9 de noviembre, 1973
Amanda caminó por el pasillo a pasos lentos, mordiéndose los labios y pensando en como iba a persuadir a Ricardo. Se envolvió entre sus brazos queriendo guardar el calor en su cuerpo, pero parecía en vano. Se paró cerca de sofá observando como el humo de la taza de café de su amigo se disipaba por el aire.
Ricardo estaba sentado, envuelto en una manta, mirando la vida y pensando en su nuevo futuro. Sonrió a si mismo intentando darse ánimos para afrontar lo que se le vendría, sin embargo, no podía dejar de sentirse mal. La felicidad estaba empezando a hacer tan momentánea que la vida le parecía una mentira, un juego mal apostado. Sintió a sus espaldas la respiración de Amanda e inclinando levemente la cabeza invitó a la castaña a sentarse junto a él, la cual inmediatamente se metió bajó la manta y abrazó a su amigos, aferrándose con desesperación a él, pidiéndole por favor que no se fuera.
-¿Qué tengo que hacer para hacerte cambiar de opinión? - le preguntó Amanda , mirándolo a los ojos, intentando buscar la respuesta.
Ricardo suspiró y cerró los ojos. Sabía que podía quedarse, pero no quería causar más problemas. Ya lo habían salvado un par de veces y no podía pretender que lo hicieran para toda la vida o al menos por mucho tiempo más.
-La decisión está tomada - le sonrió mientras le tomaba la mano a la castaña, la tenía muy helada y entre sus dedos se condensaba.
-Sabes que puedes quedarte - volvió a insistir - Niall te consiguió un lugar muy bueno y cómodo.
-Lo sé, cariño. Pero en este país ya no estoy a salvo.
Ricardo levantó su brazo dejando a la vista la herida que con desesperación imtentaba cerrarse. Su amiga tragó con fuerza. Sabía perfectamente lo que había ocurrido.
-Eso es mentira - negó Amanda. De verdad que estaba desesperada. No quería que su amigo la dejara y se fuera a un país lejano sin conocer nada ni a nadie - Por favor, quédate.
-No puedo, mi niña. No puedo seguir exponiéndolos a que algo les pase.
-Con Niall estamos bien. Nada nos pasará.
-Amanda - suspiró cansado. La decisión ya estaba tomada y no estaba sujeta a ningún tipo de cambios - Sabes perfectamente lo que ocurrió.
Niall y Ananda salieron de casa muy temprano por la mañana y dejaron durmiendo a Ricardo, quién a eso de las nueve de la mañana salió de la casa pars encontrarse con unos amigos. Cuando estaba saliendo por la puerta principal del edificio había un grupo de hombres con las caras cubiertas quienes lo amenzaron y le hicieron diferentes cortes a lo de su cuerpo. Ante la desesperación, Ricardo volvió a refugiarse en el pequeño departamento, esperando que sus amigos llegaran pronto. No lo hicieron, por lo que armandosé de valor salió de la casa y compró el primer pasaje de tren rumbo a Alemania.
-Nunca más te dejaremos solo. Niall tiene un amigo que vive en otra ciudad no tan lejana y estaría muy feliz de recibirte.
-Amanda, por favor. No insistas - le sonrió dulcemente - La decisión ya está tomada.
La joven lo miró y a duras penas asintió. No quería que su amigo se fuera, pero ya no podía seguir rogando. Había tomado una decisión y ella no era quien para hacerlo cambiar de opinión. Así que decidió envolverse en sus brazos y dejarse llevar por las caricias que le proporcionaba en el cabello. Habían compartido tantos momentos desde que se conocieron, tantas alegrías, tantos lamentos que esté no podía ser el último, el fin.
¿Y si se iba con él?
-Ricardo - Amanda se levantó de un golpe y lo observó con un nuevo brillo en los ojos - ¿Y si me voy a Alemania contigo?
-¿Estás loca? - dijo entre risas.
-Estoy hablando muy en serio.
Nunca antes había estado tan determinada a seguir a su corazón, porque lo estaba sintiendo, acompañar a su amigo, por nuy difícil que fuese.
Ricardo cambió por completo su cara de alegría a una de preocupación. Una parte de él, se alegraba de que Amanda quisiera acompañarlo, porque no tenían nada más que perder, lo habían perdido todo; pero a la otra parte le parecía peligroso, aquí tenía la vida hecha y estaba segura.
