HEARTBEAT #1; yoonmin

23 II

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29 de Mayo de 2017 – Seúl.

Haeyeon apretó sus labios luego de haber aplicado ese labial obscuro que resaltaba en su piel pálida. Se observó una última vez en el espejo y se volteó sonriente a la persona que se encontraba echada en la cama, más preocupada de su celular que de su atuendo.

—¿Y? ¿Cómo me veo?

Yoongi le miró por unos segundos, y luego enfocó su vista nuevamente en su celular. —Horrible.

—Yah, ¿qué dijiste, idiota? —Haeyeon se echó un vistazo, llevaba un vestido corto, ceñido a sus curvas y un abrigo cubriendo parte de este. Según ella, era la mejor compra hecha desde hace mil siglos, y aunque lo que diga Yoongi no le afectaba para nada, de igual formas quiso discutirle, sintiéndose nostálgica y triste de la nada.

—Que te ves horrible —volvió a decir el pelinegro, y antes de que fuera a responderle con una mala palabra, su marido (o ex marido) se sentó mejor en la cama y le miró serio—, oye ¿crees que puedes prestarme esa mascarilla que usas para la noche? Mi piel es un asco.

Ella resopló y rodó los ojos. —Claro, me había olvidado que te gustan las pollas.

—Qué graciosa —le respondió el contrario con una falsa risa—, no me gustan las pollas, Haeyeon, no me gusta nadie, lo sabes.

—Bien, pero a veces te comportas tan gay que lo haces muy obvio...

—Que te pida una puta mascarilla no me hace gay. Y si lo fuera, ¿tienes algún problema con eso?

Haeyeon se encogió de hombros, abrochando su abrigo y guardando su celular en el bolsillo. —Nada, creí que nunca lo aceptarías, la verdad. —Se dio un último vistazo en el espejo y decidió salir—, no me esperes, llegaré tarde.

—Haeyeon... —le llamó Yoongi, antes de que ella pudiera abrir la puerta de la habitación. La nombrada volteó el rostro y levantó las cejas, haciéndose la desentendida a pesar de saber a qué venía ese rostro afligido del contrario. Yoongi negó y todo en el parecía doler cuando le dijo—: No lo hagas.

—¿Uh? —Haeyeon siguió disimulando no entender, ahora soltando una risa nerviosa cuando ordenó su largo cabello detrás de su oreja—. ¿A qué te refieres?

—¿Crees que soy imbécil? sé que iras donde ese tipo, él no es bueno y sé que has intentado detenerlo... deja de creerte la samaritana que no eres. Serás psicóloga, pero eso no significa que tu obligación es andar salvando gente por la vida.