17

398 31 7
                                    


CAPÍTULO 17.


Luego de hacerlo otras dos veces y permanecer en silencio tendidos en la cama, nos pusimos de pie y comenzamos a vestirnos. ¿Qué? ¡Pues claro! Todo ese dulce Minho lo había dejado al descubierto una vez más, para hacer lo mismo que hace tiempo; ¿lo recuerdan? En el auto, que primero se me puso enfrente y luego comenzó a besarme cuando me colocó sobre el capó. Hagan memoria, por favor.

Bien. Eso es lo que había hecho hace unas horas; me acarició y besó tiernamente para tenerme más sumiso entre sus brazos y así poder follarme a su antojo. ¿Cómo adivinaste? Por supuesto que es una basura.

- ¿Por qué lo haces? ¿Por qué me engañas de esta forma? No comprendo. - dije poniéndome mi playera. Era la única muda que me quedaba por poner.

Fijó sus ojos en mí.

-¿Alguna vez te he dejado alguna duda con respecto a que todo esto es tan solo un divertido juego para mí? - cuestionó entrecerrando los ojos. - No me digas que después de todo lo que te hice pasar, sigues con la absurda esperanza de que algún día pueda enamorarme de ti. - no respondí. - ¡OH, JODER! ¡Realmente te creía idiota, pero nunca imaginé que tanto, por Dios! - yo... yo no contestaría.

Estaba a punto de salir de esa habitación sin más, aguantándome las putas lágrimas que ya comenzaban a agolparse en mis ojos. No las dejaría descender, no frente a él. Ya no volvería a verme en un estado tan sumamente patético, no... no podía permitirlo... Pero cuando estiré mi mano para posarla sobre el picaporte de la puerta y así abrirla, sentí un fuertísimo tirón de mi brazo y seguidamente me vi estampado contra la pared.

- No me dejes con la duda, Nene, sabes que jamás debes dejarme hablando solo. - susurró luego de situar sus manos sobre aquella pared a ambos lados de mi cabeza, acorralándome.


¿Duda? ¿Cuál duda? ¿A qué se refería él exactamente cuando me preguntaba sobre 'duda'? ¿Estaba hablando en serio? ¡¿Acaso era imbécil?! ¿Cuál era la duda, ah? ¿Alguien puede decírmelo? Creí que ya lo sabía, creí que después de vivir lo que vivimos, le había quedado completamente claro, pero al parecer no. O más bien, sí, pero como siempre, él deseaba humillarme, deseaba verme tendido en el suelo, arrastrándome pidiéndole piedad, suplicándole un poco de amor, el cual jamás me brindaría.


- ¿Sabes algo? - cuestionó apartando la mano que había situado sobre el lado izquierdo de mi cabeza, contra la pared obviamente, tomándome de la barbilla en el intento de conectar nuestras miradas y hacerme sentir derrotado una vez más cuando lo hubiera conseguido, sin embargo no lo logró. Sabía que en cuanto nuestros ojos se encontrasen, las putas lágrimas abandonarían los míos, entonces él, acabaría satisfecho al comprobar triunfante su gran hazaña: Haberme lastimado. Como no lo consiguió, optó por el truco más viejo, más doloroso, más sádico... destrozarme a través de palabras. - No me arrepiento de absolutamente nada de lo que te he hecho, Nene. Ni de lo que tengo pensado hacerte. - lo cual consiguió.

El agua salada descendió a lo largo de mis mejillas y rápidamente comencé a ver todo en formas amorfas, el rostro de mi hermano se tornó borroso, pero aun así, pude notar esa enorme sonrisa triunfal formarse en sus labios una vez que hubo logrado su propósito. Se separó lentamente de aquel acercamiento que mantenía frente a mi cuerpo acorralado contra la pared, e hizo lo que él no me dejó hacer momentos atrás.

Abandonar el cuarto. Cerró la puerta sonoramente, haciendo que ese jodido ruido penetrara en mis oídos perforando mis tímpanos provocando una mueca de obvio tío aturdido cuando oye un cuerpo caer al vacío. Deslicé mi cuerpo por la pared hacia abajo, hasta dar con el culo en el frío suelo, y enrosqué mis brazos alrededor de mis piernas, abrazándolas, en el fallido intento de sentirme protegido de alguna forma, aunque sabía que mientras estuviera con vida, eso jamás sucedería y en cuanto muriera... no. No podía pensar en la muerte ahora... ahora ni nunca. La muerte definitivamente no estaba hecha para mí, de así serlo, ya me hubiera arrastrado consigo a lo más profundo de las tinieblas, dándome a conocer el puto infierno. ¡¿Pero qué coño estoy diciendo?! ¿Arrastrarme al infierno? ¿Arrastrarme al peor lugar jamás visto? ¿La pesadilla de cualquier ser humano? ¿Es esa realmente mi peor pesadilla? ¿Ir directo al infierno?

P.O [MINKEY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora