Capitulo 23

16.8K 779 80
                                    

-¿Ya la has visto?

-La tengo en mis manos, no puedo creer que hasta en esto hayan gastado.

-Tradiciones son tradiciones.

-¿Qué tengo que llevar?

-Como si no lo supieras. Tu tranquila, cuando llegues al palacio, Daniela, la del protocolo te dirá.

-¿Dónde quedo Sergio?

-No lo vi después de que regrese de Canadá, creo que la abuela le ha dado vacaciones o tal vez ya le dio de baja.

-No, de él tengo muchos recuerdos. Y para ser sinceros, me encantaba que él fuera mi maestro de protocolo.

-No te preocupes, Daniela lo hará bien.

-Ya veremos, ya veremos.

-Lo siento hermanita, tengo que colgar. Isabella quiere que ambos escojamos el buffet para esa noche.

-Está bien, divierte. - Ambos colgamos.

No podía creer que la fecha se aproximaba y lo peor del caso, era que aún no sabía si mis padres tendrían ya un plan para cuando regresáramos de Italia. Esto me parecía completamente un caos.

-Charlotte, ¿No bajaras a comer? – Tenía la cabeza en otra parte.

-Lo siento Gail, creo que hoy no, ¿Podría alguien subírmela?

-Señorita, pero sus padres están abajo.

-Entonces es mejor que baje, gracias por avisar.

Siempre que hablaba con David, algo de nostalgia quedaba impregnado en mi cuerpo.

-Cariño, ¿Qué te pasa?

Tome asiento en el comedor.

-Nada mama.

-¿Has visto la invitación cierto?

-Si.

-¿Quieres hablarlo?

-Prefiero comer.

Mama como era de esperarse, no iba a quedarse quieta con una simple respuesta, pero tampoco decidió seguir preguntando. Los tres comimos en silencio.

Cuando termine, estaba dispuesta a subir a mi habitación.

-Charlotte, ven. – mama está situada en aquel sillón.

-Mama, tengo cosas que hacer. – Trataba de zafarme de aquella plática.

-Cariño, tenemos que hablar, sabes que no me gusta verte así.

Regrese a su lado en el gran sillón, donde ella se disponía a leer. Mama como era costumbre, me recibió con los brazos abiertos y me dio sus suaves caricias como ella solo sabe hacerlo.

-¿Aun no lo asimilas? – Seguíamos abrazadas.

-No mama y me duele mucho. – Las lágrimas amenazaban con salirse.

-Cariño, no te mortifiques, sabemos que esto algún día iba a pasar, pero tranquila, cuando tú ya tengas a alguien te aseguro que no te acordaras de él.

-Pero mama no se trata de una cuestión de amor, se trata de mi hermano y de su corta edad de quererse casar. No compartimos mucho tiempo juntos y ahora que ya lo podíamos hacer sin estarnos escondiéndonos, él llega con la noticia y todo se derrumba.

-Cielo, sé que lo amabas tanto como yo los amo a los dos, pero ambas sabemos que el dolor no durara mucho hasta que lo afrontes.

-Espero y pueda superarlo pronto.

¿Jugamos? EDITANDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora