella rió ante el reto de él.
-Soy un padre fatal, James.-dije.-Voy a llevarme a esta niña y a solucionarlo todo.-él asintió y volvió al aire mientras yo la llevaba al camerino.
-Voy a darle una mano.-dijo Niall y siguió a James.
-Didi, no te quiero en el mundo de las cámaras.-dije.-No te quiero ahí, de verdad.
Ella no respondió, sólo permaneció abrazada a mí, con el rostro enterrado en mi camisa. Suspiré y tomé asiento, abrazándola con fuerza y besando su frente.
-¿Viniste todas esas veces?
-Te extrañaba.-murmuró.
-¿Y por qué no me despertaste?
-No sabía si me extrañabas.
La junté a mi pecho y guardé silencio. Sabía que ella no lo mencionaba, pero el motivo era que ambos sabíamos que yo extrañaba a Caro.

Hey angelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora