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Jin abría y apretaba las manos a sus costados, no sabía qué hacer, su boca se sentía seca y el pecho le dolía de tal forma que ni gritar podía. Las lágrimas picaban en sus ojos y tuvo que pestañear varias veces para poder retenerlas.

El primer puñetazo había llegado y él por instinto, por saber que su único amigo estaba siendo torturado, abrió la puerta de un golpe y corrió hasta él.

—¡KEN! —gritó, una y otra vez, logrando que la atención se enfocara en él y no en golpear al chico que estaba amarrado en una silla, en el centro de la pequeña oficina ubicada en los muelles donde llegaban los barcos de su familia. Estuvo a punto de socorrerlo, desatarlo, sin embargo, unos hombres envolvieron sus brazos, impidiéndolo—. ¡Suéltame! ¡SUELTAME JODER! ¿¡COMO TE ATREVES A TOCAR AL DUEÑO DE TODO ESTO!? ¡QUE ME SUELTES JODER!

—Soltadlo...

Una voz grave habló por sobre sus gritos, haciendo que automáticamente los hombres a su lado le soltaran. Cuando dirigió su vista al dueño de esa orden, un muchacho de gran altura, cabello obscuro y corto le miraba con seriedad.

—¿Jaehwan les debe dinero? ¿Os ha hecho algo? Soy su jefe, ustedes están en mi propiedad y si hay cuentas que saldar entonces me haré cargo de cada una, les pagaré el doble si es necesario, pero ya déjalo ir.

—¡VETE! —la voz de su mejor amigo interrumpió el intercambio de miradas que se daba con el alto, quiso avanzar nuevamente hasta él, pero Jaehwan negaba con tanta demanda que por un minuto se sintió aterrado, pero de lo que podría llegar a pasar si es que se llega a dar media vuelta e irse.

—Jae-

—¡VETE JIN, IDIOTA VETE!

—Él no nos debe dinero, SeokJin... —El pelinegro alto volvió hablar, sonriendo y guardando sus manos en los bolsillos.

La rabia se acumuló en el cuerpo del nombrado, ignorando por un momento a Ken y su nariz rota, sus labios ensangrentados y sus ojos hinchados producto de los golpes. Sentía tanta ira contra la persona que había ocasionado eso que estaba decidido a hacerlo pagar.

—¿Quién mierda eres para saber mi nombre?

—Soy el jefe de este muchacho —respondió, apuntando a su mejor amigo con ayuda de su mentón—, mi nombre es Kris y Jaehwan no nos debe dinero ni nada de eso —hizo una ligera pausa, sonriendo de una manera tan siniestra que Jin sintió miedo—, nos debe su vida... así que si nos disculpas...

—¡Espera! Él es mi empleado, yo soy su jefe, él trabaja para mí, maneja todo lo que es el transporte de los barcos de la familia Kim. Es una vida de la cual estoy a cargo.

HEARTBEAT #1; yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora