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CAPITULO 1.


By Kibum.

A mis 20 años de edad, me he follado a más tías de las que jamás hubiera imaginado. Es que... no puedo resistirme a un par de tetas y un culo bien grande y hermoso como el que tienen cada una de las tipas que utilicé. Obviamente mi único interés en ellas es tan solo el sexo, y no otra cosa. Muchas luego de la 'acción', (como yo le llamo) siempre me dan su número telefónico, e incluso han llegado a preguntarme si las llamaré otra vez. ¡Qué niñatas tan ilusas, por Dios! ¿Yo? ¿Llamarlas una segunda vez? ¡Pfff! Eso sería darles a entender que realmente me importan, cuando nada de eso es verdad. Sinceramente amor, jamás he sentido, ni siquiera hacia mi propia madre. Sé que el amor entre dos personas de diferente sexo, de la misma familia, no es el mismo que el de otras dos que se atraen mutuamente, pero ni esa clase de amor sentí en mi vida, y nunca lo sentiré. Para mí no existe mejor diversión que la de tirarme una tía diferente todas las noches; hacerla gritar y gemir mi nombre, dándole alguna que otra esperanza de que siento algo por ella, cuando no es así. Me encanta, me encanta todo eso, amo cuando me buscan una y otra vez sin hallarme, y si lo hacen, rompo su corazón por supuesto; ni de coña les diría que las quiero. Eso jamás.

- Mierda, sí, sí... así - gemí alto.

¡Oh claro! Debo contar cada detalle. Muy bien, les contaré. Estaba follándome creo que por... tercera vez a Nam Gyo, una castaña de 17 años, delgada y muy pero muy bien dotada. Me la crucé un día en la calle y se le perdieron los ojos en mi. ¡Oooooh Dios! Cuando vi su cuerpo creí que moriría. Inmediatamente me dije: Choi Kibum, esa tía debes tirártela. Y en eso estoy... Me le acerqué muy dulcemente, como lo hago con todas, y empezamos a hablar de inmediato, ya que como les dije anteriormente, había clisado su mirada en mí. No habremos pasado más de tres horas juntos, cuando me invitó a su casa, en la noche. Obviamente acepté, ya que sabía lo que pretendía de mí. Lo mismo que yo de ella. Y bueno, aquí me tienes, follándomela; y lo seguiré haciendo tantas veces como me de el aguante. Ahora habíamos cambiado posiciones, estaba montándome. Oh mierda, cómo amo esta posición.

- Mmm... Kibum, haa... haa... - gimió aumentando el ritmo sobre mi.

Yo la tenía de la cintura, ayudándole de alguna forma, a moverse cada vez más rápido; ¡pensé que me perdería dentro de ella! Era más que obvio que no era la primera vez que hacía esto. Se movía como toda una profesional; una puta patentada. Un par de embestidas más y me derramé en el interior del condón llenándolo por completo. Oh sí, porque seré un desesperado por el sexo, por metérsela a una mujer, pero si había algo que jamás faltaba en mi bolsillo trasero cada noche en que me encaminaba hacia la casa de la tía que me tiraría, era un pequeño pack de condones. La seguridad es lo primero. Ese es mi lema. Suficiente. Basta.

Me detengo en este mismo instante. Ya estaba exhausto, aunque me cueste aceptarlo. Me había agotado completamente. Nam Gyo sí que sabía cómo hacerlo... Puse ambas manos detrás de mí nuca, quedando así, de cara al techo. Mi pecho subía y bajaba debido al jodido orgasmo que acababa de experimentar por cuarta vez. Realmente necesitaba descansar, pero ella pareció no notarlo. Colocó una de sus suaves manos sobre mi pecho, y comenzó a acariciarlo lentamente al mismo tiempo en que descendía su cuerpo desnudo sobre el mío, hasta quedar de cara a mi masculinidad. Mierda, no... No hagas eso que quiero recuperarme un poco aunque sea antes de explotar otra vez. Pensé sacando una de las manos que había puesto debajo de mi cabeza, para llevarla a mis ojos y así tapar mi visión. Me perdí. Pensé que empezaría masturbándomela o delineando la punta de mi miembro con la lengua, pero nada de eso fue así. Se la metió por completo en la boca y sentí una fuerte descarga eléctrica recorriendo todo mi cuerpo. Sin pensármelo dos veces, me apoyé en mis codos, incorporándome, y fijé mi vista en donde ella se encontraba realizando su labor. Oh mierrrrrda... Me la estaba comiendo de una forma tan sensual que lograba excitarme aún más si se podía. De repente ¡BOM! Estallé dentro de su boca- emmm... me corrijo a mi mismo. Estallé dentro del condón que ella había engullido.

P.O [MINKEY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora