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CAPÍTULO 19.


Fue un camino algo largo; no mucho, pero debimos de haber tardado unos... 45 minutos en llegar, y eso que nos encontrábamos en su auto, es decir, en uno de los más rápidos, además de que mi gemelo siempre conduce a velocidad. ¿Miedo? ¿Miedo a chocar? No, yo no tenía miedo a chocar, una de mis peores desgracias, es que confío demasiado en él; en la manera en la que conduce, etc. No hay forma de sentirme en peligro. Según lo que haga, claro.

- Hemos llegado, Nene. - dijo desabrochándose el cinturón de seguridad.

- ¿Dónde estamos?

-En casa de un amigo. Nunca conociste a mis amigos, ¿verdad? Bueno, aquí estamos en casa de uno y los demás están dentro también. - contestó sonriendo.

- Minho, yo... yo no conozco a nadie aquí. - dije mirando hacia la casa, aún estábamos dentro del auto y mis ganas de bajar, no aparecían.

- Por eso te he traído, para que los conozcas. - me tomó por la barbilla. - Vamos, Nene. Quiero que te conozcan, ¿sabes? Envidiarán lo irresistible que eres. - agregó atrapando mi labio inferior y abrí mis ojos como platos. ¿Por qué me decía eso? Él no pretendería que yo... no. No podía ser cierto que quisiera que haga algo en particular cuando estuviese allí dentro, ¿no?

Se apartó con lentitud y fijó sus ojos en mi boca, para luego morderse el labio mientras limpiaba con su pulgar, el hilo de saliva que nos mantenía unidos. Me le quedé viendo inmóvil, estaba comportándose de una forma muy extraña, ¿qué le sucedía? ¿Drogado? ¿Que si estaba drogado? No, claro que no lo estaba, desde que estamos juntos, desde que mantenemos esta relación tan misteriosa, no ha vuelto a probar esa mierda.


Recuerdo que una de las tantas veces en las que estábamos en la cama, me dijo que él solo lo hacía para no tener esos absurdos pensamientos acerca de mí; es decir, que se drogaba en el intento de disminuir aquel deseo enfermo para con su hermano, ¿entienden? No se preocupen, yo tampoco me la creí cuando lo confesó, pero al parecer era verdad, porque no le he vuelto a ver en ese estado. Su locura es algo natural en él, eso es todo.


Dio tres toques a la puerta y me... me abrazó por la espalda. Dejó un beso en mi cuello; con el mismo beso que me descolocó enterito.

- Yo sí siento, Nene... - susurró contra mi piel y parpadeé un par de veces. ¿Qué? ¿Él seguía hablando de lo mismo que hablábamos hoy en aquel lugar donde Myungsoo...? Bueno, no es necesario que se los recuerde, ¿cierto? De todas formas ahora lo que me importaba y ponía nervioso más de la cuenta, era saber el porqué de su tan repentino cambio, ¿por qué decía eso? ¿Qué es lo que se le cruzaba por la mente? ¿Desde cuándo él siente algo?

- ¡Minho! - gritaron y salí de mi burbuja al instante. Me desesperé un poco al recordar que mi hermano me tenía abrazado y estaba besándome, ¡por la mierda, nos habían pillado!

Me quedé serenito cuando noté que él ya me había soltado y que yo me encontraba de pie un par de pasos detrás de él.

- ¿Cómo andas, Jonghyun? - preguntó mi hermano dándole una palmada en el hombro.

-Bien, ¿y tú? - dijo el tío ese y Minho me dirigió una intensa mirada. ¿Q-qué es lo que quería?

- De maravilla. - respondió al fin y se relamió los labios sin apartar la vista de mi persona. Vaya uno a saber qué guarradas se cruzan por su mente tan solo con mirarme.

P.O [MINKEY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora