Tres meses más y las vacaciones decembrinas por fin estarían a la vuelta de la esquina, ya comenzaba a saborear esos esquíes en los Alpes suizos o unas vacaciones con la familia de Balmoral, un descanso eterno era lo que pedía mi cuerpo a gritos. El semestre estaba siendo muy difícil.
Tomé una ducha rápida, mi alarma no había sonado de nuevo o sino yo medio dormida lo había apagado. Me vestí con unos Jeans y una camiseta sencilla, me coloqué los zapatos deportivos y me colgué la mochila al hombro.
Baje al comedor. Mis pisadas rápidas resonaban por toda la sala.
-Jovencita, ¿Corriendo de nuevo?
Mi padre me miró a través de sus anteojos, haciendo el periódico a un lado.
-Lo siento, el despertador no ha sonado de nuevo. – Me disculpé.
Les brindé un beso a cada progenitor, era mi saludo de buenos días.
-Por favor Charlotte, siéntate, no debes irte con el estómago vacío.
-Tomaré una manzana, bastará. – Tomé la manzana más grande y jugosa de todas del frutero.
-Niña, esta mañana le he preparado wafles. – Gail me sorprendió con un plato lleno de wafles y miel de maple.
-Gail, lo siento, será para más tarde, Hoy me espera un día muy largo. – Le di un beso en la mejilla en disculpa.
-¿Se lo lleva de almuerzo?
Estaba tentada a decir que no, pero sus ojos me lo negaron, era mi ama de llaves consentida.
-Está bien. – Acepté.
Gail volvió en menos de dos minutos con una bolsa de papel, lo cual contenía mi desayuno.
-¿Nos prometes que próximamente comerás mejor?
-Lo prometo padre.
Me acerqué de nuevo a su lugar para despedirme con un abrazo y un beso. Hice lo mismo con mamá.
-Cuídate cielo.
-Si madre.
Salí espabilada a la puerta principal donde el chofer me esperaba.
Miré el reloj y solo quince minutos me anunciaban que estaba justo de hora. La universidad podía ser agotadora para cualquiera, pero más para alguien que está por graduarse.
-¿A las dos en punto señorita? – Mi chofer me recordaba la hora de salida.
-Así es Raúl, a las dos en punto te veré aquí mismo, que tengas un bonito día.
-Gracias señorita, igualmente.
Baje del auto con ayuda de Raúl y la multitud comenzó a reaccionar. Sí, otro día más a estudiar sin parar, para poder ser alguien con autoridad en la vida. Un día más de luchar por sobresalir.
-Raúl - Llamé su atención. - Gail te manda algo. – Le extendí la bolsa de papel.
Me miró extrañado.
-Señorita, no creo que eso sea exactamente para mí.
-Si claro que sí. Me ha pedido que se lo diera.
-Señorita me parece que no podré aceptarlo – Miro dentro de la bolsa - es su almuerzo.
-Es mentira. – Dije sin darle importancia.
-Entonces porque dice "Propiedad de Charlotte Reynolds. PD: Raúl no te lo comas"
Miré dentro de la bolsa, sí, esta vez Gail se había encargado de agregar una nota.
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¿Jugamos? EDITANDO.
RomanceEva Charlotte Valentina, princesa de Italia. Es una joven universitaria que se ha mudado a Canadá con sus padres para salir de la prensa italiana y vivir una vida normal. Sin esperar nada de su nueva vida, el destino la sorprende y su nuevo profesor...