Capítulo 30

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Dos meses.

Dos meses enteros sin salir de estas cuatro paredes. Dos meses enteros sin saber nada de mi familia. Dos meses enteros sin saber nada de Sergio.

  Me encontraba en el colchón feo, acariciando mi vientre de casi ocho meses.
Lloraba en silencio casi todos los días.
Giovanna me trataba horrible, nada nuevo. Su cómplice era la única que me trataba muy bien, me ayudaba en mis ataques respiratorios, si, volvieron.
La segunda semana secuestrada, tuvo que salir corriendo a una farmacia a por un inhalador.

Sentía que ese día era mi fin, pero no, soporte hasta lo último, por mi bebé, por mi hijo.

En conclusión, la chica me salvó de muchas. Lo único es que jamás escuché su voz, ella sólo me escuchaba, sin embargo no me respondía. Al menos se que es rubia.
Pero en las veces que ella no estaba, Giovanna me trataba como basura, llegó a golpearme, pero por supuesto que no me dejé y le devolví cada una como podía.

Dos meses de calvario.

Extraño mucho a Sergio. Su voz, su piel, sus caricias, el amor que me daba, en fin, extraño todo de él.
En muy poco tiempo daré a luz, y el no va a estar para presenciar el acto, aunque si nada de esto hubiera pasado, el no estaría presente ya que es medio cagoncito, aunque yo lo arrastraria hasta el quirófano para no estar sola.
Una risa sale de mis labios al recordar la vez que fuimos a las cabañas del amigo de Bruno, y lo había confundido con un ladrón.
Y ya sabrán el resto.

Me levanto de un salto al escuchar la puerta abrirse. Mis sentidos se ponen alerta, pero al ver a la chica misteriosa con su típica máscara entrar, me calme.
En sus manos traía una bandeja con comida y agua.

Que bueno, moría de hambre. Pero cuando tengo hambre, se me ocurren muchas cosas. Y ahora se me había ocurrido una, es algo arriesgada pero valía la pena intentar. De todas formas, tarde o temprano la loca me iba a matar sin piedad.

Me entregó la bandeja y se dio media vuelta para irse. Es hora.

--- ¡AH!.--- Grité soltando la bandeja en el colchón y agarrando mi panza.

La misteriosa se agachó a mi altura sin saber que hacer.

¿Qué hago?¿ Me arriesgo o No? Ya fue.

Cerré mis ojos y afloje todos los músculos. Me fui cayendo para adelante, la chica me sujetó y desde ahí, me hice las desvanecida.

--- No no...--- Susurró. No podía distinguir su voz. --- Dios que hago... por favor ____ no me hagas esto.--- me acostó en el colchón y comenzó a llorar desconsoladamente en mi panza.

No lo podía creer.

Reconocí perfectamente esa voz, esa inconfundible vos chillona y casi siempre alegre.

Estefanía.

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¿Quién volvió? 🤗 ¿me extrañaron? Yo las extrañé 😣

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