Mi celular sonó, al tercer timbre conteste.
-Susana, ¿Qué pasa?
Oí un grito en la otra parte de la línea.
-No me lo creo, no me lo creo. ¿Me dirás que esto es para mí? – Susana aún seguía gritando por el auricular.
-Bueno, no creo tener otra mejor amiga que no eres tú.
-¿Cuánto te ha costado? ¡Cielos Charlotte! Es la mejor sorpresa de mi vida.
-No importa cuanto haya costado, el sentimiento es lo que vale.
-¡Rayos señorita! Tendré que esforzarme más para tu próximo cumpleaños.
-No es nada, con tu amistad me basta. – Una nueva llamada entraba en línea – Espera, creo que alguien más llama.
Mire de nuevo la pantalla de mi celular y era Sebastián.
-¡Mierda Charlotte! Esto sí que es una pasada.
Me reí.
-No sean dramáticos por favor, con un gracias es suficiente.
-¿Sebastián eres tú? – Pregunto Susana.
-¿Estas en la línea igual? – Él contesto.
Esto parecía que podría ser una larga llamada.
-¿Chicos me esperad? Estoy en la mesa con mis padres, ¿Les parece que les llamo por Skype?
-Oh lo sentimos, vale esperamos. – Respondió Susana.
Colgué a ambos.
Papa y mama se quedaron observándome.
-¿Qué es lo que traman? – Pregunto papa.
-Oh nada, es solamente que les he traído algunos regalos y han exagerado con sus expresiones.
-Ya vemos, si quieres puedes subir a hablar con ellos Charlotte. No nos molesta.
-¿Enserio mama?
-Si adelante hija. – Papa me dio el permiso.
-Está bien, solo me llevare fruta para terminar de hablar con ellos.
Me acerque a la cocina y le pedí a Gail que me sirviera un sándwich completamente enorme. A pesar de solo haber comido un poco del plato en la cena me quedaba con hambre y la fruta no ayudaría.
-Si niña, enseguida se lo llevo.
-Gracias.
Pronuncie y lo más rápido que pude llegue a mi habitación.
Conecte la computadora y enseguida los tres ya estábamos en sintonía.
-Vaya niña, esta vez sí que te has pasado.
-Sebastián te lo he dicho, solo es un presente.
-Por supuesto que es un presente carísimo. ¿De dónde has quitado la millonada?
-¿Acaso importa?
-Claro que importa mujer, ¡Son marcas reconocidas! Y además, no son cualquier prendas, son prendas de alto prestigio, hasta puedo decir que la realeza ocupa esto.
Comencé a reír nerviosamente.
-¿Qué dices Susana? Son solo alucinaciones tuyas, son prendas que cualquiera puede costear, a mí me hace feliz que ustedes lo estén.
-¿Quién no estaría feliz con estos regalos? Dime tú, si son lo que cualquiera quisiera. A ver Susana, muéstrame el tuyo. – La conversación, ahora era entre ellos dos.
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¿Jugamos? EDITANDO.
RomanceEva Charlotte Valentina, princesa de Italia. Es una joven universitaria que se ha mudado a Canadá con sus padres para salir de la prensa italiana y vivir una vida normal. Sin esperar nada de su nueva vida, el destino la sorprende y su nuevo profesor...