-Deberías pensarlo, Amanda - habló despacio - ¿qué pensará Niall?
Por el amor de Dios. Había olvidado por completo a Niall.
-Tendrá que aceptarlo - tragó duro, porque no estaba segura si quería dejarlo.
Se alejó de Ricardo y caminó a pasos lentos hasta el estudio en donde el rubio había pasado la mayor parte del día. Respiró hondo una vez que la puerta estaba frente a ella y cerró los ojos, porque el miedo le recorría por el cuerpo. Armándose de valor tocó la puerta y pasado unos minutos apareció Niall totalmente sonriente.
-Ahora si puedes pasar - le dijo mientras se hacía a un lado para dejar a la castaña entrar por completo a la habitación.
Amanda no dijo nada, solo entró. Miró cada una de las obras repartidas por esos metros cuadros y no pudo evitar recordar las primeras veces que estuvo allí. Sonrió para sí y luego se dio vuelto para ver a Niall observándolo. Se acercó a él y lo abrazó. Se separó unos centímetros y besó sus labios. El rubio la siguió. Estuvieron así por unos minutos hasta que Amanda se separó. Suspiró un par de veces porque las palabras parecían no salir de su boca. Estaba nerviosa.
-Tienes que saber que estoy muy agradecida por todo lo que me has dado... - comenzó a hablar, ganándose una mirada de confusión por parte del rubio -... Y que soy muy afortunada de haberte conocido. Estuve hablando con Ricardo y he decidido irme con él a Alemania.
Niall se separó de golpe. La quedó mirando sin entender lo que estaba escuchando. ¿Qué había hecho mal?
-¿Por qué? - le preguntó mientras alejaba sus ojos de los de su compañera - ¿Hice algo mal? - le preguntó, mirando con detención los árboles moverse a través de la ventana.
-No, Niall - se acercó la castaña - No es eso. Has sido maravilloso, pero no puedo quedarme toda la vida contigo.
-¿Por qué no? - el rubio se dio la vuelta y la encaró. Estaba dolido. No lograba entender nada.
-Porque no pertenezco a este lugar.
Amanda se encogió de hombros. No sabía que responder. Sentía que lo que dijera sería peor. ¿Cuál era el verdadero motivo por el cual decidía irse de París y de los maravillosos brazos de Niall? Acompañar a su amigo, porque se lo debía, no podía dejarlo solo. Ya había mucho por ella. Debía devolverle la mano.
-No entiendo, Amanda - agachó la mirada y sintió las lágrimas correr por sus mejillas.
-No quiero dejar a Ricardo solo. Él ya ha hecho suficiente por mi - habló con la voz temblorosa. Sentía las lágrimas querer salir por sus ojos.
-¿Y aquí se acaba? ¿Todo lo que decías sentir por mi fue mentira? - se atrevió a levantar la mirada y preguntar.
La castaña no pudo con la escena. Verlo así de mal por su culpa le hacía mal. Intentó acercarse a sus brazos, pero Niall se alejó. El cuerpo le dolió y las lágrimas salieron. El rubio respiró intentando calmarse, pero no podía. No quería que Amanda se fuera, la necesitaba, se había vuelto parte esencial en su vida.
-No te vayas, por favor. Quédate.
Aquellas palabras se escucharon como susurro. La castaña lo miró y sin decir nada, se acercó a Niall, es cual la aceptó entre sus brazos. Sin decir nada, abrió uno de sus cajones y sacó un anillo. Amanda dejó de respirar y una oleada de amor le recorrió el alma. El rubio no dijo nada y sin dejar de mirar las oscuras orbes de su compañera, puso el anillo en su dedo para luego poner uno parecido en el de él. Era una promesa. Una promesa de por vida.
Aun sin decir nada, las lágrimas volvieron a caer por sus rostros mientras se acercaban para darse un beso que sellaría su amor.
Penúltima capítulo!!!
Solo queda uno!!!
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Besos!Gemma ❤️
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30 días •n.h• TERMINADA
Fanfic"Como el destino nos juntó, nos separará." Amanda Vega, totalmente desesperada bajo la amenaza del nuevo gobierno, se ve obligada a dejar su país. Exiliada en la desconocida ciudad de París a miles de kilómetros de su tierra natal, se ve involucra...