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"Ella era mi esposa."

Se quedó mudo, intentando procesar lo que aquella frase significaba, ni siquiera había una expresión en su rostro porque la sorpresa fue tan grande que todo en él se detuvo, incluso todo pareció ir a una velocidad más lenta, como si el tiempo estuviera dándole el permiso para demorarse en intentar asimilar todo.

—¿Q-qué dijiste? —preguntó, relamiendo sus labios y observando el rostro natural de Yoongi, demasiado tranquilo y opuesto a todo lo que él estaba sintiendo.

—Eso —se encogió de hombros—, era mi esposa...

Ni siquiera sabía qué decir o hacer. Pero ya no se sentía correcto mirarle los ojos, así que simplemente desvió la vista y se concentró en algún punto de la alfombra.

Nadie podría entender el miedo que sentía en ese momento, ni siquiera podía retratarlo o expresarlo en palabras. Supuso que nada era de color "rosa" y el mundo parecía burlarse de él —o quizás castigarlo—, por haber necesitado la vida de otra persona para vivir.

De pronto se sintió mareado, con la necesidad de colocarse de pie y alejarse de todo.

De él.

—Y-yo... tengo que volver a mi habitación, yo...

—¿Jimin?

—Lo siento tengo que volver- —antes de conseguir estar más lejos, Yoongi agarró su muñeca y tiró de esta, con tanta fuerza que quedó sentado sobre su regazo. Jadeó. —¡Yoongi!

Las manos del mayor se escabulleron por dentro de la tela de su camisa y abrazaron la piel de su abdomen. —¿Sabes que hemos dormido dos días seguidos juntos?

Jimin apretó las manos a su costado, queriendo dejarse llevar ante la lenta caricia que sentía sobre su piel, como si de alguna forma fuera un masaje que conseguía calmarlo.

"Ella era su esposa."

La frase volvió a repetirse de forma automática, haciendo un corto circuito en sus pensamientos, como un golpe de corriente que lo arrojaba a la realidad. A su realidad donde el chico por el que sentía cosas, era quizás, la última persona en la que tendría que fijarse.

—Hyung, en serio, necesito ir a mi habitación...

Sentir lo que estaba sintiendo no se sentía correcto, desear lo que estaba deseando no se sentía correcto. Nada que comprometiera a Yoongi se sentía ahora correcto.

Intentó removerse cuando el mayor no respondió nada, pero aquello fue peor, porque hizo que Yoongi soltara un quejido doloroso y posara la frente entre sus omóplatos, apretando el agarre muchísimo más que antes. Permaneció como una estatua, sintiendo cómo sus posiciones los tenía, de alguna forma, tocándose en lugares donde el roce de las telas parecía arderle la piel.

—¿Y qué si no quiero que vayas?

—Le diré a Jin-hyung que me lleve a un club de strippers y me enseñe a ser como él —Inesperadamente el mayor soltó una risa, una que le hizo a él también levantar la comisura de su labio, olvidándose por un segundo de todo—. Ya, Yoongi, en serio necesito ir a mi habitación, no dejas que me concentre si sigues tocando mi abdomen así...

HEARTBEAT #1; yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora