¡Hey, Tú! El Sexy Chico De Lentes

¿Finales u Oportunidades?

Mientras le texteaba a Benji para preguntar sobre alguna buena excusa (la incomodidad me llevó a hacerlo) alguien detrás de mí tocó mi hombro llamando mi atención, al voltearme casi se me cae el celular. Yadish al notar mi asombro, llevó uno de sus brazos hacia su nuca mientras dirigía su mirada al suelo e inicio a hablar.
—Hola, necesito hablar contigo. —Demián nos veía desde otra silla sentado al mismo tiempo que jugaba con su hermana, y se supone que yo era la que iba a jugar con ella.
—Bien, pues... siéntate y hablamos. —Nos sentamos, pero igual el nerviosismo era mucho... esto no ocurrió en el parque la otra noche, agh me frustra, ¿Porqué todo cambia después de un hecho que parece tan irrelevante... para algunos?¿Porqué no puedo ser ese "algunos" he ignorar estos hechos?.
—¿Cómo va lo tuyo con Demián?
—Pues... genial, de maravillas, todo viento en popa, ¿De eso quieres hablar?
—No, si no es que...
—¿Porqué decidiste devolverme la pulsera hasta ahora?
—Lo siento ¿Sí?. Te la hubiera devuelto antes pero... no sabía ni podía, mi timidez me mataba, yo... siempre... te quice, lo siento.
—Ya veo... admito que no se como sentirme con tu confesión, pero te digo que es muy impropia cuando ya tengo a alguien. Me hubiese encantado que ésto lo descubrieras antes y no ahora, de seguro te aceptaría olvidando todo el dolor por tus rechazos; después de todo eres y siempre serás mi primer amor. —Me levanté de mi puesto sin mirarle y fui directo al lado del cuatro ojos, Yadish se mantuvo viendo hacia las estrellas pensativo, después de al menos 5 min. Se despidió de todos, exceptuándome, y salió en busca de su motocicleta, sin más le dije a Demián que me sentía mal y debía irme, se ofreció a llevarme, se excusó con sus padres, pero ya en el auto me enfrentó.
—Sé que no te calló mal la comida ni nada por el estilo ¿Qué te dijo Yadish?
—Lo siento... él... se me confesó. —Mis lágrimales no soportaron más la carga de mi dolor, y un millar de gotas resbalaban por mis mejillas sin cesar. Demián pasó uno de sus brazos por mi nuca y sin aviso para siquiera quitarme el cinturón de seguridad me llevó hacia su pecho, para consolarme, pero el cinturón me lastimaba así que deshice su abrazo.
—Lo siento, *hip* el cinturón me lastimaba, *sorber mocos* lamento arruinar el momento. —Genial Astrid, definitivamente eres la número uno arruinando momentos, soy tu fan campeona, te felicito, ¿Se puede rodar los ojos mentalmente? ¿No? Pues ya lo hice.
—No te preocupes por nada de eso, estás en todo tu derecho, igual actúe impulsivamente, lo siento. —su rostro denotaba incomodidad, tristeza y arrepentimiento, o al menos eso creo, no puedo leer sus sentimientos, no soy una telepata como para saberlos, sólo sé que intentaba mostraerme una sonrisa incomodamente triste.
—Ooww no, no, no, no, no, disculpame tú a mí de verdad, *sorber mocos* oye espera... ésta no es la dirección a mi casa, ¿A dónde me llevas?
—Ya lo verás, querida novia falsa... —Con una sonrisa confiada dirigió su mirada al camino por completo, me abstuve a mirar por la ventana después de que dijera eso, venga que no se hacia donde vamos y a éste chico no lo conozco lo suficiente, ¿Va y sólo me quería engordar para luego hacerme picadillo y hechar mis restos a sus animales? No, no, no, mi madre sabría de él, ya lo ha visto y si me ocurre algo él sería el primer sospechoso, no seas dramática Astrid tú solo confía, igual el chico te ha desmostrado que no es mala persona, además eres su "novia". Agradezco que no tocara el tema más allá de esa pregunta, no me hubiera hecho bien responder a tanto.

Nos adentramos por un camino rodeado de abetos, el cual conducía a lo que parecía ser las ruinas de un edificio.
—Bienvenida a lo que yo llamo "Mi paz".
De cierto les digo que en minutos mi alma saldrá despavorida de mi cuerpo dejándome sin nada más que cobardía.