Soy tuya. [Segunda parte de El Hijo Del Director]

Capítulo 1

[...] Siento sus manos acariciándome desde los pechos hasta el inicio de mi braguita. Caricias suaves y deseosas de más. Sus labios se movían jugando con los míos al igual que nuestras lenguas. Acaricio su pecho desnudo y llevo mi mano a su espalda pegándolo más a mí. Como otras veces hemos hecho, demasiadas, y aún así sigo sintiendo lo mismo que al principio. Nervios, lujuria, pasión... Nunca me cansaré de mirar a sus ojos y ver deseo en ellos. Acarició mis braguitas y las retiró, haciéndome sentir su bulto en mi entrepierna. Suspiré. Algo nos hizo salir de nuestros pensamientos, el timbre.

-¿Quién será a estas horas?- Digo sobre sus labios.

-Da igual, pasemos de él, seguro que se va.- Se mueve hacia abajo y quedo encima de él. Volvemos a besarnos, acaricia mi trasero y me mueve despacio arriba y a bajo. Intenta retirar sus boxers y el timbre vuelve a sonar, esta vez tres largas veces dura el pitido.

-Quizás sea importante.-Le susurro y me retiro de encima. Se levanta con enfado y mala cara.

-Espero que sea así, porque ocasiones como estas no son para interrumpirlas.-Baja en boxer hacia la puerta. Me tapo con las sábanas y espero a que suba. Tarda bastante, ¿Será preovupante?, un repartidor de pizza que se ha equivocado no creo que tarde tanto. Saco de el armario mi albornoz rosa por encima de las rodillas y bajo hacia la puerta. Liam conversa con alguien en la puerta, un hombre por la voz. Su cara es de preocupación, y aunque no llora se ve que hay algo que hasta le impide tragar. Cierra la puerta y me mira.

-¿Qué ha pasado?- Le digo abrazando su abdomen.

-Cariño...-Dice ronco, casi sin voz y me abraza más fuerte a él.- Tu padre... Tu padre ha fallecido. Tuvo un accidente.

Me empecé a asfixiar y las lágrimas asomaran por mis ojos, en unos segundos ya estaba llorando. Los brazos de Liam me abrazaron y besó mi frente. Dios, ahora me siento más culpable que nunca por haberme ido de mi casa. Me senté en el sillón y Liam me trajo un vaso de agua, no dejo de temblar, tengo miedo. Me tomé el vaso de agua a pequeños sorvos y miré a Liam.

-Tenemos que ir al entierro. Por favor.

-Iremos, mañaa saldremos de aquí por la mañana y llegaremos a tiempo.

Asentí y apoyé mi cabeza en las piernas de Liam. Acaricia mis hombros pidiéndome que por favor me relaje, hasta que me quedo dormida. Mi padre no bebía, no salía de fiesta... ¿Cómo puede ser que haya tenido un accidente de coche si apenas lo saca? Me desperté en el sillón, Liam me había tapado y se había vuelto a sentar donde estaba y en esa posición se quedó dormido, apoyando el brazo sobre el sillón y sobre él su cara. Me desperté con un dolor de cabeza horrible. No tenía tiempo que perder, el duelo sería dentro de poco y no quería faltar. Saqué de mi armario un traje largo de color negro, me vestí y esperé que Liam despertara. Cuando estamos listos, casi sin dirigirnos palabra durante todo el rato. Solo han habido abrazos y besos. Aveces no hace falta palabras. Conducimos hasta la ciudad, a Campo Santo, donde muchas personas están reunidas. Caminamos rápido, hace bastante frío así que tengo la chaqueta de Liam por encima. Tantas personas que hace tanto tiempo que no veo, diferencio a la madre y al padre de Louis. Louis no está, no a mi vista. Esperaba verlo, mi padre lo quería como a un hijo. Caminé hasta donde estaba mi madre, llorando delante de su ataúd. Acarició con su mano la madera. No me había visto.

-Mamá...-Digo con lágrimas en los ojos. Mi madre se da la vuelta y me abraza con más fuerza que nunca. Llorábamos unidas, estábamos ahí por un mismo motivo. Mi padre. Sentí que Liam suspiraba apenado. Mi madre y yo nos soltamos y nos miramos a los ojos. Es guapísima, moy joven como para quedarse viudad. 40 años nada más.

-Lo siento señora.-Dijo Liam dándole el pésame a mi madre.

-Hijo... Lo único que quería él era que mi hija estuviera bien, que la cuidaras y seguro que si estuvier aquí ahora se alegraría de veros.

Liam asintió agarró mi mano con fuerza. Apoyé mi cabeza en él y suspiré unas cuantas veces. El ataúd empezó a bajar por esa fosa y mi madre y yo lanzamos rosas dentro de ella. No me lo quería creer, es uno de esos momentos difíciles en los que crees que todo eso es un sueño y que en realidad nada de eso está pasando. Que tarde o temprano habrirás los ojos y él estará ahí.

-¿Esa es ____?- Le preguntó la madre de Louis al padre.

-Sí, esperemos que el chico llegue tarde, sino le dará un infarto.