Bona Nite

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Demián muy caballeroso me ayudó a bajar del auto, tendió su mano hacia mí y me guió por entre las ruinas hacia un claro. Admito que me aterran los lugares como éstos, siempre tiendo a pensar que algo horrible saldrá de entre los árboles o arbustos y nos matará, tal vez estilo Camino Hacia el Terror o simplemente como en Viernes Trece, yo que sé, sólo sé que mi cobardía es grande y dejaré sin circulación el brazo derecho del cuatro ojos por la fuerza que ejerzo al sujetarme a éste, su rostro no lo niega, pero él no dice nada.

No nos alejamos tanto del auto; frente a nosotros yacía en el suelo una gran parte de pared en la cual nos sentamos para charlar y maravillarnos con el bello cielo nocturno. Es tan irónico o raro a decir verdad, que me encanta la noche y lo majestuosa que puede ser, pero no me agrada su oscuridad y lo que oculta en ella.
En silencio... en un cálido silencio nos mantuvimos viendo el cielo, hipnotizados por el espectáculo que muchas veces olvidamos que se encuentra justo a nuestra disposición, tan sólo arriba de nosotros; ninguno hablaba, debo decir que mientras estuvimos en ése estado no nos soltamos de las manos; era un lindo momento, casi especial, pude escuchar que Demián susurraba algo, como si debatiera con él mismo, por lo que procedí a preguntarle.
—¿Te encuentras bien? ¿Qué ocurre?.
—Astrid, quizás es muy pronto para decir ésto pero... creo que... —Pequeñas gotas de lo que creí era tan sólo el frío de la noche, se convirtieron en gotas torrenciales de agua gélida, casi a tropezones logramos llegar al resguardo que nos proporcionó el automóvil.
—Uufff, quedamos empapados. —dije entre risas mientras me quitaba los zapatos.
—Sí, y que lo digas.
—¿Qué era lo que me ibas a decir hace un rato?
—Pues... que... ¿Cuándo es tu cumpleaños? Aún no lo se... jeje —me pareció que su risa fue algo nerviosa, pero quizás sean sólo imaginaciones mias.
— Pues es el 14 de Marzo, ya pasó, así que... ¿Cuándo es el tuyo?
—Será el 17 de Julio, dentro de un mes.
—Wooo, ya prácticamente a la vuelta de la esquina. ¿Qué planeas hacer?
—No lo se, salir con mis amigos quizás o quedarme en mi casa.
—Interesante... Te llevaré a un lugar genial ese día, ¿Te gusta irte de excursión?
—Si, a veces depende.
—¿Depende, de qué?
—De cuán preparado esté.
— Ya, bien, no te preocupes por nada de nada, yo me ocupo.
—¿Ok? —Dijo extrañado para luego encender el auto y llevarme a mi casa.
—Sí, después de todo soy tu novia... ¿No?— Le guiñé el ojo como pude, ya saben, soy mala en eso. Al escucharme me miró y se sonrojó, aunque luego rió por mis intentos de guiño.—¡Oye! Ya no te rías, soy mala guiñando mis hermosos ojos. —dije sacándole la lengua.
—Sí, tus ojos son hermosos y me encantan.
—A mí me gustan los tuyos, cambiemos... lleguemos a mi casa y me esperas para buscar una cuchara, para luego cambiar de ojos, ¿Qué dices? —Demián no paraba de reír por la forma infantil en la que decía las cosas.
—Claro, claro, lo que diga la niña linda. —¿Saben? De tanto reírse se le salieron los sesos, nos chocamos y... ok, ok, no, es mentira, solo escupió de tanto reírse, yo luego al verlo le acompañé en sus carcajadas; éste chico tendrá mejores abdominales gracias a reírse tanto de mi.

—Bien, ya llegamos princesa.
—Gracias, por traerme y hacerme olvidar lo que ocurrió. —el chico se ganó mis sonrisas, con todo y creces.
—No es nada, igual recuerda, mañana saldremos, lleva a tu mascota. —Lo dijo cuando bajé del auto y cerré la puerta, yo ni enterada de esos planes.
—Espera, ¿Cuándo acordamos eso?
—Desde ya, por cierto ¿Me das tu número? —Buscó su teléfono y lo tendió hacia mí.
—Claro. —Tomé su celular y apunté mi número para luego devolverselo, ya cuando lo tenía en su dominio, le miré fijo. —Oye, espera... ¡cambiaste de tema! Eso no se vale. —Encendió el auto y tan sólo dijo.
—Bona Nite. — ¿Eso era Francés?
Vi como su auto se iba, aunque una pregunta se quedó en mi cabeza... ¡¿Y sus lentes?!.

¡Hey, Tú! El Sexy Chico De LentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora