Capitulo 20

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La cena no fue tan buena como lo esperaba, pues Diamond se quedó a compartir mesa, no lo esperaba, pero tampoco me asombro verlo ahí, me sentía algo incomoda, mientras que el parecía relajado y con su semblante de "hago buenos amigos".

El pasar de las semanas fue normal, asistía a mis clases, a mis castigos por la tarde que ahora eran más que castigos y no había vuelto a ver a Julián desde aquella advertencia así como tampoco volví a recordar aquel beso de semanas atrás con Diamond.

-Por fin contestas.

-Lo siento David, pero voy tarde hacia mi clase de contabilidad, ¿Hablamos más tarde? – Se me dificultaba caminar por los pasillos.

-Solo tardare cinco segundos. – Me recargue en una pared para apoyarme.

-Bien entonces dímelo.

-Vale, ya he hablado con papa y mama, al parecer todos hasta tú ya aceptaste mi decisión, me alegro mucho, no sabes la felicidad que tengo y además quería disculparme. Por otro lado te quería avisar que...

No sé si seguí escuchando aquella conversación o ya había colgado, lo único que podía observar eran a aquellas dos personas que al parecer se conocían más que mejor, quería apartar la mirada, pero no podía, pensaba que él y yo ya estamos formando un lazo de amistad pero al parecer solo había logrado que me tocara a mí los humores buenos ya que alguien por la mañana arreglaba los malos.

Sin darme cuenta aun, mis cosas se cayeron y quería en ese preciso momento echarme a llorar, pero ¿Por qué? Además ninguno de los dos tenía una conexión aun.

-Charlotte, ¿Me estas escuchando?

-¿Qué? ¿Qué? – Volví a fijarme en la conversación.

-¿No me estas escuchando? He escuchado que algunas cosas se cayeron, ¿Estas bien?

-Sí, si claro.

-Charlotte, bueno, lo que te decía era que...

-Señorita Reynolds, ¿Qué hace aun en el pasillo?

Los zapatos tan relucientes nunca engañaban a cerca de su dueño.

-Voy a clases.

-Pero si la veo recogiendo sus cosas.

-Se me han caído.

Levante la vista y no pude esperar poco al ver pasar a la puta de Bennett.

-Apúrese entonces o sino tendrá una falta más y ya que nos llevábamos bien.

-No puede apurarme, no es mi padre. – De pronto mis ánimos cambiaron

-¿Qué dice?

-Que salga de mi camino, voy tarde, usted mismo lo ha dicho, así que con permiso. – Me volví a colgar la mochila, agarrar mis cosas y equilibrarme con todo para salir con la cabeza en alto de aquel maldito lugar.

-David, lo siento, ¿Qué te parece hablar más tarde?

-¿Problemas con el profesor?

-Más bien con un estúpido. Te quiero, voy tarde a clases.

Sin más interrupciones colgué y seguí con mi pesado día que me esperaba.

-Charlotte, hace días que no sé nada de ti.

-No es momento Julián, voy tarde a casa y además tengo otras cosas que hacer.

-Solo un momento por favor.

¿Jugamos? EDITANDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora