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La mansión Andley de Nueva York se caracterizaba por su sobriedad, buen gusto, lujos y ante todo por ser muy recatada y silenciosa, o al menos esa era la visión que vecinos y sirviente tenían de ella hasta que varios días atrás Anthony, Archie y Stear llegaron ahí, sobretodo en el momento en el que el risueño inventor comenzó a idear la manera en que se animaría la celebración de Navidad y más aún la de Año Nuevo, pues mientras la primera sería únicamente familiar la segunda sería algo tumultuosa. Albert ya había decidido que esos festejos se llenaría a cabo en ese sitio neoyorquino, aun cuando la rígida Tía Abuela Elroy se había negado en un inicio, sin embargo ahora que el rubio había asumido su lugar como patriarca las ordenase de la vieja matriarca ya sólo eran consideradas como mera sugerencia.Ese día sábado dos jóvenes, uno castaño y otro rubio se encontraban desparramados cual lagartijas en siesta solar, cada uno en mullidos sofás, cada uno meditando sobre Candy y como habían sido retirados del camino, bueno eso no significaba que se retirarían así de sencillo, por lo que sus pensamientos se dirigían más bien hacia como regresar a el camino de la conquista. Los jóvenes como tregua tacita entre ellos habían optado por ignorarse mutuamente antes de discutir por una relación que muy probablemente no sería viable para ninguno de ellos, así que ahí estaban atrapados en sus pensamientos cuando de repente brincaron de sus respectivos asientos al mismo tiempo cual si un resorte los hubiese levantado. Una inesperada explosión los había asustados hasta ese punto.
¡Kaboon! Otra explosión más intensa, los jóvenes aún más asustados se miraron entre sí para al unísono decir:
—Stear.
Ambos corrieron hacia la parte trasera de la residencia para llegar lo antes posible junto al amplio jardín donde se encontraba el garaje y el cuarto de los trebejos, ahora cuarto de experimentos. Para su suerte y sosiego ni siquiera tuvieron que buscar pues una estela de humo los recibió junto con otros dos jóvenes, un hombre y una mujer, tosiendo, llenos de hollín, quitándose la gafas e intentando inútilmente de ahuyentar el humo con las manos cual moscas molestosas.
—¿Están bien?
Fue Archie quien habló preocupado por su hermano y su novia quien desde el último año se había comenzado a interesar cada vez más por los locos experimentos de Stear al punto de ayudarlo a realizarlos e incluso ampliando más sus ideas y probando las propias.
—Sí, sólo fue mucho humo... y bastante ruido –el Inventor pronunció aquellas palabras con la garganta algo cerrada por la humareda.
—Creo que nos pasamos de pólvora –su novia Paty era su acompañante en esas locuras– la próxima vez tendremos que probar de apoco.
—Yo te lo dije, pero insististe en que era mejor ir a lo grande –manifestó el chico de lentes.
—Ya sabes lo que digo, "hay que arriesgar y no anticipar los resultados por temor".
—Sí, claro, desde que vives con tu abuela Martha por lo de la guerra te arriesgas demasiado diría yo.
—Estamos bien, no pasó nada.
Anthony comenzó a reír alto por lo cómico de la situación, Archie lo imitó, a todos se les hacía increíble que aquel pequeño ratón de biblioteca que con trabajos se hacía notar durante el colegio en Inglaterra ahora fuese relativamente atrevida y osada, sobretodo en cuanto a los experimentos de su primo se trataba. Cuando Stear y Paty comenzaron a relacionarse en el San Pablo todo parecía indicar que era por su afinidad a la ciencia, pero grata fue su sorpresa al ver que su afinidad iba mucho más allá. Cuando la guerra los obligó a regresar a América no se imaginaron que al poco tiempo también aparecería la tímida Paty en compañía de su abuela, igual que ellos escapando de aquella atrocidad. Desde entonces la chica se había transformado debido a que su aparentemente tierna abuela era un bumerán lleno de emociones y ansiosa de probar cosas nuevas, todo eso con el paso del tiempo había influido en la joven de manera muy positiva, aunque algunas manías de su abuela no eran tan decorosas como el hecho de entrometerse en la vida de los demás, claro nunca de mala manera sino por curiosidad o con ganas de ayudar.
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Ojos color mar
FanfictionDesviación de la historia a partir de que intentan llevar a Candy a México. Candy nunca fue adoptada por los Andley sino por George Johnson, por lo que su destino y el de algunos otros, cambia considerablemente. Aun así cuando dos almas están destin...