-Oye, ¿Qué te paso ayer? Ninguno de los dos te vimos cuando la fiesta termino.
-Susana, hoy no por favor, tengo muchas cosas en la cabeza. - Mi tono era molesto.
-¿Charlotte, estas bien? – Se plantó enfrente, me tomó del brazo.
-Te estoy diciendo que no me encuentro bien, por favor déjame ir a clases. – Grité.
-Ven aquí. – Sin soltarme el brazo me miro a los ojos.
Susana me abrazo y Sebastián se unió. Debía de contener las lágrimas. Debía ser fuerte, no podía llorar en medio de un pasillo y mucho menos en el instituto.
-Pequeña, lo sentimos por dejarte sola si es por lo de ayer, prometemos que ya nunca volveremos a llevarte a lugares de perdición. – Sebastián susurró.
-No es por eso, ha sido otra cosa, me la pase bien, a pesar de terminar mal la noche. El alcohol hasta hoy me está haciendo efecto, me duele la cabeza.
Nos separamos del abrazo.
-Podemos hablarlo cuando quieras, no hay presión cielo.
-Gracias. – Los mire a la cara y me encamine a mi primera clase de economía.
Inhale profundamente y antes de cruzar la puerta de mi primera clase, me dije a mi misma que hoy sería un buen día, no lloraría y mucho menos me vería triste. La misma versión de la chica feliz debía de presentarse hoy.
En mi momento libre Julián me encontró.
-¿Estás bien? – Su cara era de preocupación.
-Sí, creo que mejor que ayer. Gracias por llevarme a casa, estaba perdida, en verdad gracias.
-No tienes nada que agradecer Charlotte, sabes que siempre contaras conmigo. – Me abrazó y me besó la coronilla. - ¿Te veo a la hora de la salida?
-No, hoy no, creo que hoy estaré ocupada en casa. ¿Te parece si yo te marco?
-Bien, no insistiré. Solo recuerda que aquí estoy.
Esta vez lo abrace yo, muy fuerte.
-Gracias.
Me beso la mejilla y se fue a su lugar de trabajo.
Estaba debatiendo conmigo misma si debía o no de ir a mi última clase, él se daría cuenta que me ha afectado y no debo de mostrarme así, analice los pros y contra, sin llegar a una conclusión correcta al final solo opte por entrar en esa aula.
Tome mi asiento detrás de mis amigos y me planee a hacer garabatos.
Su presencia ahí estaba, sus ojos me miraban, su voz no era la misma, no le tomaba importancia a la clase. Ninguno de los dos sabía que estaba haciendo.
-Señorita Reynolds, ¿me puede decir que es lo que acabo de explicar del nuevo tema?
Sin levantar la mirada de los garabatos contesté.
-Lo siento, no he prestado atención.
No replico, no insistió. Y su clase continúo. No levante la mirada, no deje de hacer garabatos. Solo contaba los minutos para que terminara.
-Señorita Reynolds se quedará después de clase, le extenderé un castigo. – Su voz se escucho muy demandante.
No replique, no hice caso.
-Clase ya se puede retirar. – Retiro a todos, como si no los conociera.
No me levante. Espere a que el salón se vaciara y él solo dijera las mentiras.
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¿Jugamos? EDITANDO.
Roman d'amourEva Charlotte Valentina, princesa de Italia. Es una joven universitaria que se ha mudado a Canadá con sus padres para salir de la prensa italiana y vivir una vida normal. Sin esperar nada de su nueva vida, el destino la sorprende y su nuevo profesor...