Día 30

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10 de noviembre, 1973

Esa mañana la Tierra se detuvo. La vida cambió.

Niall giró sobre su cuerpo y estiró la mano, queriendo encontrar el cálido cuerpo de  Amanda a su lado. Sin embargo, solo encontró las sábanas frías. Abrió los ojos y el corazón se le hizo añicos. Se puso de pie y caminó por el departamento. No había nada. Todo estaba tranquilo, sin movimientos, sin respiraciones. No quedaba nada.

Volvió a recorrer cada rincón con la esperanza de encontrarla. Quizás miró mal. Abrió la puerta de su estudio y no estaba; la del baño, y tampoco. Se sentía su ausencia y aun así esperaba encontrarla, esperaba verla.

Se sentó en la silla de la cocina con café en mano a esperar que las horas pasaran. Tenía la fe que quizás salió a tomar aire y pronto volvería. Se sentía iluso, ingenuo por tener algún tipo de esperanza. Estaba siendo patético porque todo indicaba que se había ido y aun así esperaba que fuese una broma.

Caminó a su estudio, arrastrando los pies. No tenía ánimos de nada, ni siquiera de pensar. Cerró la puerta a sus espaldas y miró todo a su al rededor. Silencio. Nada más.

La pintura a medio terminar de la silueta de Amanda seguía tapada bajo un gran paño blanco. Se acercó y lo dejó al descubierto. Se veía tan real.

-¡Mierda! - gritó desesperado sin saber que hacer.

Agarró una navaja que tenía en su escritorio y sin meditarlo rasgó la tela muchas veces , haciendo que la pimtura se hiciera trizas. Ya no quedaba nada.

La respiración comenzó a faltarle y de a poco, soltó el cuchillo, mientras salía de su estudios con las manos en la cabeza.

¿Qué acababa de hacer?

Se afirmó en la muralla y de a poco se sentó, hasta quedar echo un ovillo con las manos sobre sus ojos y el mar de lágrimas.

Ya no lo aguantaba. No entendía que había salido mal. Necesitaba a Amanda. Se había vuelto parte fundamental en su vida. Verla cada mañana, su sonrisa, sus caricias, todo se había vuelto una droga, una adicción.

Se puso de pie y camino hacia el baño. Se lavó la cara y al mirarse al espejo una idea le voló por la mente.

Corrió por la casa desesperado, intentando buscar en cada rincón lo que andaba buscando. Una nota. Una explicación a su ausencia.

Y nada, no había nada. Movió cada mueble con la esperanza, pero nada. Todo se encontrava igual.

Derrotado, se acostó en su cama. Miró el techo y las lágrimas no demoraron en salir. Se sentía tan tonto, tan idiota, tan...

No tenía palabras.

Se acurrucó a un lado, mirando hacia el lado donde la joven dormía y fue ahí, debajo de la almohada, que encontró una nota.

La abrió rápidamente y leyó la corta frase que escribió.

"Espero que algún día puedas disculparme. "

Respiró. Volvió a respirar.

Cerró los ojos y echo un ovillo se dejó llevar por la amarga pena que embargaba su corazón.

Se había ido, y ya no había nada que hacer.










Último capítulo!
Aun falta el epílogo:o
Espero que les haya gustado ❤️
No olviden dejar sus votos y comentarios!

Gemma

30 días •n.h• TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora