20.5

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El lugar no se encontraba tan aglomerado como se lo había imaginado, la sala de la audiencia incluso lucía agradable. Jin miró hacia el fondo, las bancas de madera oscura se encontraban casi vacías, salvo por la presencia de Kris, otros testigos y uno de los tantos trabajadores de su padre.

El juez revisaba los papeles que habían dejado frente a su mesón y sólo faltaba que los fiscales hicieran acto de presencia para que por fin se diera inicio a una de las ultimas audiencias para el veredicto final.

Inevitablemente sus manos tiritaron bajo la mesa donde se sentaba la defensa, y sus pies se movieron con ansias porque no podía con toda la espera.

Quería que todo terminara, quería cerrar los ojos e imaginar un mundo donde él no estaba en esta situación, un mundo donde sus padres aún estaban con él y no tenía que hacerse cargo de nada más que preocuparse de tener salud.

Había pensado que tenía todo bajo control, que en realidad esto no estaría sucediendo y él simplemente estaría sentado ahí, mirándose la suciedad de sus uñas mientras avanzaban en el caso.

Pero vivirlo así como ahora se sentía muy diferente. Las audiencias a las que había sido citado fueron simples apelaciones de una investigación que se extendió por tres meses, procesos de recopilación de datos, donde no necesariamente necesitaban su presencia. Sin embargo, ahora, que estaban en la etapa final, no podía evitar sentir esa mata de nervios rodearle, porque Kris era peligroso y Jin no tiene una coartada concreta como para declararse inocente, a pesar de que lo era.

La gente que lo juzgaría no le importaba realmente si era inocente o no, le importaba que hubiera pruebas, y eso era lo que faltaba.

Namjoon se sentó a su lado, traía una carpeta consigo, la cual abrió para guardar papeles que fue sacando de poco de su bolso. Su vista estaba seria y lucía concentrado, pero aun así el nerviosismo de Jin no pasó desapercibido ante sus ojos, porque de inmediato sintió una mano posarse en su muslo, apretando ligeramente.

—Tranquilo —le susurró Namjoon, bien cerca de su oreja y muy despacio, porque deseaba con todas sus fuerzas que su voz se transforme en caricias que puedan calmar a su cliente—, si no hiciste nada malo, no hay que temer.

Jin soltó una risa triste y se alejó para dedicarle una mirada apenada. —Con Kris siempre hay que temer, sea bueno o malo, sabes que siempre sales perdiendo igual, Namjoon.

Era muy malo que estuviera así de pesimista, sobre todo frente a una persona que estaba ahí, poniendo más del 100% de su parte para que todo saliera bien, pero sobre todo frente a una persona que no solo le dio su apoyo como cliente-abogado, sino que también le entregó un apoyo emocional, como un amigo.

De pronto, sintió la mano ajena subir hasta entrelazar sus dedos. Jin le miró confundido, y Namjoon sonrió como respuesta. Dejando ver sus pronunciados hoyuelos que, aunque jin no lo acepte, le sacaban más de algún suspiro.

—Jin... pase lo que pase, yo nunca te dejaré solo, no hago esto por tu dinero, ni porque eres mi cliente, va más allá de eso. Hago esto porque me importas, hyung...

—Namjoon...

—Y no quiero esta injusticia en tu vida, porque te quiero conmigo aquí, no ahí dentro.

Jin no dijo nada, estaba emocionado, porque las palabras y esa mirada de empatía lograron lo que estaba buscando desde que despertó esa mañana. Tranquilidad. Se limitó dar una larga respiración y un asentimiento, apretando el agarre de sus manos y soltándolo luego, cuando los fiscales entraron, sentándose frente a ellos y dándole al juez el inicio.

HEARTBEAT #1; yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora