P.O [MINKEY]

5

CAPÍTULO 5.

- Oh... así... - jadeé embistiendo fuerte.

Sí, le había ganado al tío ese y ahora me encontraba follándome a su hermana. Menuda bronca cogió cuando le di un golpe justo en la mandíbula, tan fuerte, que lo dejó tendido en el suelo. Yo no me llevé más de unos moretones en los brazos por atajarme de sus movimientos, y un corte en la comisura de mis labios, también por uno de ellos.

Eres todo un ganador, Kibum.

La tía esta, se llama Haneul, y es... ¡Uff! Sabe cómo moverse en la cama, la muy condenada. Yo me encontraba sobre ella, apoyando ambas manos en el colchón para impulsarme mejor; no me gusta mucho esta posición porque de vez en vez, me veo obligado a mirarle a los ojos. Irremediablemente debo hacerlo por la postura, pero de todas formas, en mi mirada, no hay más que lujuria y desenfreno; nada de amor. No. Eso no es lo mío.
Gemí alto cuando hube llegado al éxtasis y me desplomé sobre su cuerpo, para luego rodar levemente y caer en el colchón a su lado. Joder que había estado bueno.

- Choi Kibum, eres todo una bestia... - susurró apoyando su cabeza en su mano al ponerse de lado, y el codo en la cama donde colocó todo el peso de ella. Sonreí de lado posicionando ambos brazos debajo de mi nuca, como siempre lo hacía, con la respiración agitada e irregular.
Miré al techo y cerré mis ojos, ¿cómo es que mi hermano ha estado dos meses sin esto? ¿Cómo es posible que sobreviviera?

Sí, en esos momentos hice oídos sordos a todos los cumplidos y halagos que me hacía la mujer que tenía al lado, y comencé a pensar en mi gemelo. ¿Qué será del pobre de Minho en este instante? ¿Qué fue de él toda la tarde? Porque no le he vuelto a ver desde que me lo topé esta mañana y me dijo todo lo que les he contado, sin olvidar que también agregó que no quería verme en todo el día. ¿Se habrá estado pajeando todas estas horas? Porque me dejó muy claro que necesita una mujer ya de ya; era tanta su urgencia, que hasta alucinaba conmigo. ¡JÁ! Qué dilema.
Pero mis pensamientos fueron interrumpidos al sentir unos labios hacer presión sobre los míos y una lengua metiéndose hasta mi garganta. ¡Joder! Estaba totalmente desesperada esta puta... sí, Haneul era otra de las tantas putas del barrio, una de las tantas que salía a 'trabajar' de noche en busca de tíos, obviamente.
Me tomó por la nuca y me apegó aún más contra su rostro. De seguir así, se me metería dentro, la muy idiota. Abrí mis labios y comencé a mover mi cabeza de un lado a otro; ¿quiere una guerra? Pues tendrá guerra. ¿Quiere besarme suciamente? Ok, yo le besaré de la forma más sucia que jamás haya imaginado.

Mordió mi labio y yo solo continué con lo que estaba haciendo. La tiré hacia a mí, haciéndole quedar con todo su cuerpo sobre el mío; posé mis manos en su culo, para luego deslizarlas hasta sus muslos y así separar sus piernas, de forma tal, que pusiese una a cada lado de mi cadera. Seguí besándola; todo esto que hacía, era sin despegarme de su boca. Ya notaría lo que le tenía preparado...
De un momento a otro, la empujé hacia atrás bruscamente y gimió desconcertada. La acomodé con habilidad sobre mi miembro palpitante y le ordené que se moviera.

- Muévete, perra. Muévete sobre mi polla como la puta que eres. - dije en un tono demandante a lo que ella hizo caso.

- Sí, Kibum. Lo que tú digas... - jadeó comenzando a moverse.

Y así estuvimos por largo rato, hasta que estallé nuevamente y ahora la que cayó encima de mí, fue ella. Agitada, completamente agotada.
Así se hace, Choi Kibum, las dejas exhaustas.
La coloqué a mi lado y llevó una de sus manos a su frente.

- Joder, Kibum... Joder. - exclamó sonriendo como una estúpida. Me relamí los labios y no dije nada.

Ella al poco tiempo cayó en sueños, a lo que yo, a pesar de sentir mi cuerpo desgastado, me puse de pie y comencé a vestirme en silencio. No deseaba que se despertase y me preguntase si la volvería a llamar o si nos veríamos otra vez. Ya estaba harto de darle a todas las tías, la misma respuesta.
Cuando me hallé completamente vestido, salí de la habitación, y sin esperármelo, me topé con SeokMin; el tío con el que había peleado esta tarde, al cual le gané.
Sonreí de lado al verle con una expresión de completa derrota.