La cena no fue tan buena como lo esperaba, pues Diamond se quedó a compartir mesa, no lo esperaba, pero tampoco me asombro verlo ahí, me sentía algo incomoda, mientras que el parecía relajado y con su semblante de "hago buenos amigos".
El pasar de las semanas fue normal, asistía a mis clases, a mis castigos por la tarde que ahora eran más que castigos y no había vuelto a ver a Julián desde aquella advertencia así como tampoco volví a recordar aquel beso de semanas atrás con Diamond.
-Por fin contestas.
-Lo siento David, pero voy tarde hacia mi clase de contabilidad, ¿Hablamos más tarde? – Se me dificultaba caminar por los pasillos.
-Solo tardare cinco segundos. – Me recargue en una pared para apoyarme.
-Bien entonces dímelo.
-Vale, ya he hablado con papa y mama, al parecer todos hasta tú ya aceptaste mi decisión, me alegro mucho, no sabes la felicidad que tengo y además quería disculparme. Por otro lado te quería avisar que...
No sé si seguí escuchando aquella conversación o ya había colgado, lo único que podía observar eran a aquellas dos personas que al parecer se conocían más que mejor, quería apartar la mirada, pero no podía, pensaba que él y yo ya estamos formando un lazo de amistad pero al parecer solo había logrado que me tocara a mí los humores buenos ya que alguien por la mañana arreglaba los malos.
Sin darme cuenta aun, mis cosas se cayeron y quería en ese preciso momento echarme a llorar, pero ¿Por qué? Además ninguno de los dos tenía una conexión aun.
-Charlotte, ¿Me estas escuchando?
-¿Qué? ¿Qué? – Volví a fijarme en la conversación.
-¿No me estas escuchando? He escuchado que algunas cosas se cayeron, ¿Estas bien?
-Sí, si claro.
-Charlotte, bueno, lo que te decía era que...
-Señorita Reynolds, ¿Qué hace aun en el pasillo?
Los zapatos tan relucientes nunca engañaban a cerca de su dueño.
-Voy a clases.
-Pero si la veo recogiendo sus cosas.
-Se me han caído.
Levante la vista y no pude esperar poco al ver pasar a la puta de Bennett.
-Apúrese entonces o sino tendrá una falta más y ya que nos llevábamos bien.
-No puede apurarme, no es mi padre. – De pronto mis ánimos cambiaron
-¿Qué dice?
-Que salga de mi camino, voy tarde, usted mismo lo ha dicho, así que con permiso. – Me volví a colgar la mochila, agarrar mis cosas y equilibrarme con todo para salir con la cabeza en alto de aquel maldito lugar.
-David, lo siento, ¿Qué te parece hablar más tarde?
-¿Problemas con el profesor?
-Más bien con un estúpido. Te quiero, voy tarde a clases.
Sin más interrupciones colgué y seguí con mi pesado día que me esperaba.
-Charlotte, hace días que no sé nada de ti.
-No es momento Julián, voy tarde a casa y además tengo otras cosas que hacer.
-Solo un momento por favor.
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¿Jugamos? EDITANDO.
RomanceEva Charlotte Valentina, princesa de Italia. Es una joven universitaria que se ha mudado a Canadá con sus padres para salir de la prensa italiana y vivir una vida normal. Sin esperar nada de su nueva vida, el destino la sorprende y su nuevo profesor...