Capitulo 35

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Jueves. Hubieron lágrimas antes de partir a Italia de nuevo, y esta vez no solo fueron las mías, sino que las de mama también. David como buen roble que se hacía llamar no derramo ninguna, pero su semblante estaba lo más triste que se podría observar. Las despedidas no eran lo mío, así que trate que fueran lo más rápida posible, dimos las gracias por el hospedaje a los reyes, le deseamos la mayor felicidad a la nueva pareja y le di un último abrazo a mi hermano.

Así como habíamos llegado, así nos habíamos regresado, el mismo avión, el mismo protocolo de recibimiento, solo que ahora lo que cambiaba era el sentimiento. Sabíamos que no volveríamos a hacer los mismos 4, pero por lo menos la felicidad de uno nos bastaba para todos.

-Mama, ¿Qué sigue ahora para nosotros? – Pregunte ya estando sentados los tres en el avión.

-Volver a ser nosotros mismos cielo, pronto volveremos a Canadá, no te preocupes. – Mama beso mi cabeza como si me fuera aquella niña pequeña que tenía miedo de las arañas.

-Alteza. – El secretario de papa se había acercado.

-¿Qué pasa Johan?

No dijo una palabra más, solo le mostro los periódicos y las revistas que habían salido apenas esta mañana.

Como era de esperarse, mama y yo nos acercamos para saber qué era lo nuevo que decían los periódicos. Papa tomo un periódico y sin creérmelo, ahí, en primera plana aparecíamos los tres llegando a Noruega, en otra revista, no éramos los principales protagonistas, sino que el crédito se lo llevaban ahora los novios, sin destacar que dentro de su reportaje se hacía más presente nuestra nueva aparición.

En casi todas las portadas nos encontrábamos nosotros tres como principales protagonistas de aquel evento, en los reportajes no se dejaba de hablar de las fabulosas prendas y de cómo había evolucionado mi persona. Sin dejar de mencionar que hacían comparaciones de la última vez que me habían visto. En esos instantes no sé qué era peor, si ser yo el centro de atención y no el compromiso o el que las revistas ahora se empeñarían por saber en dónde vivo.

-No pensé que esto llegaría a tal grado – Papa miraba cada uno de los reportajes.

-Sabíamos a lo que nos enfrentaríamos querido. – Mama acaricio su brazo.

Mi cara no tenía otra expresión más que la de miedo y preocupación.

-Tranquila Eva, todo se solucionara cuando regresemos. – Papa me brindaba palabras de aliento para que no me preocupara.

Pero ya era tarde, sabía que algunas cosas cambiarían a nuestro regreso.

Habían muchas personas fuera del portón del palacio, esperando poder capturar una buena foto de nuestros rostros recién aparecidos en las revistas internacionales. Muchas cámaras veía cerca de los cristales del auto que nos adentraba al palacio, el pánico poco a poco se apodera de mí, pues era exactamente lo que no quería.

-Altezas – Uno de los mayordomos nos detuvo en el pasillo con una reverencia. – La reina los espera ahora mismo en la sala de estar.

Papa y mama se miraron y aceptaron la orden que el mayordomo les había dado.

-Eva, tu puede ir a desayunar cielo, si así lo quieres, nosotros pasaremos con tu abuela. – Papa me beso la coronilla y ambos se dirigieron a la sala con el mayordomo.

Mientras que yo apenas me acoplaba a aquel lugar, no sabía a donde ir, pues los pasillos me confundían mucho.

-Alteza – Un rostro conocido se había hecho presente.

-¿Martina cierto?

-Así es alteza, un gusto que este de nuevo en el palacio. ¿Cómo ha ido el compromiso?

¿Jugamos? EDITANDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora