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CAPITULO 3.


FLASH BACK

-Lo necesitas, ¿verdad? Necesitas esto porque sino, ¿cómo te follarías a cada tipa que se te pusiese enfrente? - mierda, deja de hablar y aleja esa cosa de mi polla.

- Ruégame. - susurró en mi oído logrando que se me erice cada pelo que se encuentra en mi cuerpo.

- Ruega que no te haga daño, que te deje tranquilo, a menos que... quieras que te toque... - comentó para luego restregar la maldita pistola contra mi miembro.

FIN DEL FLASH BACK


El maldito me había tocado tan bien... lo había hecho suciamente, con la cabeza en cualquier lado por la cocaína que había consumido, pero aun así, me había gustado... Para ser sincero, no comprendo por qué es que mi gemelo actuó de esa forma tan... loca. Es decir, se encontraba drogado, o sea que su mente no respondía a lo que él realmente quería hacer, pero... ¿tan salido de sí estaba, que no podía controlarse? No lo sé, aquí había algo extraño.
De repente una corriente eléctrica sacudió todo mi cuerpo y para mi jodida suerte, se almacenó en mi polla.

Me senté rápidamente en la cama y miré hacia abajo, hacia aquella zona donde sentía una leve presión. Mierda, estaba que iba a reventar, pero ¿por qué? No me encuentro cerca de ninguna tía, ni pensando en ellas, ¿qué es lo que me había empalmado de esta forma tan exagerada? Tan solo me puse a recordar lo que el enfermo de mi hermano me había hecho esta tarde; cuando me había tocado tan... suciamente. No podía ser eso; no. No puede.
No había de otra, me la tenía que machacar antes que me volviese loco. Por culpa de ese fenómeno anormal que tengo por gemelo y el menudo cague que me llevé el día de hoy, no pude ir a casa de ninguna tía. ¡Necesito follar y no tengo con quién! Eso jamás me había pasado, pero supongo que para todo existe una primera vez.
Y como mi sexo necesitaba atención desesperadamente, no me quedó de otra, más que hacerme una paja.

-Oh vamos, Choi Kibum, no afectará a tu ego en lo más mínimo. - me dije a mi mismo.

¿Cuántos tíos lo hacen al día, ah? A cualquiera que le preguntes, te dirá que lo ha hecho alguna vez. Bien, pero aquí había un inconveniente... ¡yo no soy cualquier tío!

- Ya, ¿qué otra? - era lo menos que podía hacer. Me recosté de nuevo en el colchón sobre mi espalda, y colé mi mano por adentro de mi ropa interior para tomar mi pene con firmeza.

- Hmmm... - jadeé con solo sentir el contacto de mis propios dedos dándome placer en ese punto tan sensible para mí.
Comencé a moverla a lo largo de toda mi longitud.

- Oh sí... mierda, se siente tan bien... - gemí sin detener mi labor; pero al transcurrir los segundos, debí acelerar aquel movimiento, ya que mi masculinidad pedía más y... más. Era una circunstancia en la que mi mano no era suficiente, no alcanzaba a satisfacerme por completo. No me daba el placer exacto que mi cuerpo requería, por lo que empecé a embestir al aire en busca de una posible solución.
No funcionó. Maldita sea, ¡debo llegar al puto éxtasis, ya!
De pronto, un golpe a mi puerta me hizo sobresaltar pero no dejé de hacer lo que estaba haciendo.

- Kibum... - oí su llamado del otro lado. Y abrí mis ojos de sobremanera. Esa voz...


FLASH BACK

- Mmm... estuviste follando, ¿verdad? - cuestionó al descender hasta mi oreja.

- ¿Q-qué haces? - tartamudeé.

P.O [MINKEY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora