Día 23

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3 de noviembre, 1973

Bajo los suaves brazos de Niall, Amanda se sentía segura. No comprendía cual era el motivo, pero podía sentir como la energía tranquilizadora de su compañero se traspasaba continuamente a su organismo cada vez que él la sostenía entre sus brazos. Y no era solo eso. Las persistentes caricias que este a su vez trazaba con sus dedos sobre su piel y cabello, le confirmaban el cariño que sentía por ella.

Sin querer se había acostumbrado a sentirlo cerca, a que sus respiraciones se mezclaran para luego volverse una.

¡Era una locura! Si se pensaba la situación de exiliada en la que Amanda se encontraba. Sin embargo para ella no lo era, al contrario, se alegraba de tenerlo a su lado y que la conexión fluyera con éxito entre ambos.

-¿Te sientes mejor? - el mismísimo protagonista de sus pensamientos, la trajo de vuelta a la realidad.

-Si - musitó con una sonrisa, pese a que aún sentía sus ojos hinchados por el llanto - Gracias, Niall. Otra vez - dejó salir de pronto.

En verdad estaba demasiado agradecida por todo lo que él hacía por ella. Jamás en la vida imaginó que alguien pudiera contenerla de esa manera, a excepción de Daniel, claro.

-No tienes que decirlo - respondió con modestia.

Amanda se acomodó sobre el colchón que ocupaba casi toda la habitación, hasta quedar mirando las profundas orbes de su compañero, las cuales en medio de la oscuridad, parecían dos perlas en el fondo del mar. Su pierna quedó extendida sobre las de él, aumentando aun más el contacto que sus cuerpos mantenían.

-Es lo mínimo que puedo hacer - la castaña habló luego de unos minutos en los que se había perdido acariciando la tersa piel de las mejillas de Niall.

-Me gustas, Amanda. Y solo quiero verte bien - anunció con sinceridad.

La joven se sintió desfallecer ante aquellas palabras. Más afortunada no podía ser. Él era un ángel caído del cielo. Lejos lo mejor que le pudo haber pasado en medio de aquella tormenta

-Te mereces lo mejor de este mundo. Eres el ser más dulce de este planeta, Niall - la sinceridad parecía caer nuevamente entre ellos - A mi también me gustas - lo dejó salir sin ningún tipo de resentimiento.

Y se sentía extraño, porque de alguna manera su ser pudo descansar del constante recuerdo de su fallecido novio.

Sabía que debía dejar atrás las memorias y pensar en su futuro. No tenía más opciones. Era ser optimisma o dejarse morir como hace unas horas atrás lo había hecho. No eligiría la segunda, tenía más que claro que no llegaría a ninguna parte con esa mentalidad.

Y en ese instante, toda la neblina oscura que cubría su ser se esfumó por completo. Vio todo como era realmente, y sin pensarlo dos veces lo dejó salir.

-La verdad, es que te quiero.

Niall al escucharla se quedó en completo silencio, admirando cada facción de su compañera. Desde sus mejillas que rápidamente se tiñeron de un bonito carmesí, hasta sus ojos café que buscaban con desesperación alguna señal de aprobación ante su confesión. Pero, ¿qué podía decir? Lo había pillado totalmente por sorpresa, y no podía pensar con claridad, atar cabos era imposible en ese momento. Y no porque él no la quisiera, muy por el contrario, la quería más de lo que era capaz de admitir.

30 días •n.h• TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora