Día 6

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17 de octubre, 1973

Parecía que la calma no cesaría.

Esa noche Amanda despertó con una terrible angustia en el pecho que casi no la dejaba respirar. Todo apuntaba a que pasaría todo el día en cama. Aun no amanecía, y solo se escuchaban los ronquidos de Niall.

Se puso de pie tambaleándose en medio de la oscuridad. Cruzó el pequeño pasillo hasta llegar a la cocina, en donde se sirvió un vaso de agua. Lo tomó de un solo trago y luego volvió a su cuarto.

Se acostó sintiendo el calor que había perdido tras levantarse. En seguida la tranquilidad que le había brindado el vaso de agua, se derrumbó. Sintió un terrible dolor y las lágrimas no demoraron en caer. Se acurrucó abrazando su cuerpo mientras mantenía sus ojos fijos en la pared.

Los sollozos se podían escuchar por todo el apartamento.

Niall, no demoró mucho en despertar. A penas abrió los ojos y agudizó el oído cuando se percató de los lamentos en el cuarto de al lado. En ese momento supo que algo pasaba con su inquilina.

Salió de su guarida y a pasos sigilosos, se metió dentro de la que era su habitación.

Vio a Amanda echa un ovillo sobre la cama, totalmente inmóvil. Únicamente sabía que estaba viva porque escuchaba los fuertes sollozos.

-¿Estás bien? - preguntó sentándose en el borde de la cama.

La castaña se sentó rápidamente al escuchar la voz de Niall, y como a sus pies el colchón se hundía. Limpió sus lágrimas y respiró profundamente intentando normalizar su respiración.

-Si. Estoy bien - dijo.

Pero la voz se le quebraba. Era muy difícil creerle.

-Amanda, si...

-No estoy bien - volvió a hablar y esta vez dejó salir toda la ansiedad que le apretaba el pecho - No se que hacer. Estoy desesperada - Niall se quedó helado. No sabía como actuar - No tengo a nadie. Estoy sola. Daniel se fue, al igual que mi padre. ¡Se los llevaron a los dos! ¿Por qué yo no me fui con ellos?

Las lágrimas seguían cayendo por su rostro, cada vez con mayor entusiasmo.

Niall al verla de esa manera, olvidó por completo todo temor o vergüenza y se acercó hasta Amanda, para envolverla en sus brazos.

La castaña se dejó caer sobre su torso, sintiendo toda la calidez y protección que necesitaba.

-Todo va a estar bien - murmuró el rubio mientras acariciaba su cabello con delicadeza - Vas a estar bien.

La habitación seguía en completa penumbra, y solo se podía escuchar la calmada respiración de Niall y los sollozos cada vez más pausados de Amanda.

Al pasar los minutos, algo extraño se instauró en el corazón del rubio.

Sintió como si aquella escena ya la había vivido. Recordaba lo que era estar junto a ella, consolándola en medio de la madrugada. Su menudo cuerpo se acoplaba perfectamente al suyo, y sus manos suaves y frías de a poco volvían a su temperatura.

30 días •n.h• TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora