Capítulo 6: Pastel

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Feliz, increíble pero Terrence había estado muy feliz como hace años no lo estaba, durante el poco, muy poco tiempo que estuvo con esa rubia y pecosa enfermera, por esos breves minutos se sintió bien, cómodo, hasta relajado, incluso había olvidado la culpa que sentía por el accidente, de hecho olvido el bendito accidente ocurrido ese mismo día y por supuesto se olvido totalmente de Susana. Lástima que aquello duro tan poco, así como llegó la joven ayudante médico se fue, pero eso sí se marchó sólo después de devorar por completo su emparedado y dejarle muy en claro que ella era una enfermera diplomada.

—«Que atolondrada "Señorita Pecosa"» –

Con esos pensamientos en la cabeza Terry manejaba de regreso a su departamento después del catastrófico día que había tenido he increíblemente, aún cuando los informes de la operación de emergencia de Susana habían resultado no ser precisamente los mejores, se sentía tranquilo, él haber compartido ese tiempo con la enfermera Johnson, como le recalcó que se llamaba, le ayudó a relajarse, a quitarse un poco de estrés, si bien sabía lo complicado de la situación, ahora, mientras manejaba, ya todo lo veía con más calma, tenía que estudiar las posibilidades de lo que sucedería, de cómo se enfrentaría a esa situación sin salir muy afectado. Era obvio que no podría dejar sola a Susana pues por un tiempo indeterminado, tal vez de por vida, había perdido su fuente de ingresos. Pensaría en una solución para tenderle la mano. Sin embargo de sólo recordar a la señora Marlowe llorando, gritando por lo ocurrido a su hija, culpándolo directamente a él del accidente lo volvía a poner mal, su culpa se acrecentaba otra vez, la desesperación quería volver a serlo preso, entonces una enfermera rubia atragantándose con la comida re aparecía en su mente «Mejor recordar a la pecosa» se decía.

...

En el St. Jacob, después de unos días las cosas comenzaban a calmarse después del suceso donde los actores de la compañía Stratford había ido. Pero, cómo era de esperarse, muchas enfermeras seguían suspirando por haber visto a "Romeo" en persona, volviendo cada instante de descanso un momento idóneo para recordar.

—Es que se veía increíble en ese traje clásico –nuevamente comenzaban los cuchicheos.

—Increíble, es poco, lucía incluso mucho mejor que su ilustración en los afiches –algo obvia esa conclusión.

—Lástima por esa cara triste que siempre trae.

—Dicen que Susana Marlowe se interpuso para salvarle la vida.

—Pero que realmente no son pareja que ni siquiera se llevaban bien.

—Sí, yo también oí cuando algunos actores comentaron eso.

—Han escuchado como lo trata la mamá de esa actriz, le grita que tiene que casarse con ella, que fue su culpa.

—El pobre se queda callado, a de sentir mucha responsabilidad.

—Claro, él pudo haber muerto o por lo menos perder su pierna, ¿quien no se sentiría culpable?

—Pero si fue un accidente.

—¿Tú no te sentirías un tanto responsable de que alguien tomó tu ligar y eso le costó un miembro y la pérdida de su empleo, tal vez de por vida.

—Eso es cierto.

—Aún así, nadie le dijo a la chica que lo salvara, fue su decisión. Y ahora ese noble gesto, no tiene nada de noble.

—Yo creo que aprovechan el estado anímico de él sólo para tomar la oportunidad de atraparlo, más ahora que cada vez tiene más fama y ella no podrá trabajar por un tiempo.

Ojos color marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora