Aquella pulsera

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Una pequeña niña se encontraba tratando de tejer una pulsera con hilos, su madre junto a ella le ayudaba, con la práctica y tiempo logró hacer una; la infante decidió hacer otra de diferente color, la cual se la daría a alguien que quisiera mucho, a alguien quien básicamente le gustase, teniendo apenas cinco años de edad ya ésta niña creía en el amor, no en un príncipe azul, si no más bien en el simple amor mutuo entre parejas. Pasaron dos días de eso, la pequeña mientras hacía otra pulsera pero de la amistad para su amiguito Caleb, escuchó el motor de un auto, ésta emocionada preguntandose si su padre había vuelto tan temprano o si la madre de su amigo había decidido venir a cotillear un poco y le había traído, pero su sorpresa fue cuando vio salir a dos pequeños niños un poco mayores que ella salir de una camioneta estacionada frente a la casa de su anciana vecina. Corrió hacia su madre para decirle lo que había visto y para que más tarde le dejara ir a jugar con aquellos niños, la madre sin más aceptó pero con la condición de ir ella también.
La niña que siempre llevaba aquella pulsera que había hecho, la cual daría sólo a aquel quién lograra llegar a su corazón, con la esperanza de que en cualquier momento encontraría a ese alguien; fue de la mano de su madre hasta la puerta de su anciana vecina, tocaron la puerta y esperaron a que abrieran. Un niño de cabello castaño y ojos color avellana de aproximadamente siete años abrió con un poco de dificultad la puerta, nuestra pequeña quedó hipnotizada por aquellos tímidos ojos que veían a su madre y a ella, el niño sin más llamó (gritó) a su abuela, quien animadamente les atendió e invitó a pasar. Ya en la sala un animado niño con un poco de peso fue hacia la pequeña para invitarle a jugar junto a su hermano en el patio. A mitad del divertido juego de las escondidas, la pequeña tomó del brazo al pequeño castaño y lo llevó arriba de un árbol dónde le entregó su preciada pulsera y le dijo:

"Toma ésto, por favor no lo pierdas... es muy importante para mi, me la devolveras cuando sea el tiempo, ya lo sabrás."

Al finalizar de hablar la niña se tiró del árbol y se escondió detrás del garaje, dejando al castaño un poco desconcertado y con preguntas, las cuales no pudo hacer ya que la infante tuvo que irse, y que con el tiempo olvidó pero no olvidó que aún conservaba la pulsera nunca la votó ni la perdió, siempre la mantuvo en aquella cajeta junto a cada recuerdo que pudo guardar de ella.

¡Hey, Tú! El Sexy Chico De LentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora