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CAPÍTULO 8.


-¿Eh? ¿Qué dices Minho? ¿Acaso estás ebrio o te drogaste? - cuestioné extrañado y riendo nervioso a la vez. Por un momento, juro que creí que estaba drogado más de la cuenta, pero aún no estaba muy seguro.

- No Nene. Estoy más lúcido que nunca; tú necesitas follar y yo... - bajó su vista hasta mis pies para luego comenzar a ascenderla hasta mi rostro, pero no sin antes recorrer mi cuerpo, subiendo por mis piernas, hasta mi cadera; siguió alzándola por mi plano vientre y calló en mi pecho.

Finalmente llegó a mi cara, clavándola en mis ojos. Se relamió los labios como si acabase de saborear un dulce y estuviese limpiándose los restos de éste que habían quedado alrededor de ellos.

- Me muero por un poco de sexo en este mismo instante. - acabó la frase, o al menos eso creí. - Te ves... jodidamente deseable esta noche. - ahora sí finalizó.

Tras pronunciar aquellas palabras, de un solo paso que dio al frente, me tomó de la cintura apegando nuestros cuerpos al instante, provocando que inconscientemente de mi garganta, se escapase un sonoro jadeo.

¡Mierda! ¿Qué cojones debía hacer yo ahora? ¿Empujarle? ¿Golpearlo? ¡¿Gritarle que estaba completamente loco?! ...¿Reírme y tomarlo como la estúpida broma del año? O tal vez... ¿seguirle la corriente y follármelo ahí mismo? Porque... siendo sincero, hace tres días que no lo hago y, como ustedes se habrán dado cuenta, realmente lo necesito; además... mi hermano no está tan mal después de todo. Nunca se me hubiera ocurrido metérsela por detrás a un tío, ¡mucho menos a mi propio hermano! Pero no creo que sea tan diferente a hacérselo a una mujer; podría hacer un pequeño sacrificio...

- Estás loco. - dije sonriendo. Aún no sé muy bien el motivo de mi sonrisa, sin embargo... pasó.

A esas alturas ya no era consciente de lo que pasaba por mi cabeza, mucho menos de lo que hacía. 'Una propuesta indecente'. Eso es lo que me acababa de hacer mi gemelo, una endemoniada propuesta de la que estoy seguro, luego se arrepentiría y me echaría toooooda la culpa a mí.

La duda en mi mente ahora es... ¿a Minho le van los tíos? Es decir... soy su hermano, ¿no? Un hombre... ¡y qué hombre! Ala, ala, de acuerdo, no me daré más créditos, intentaré controlar mis aires. Como les decía, ¿le gustan los tíos? ¡Es homosexual y yo no me había enterado!
¡VAAAALE! Hasta aquí llegó mi razonamiento. De solo imaginar a Minho con un hombre... no lo sé, algo me recorría por el estómago, una puta sensación que no deseaba sentir, pero de igual manera, se colaba en mis entrañas.

- Vamos, Kibum. No será más que un polvo. Si quieres luego lo olvidamos y ya. - dijo acariciando mi cintura, provocando que cerrase los ojos ante aquel contacto no directo de su mano con mi piel.

- No, Minho. Sería una jodida locura. Somos hermanos, ¿comprendes? ¿Qué dirán los demás si se enteran? ¿Te has puesto a pensar un segundo en ello?

- Oh vamos, Nene... ¿Por qué tendrían que enterarse? Además... ¿cuándo comenzaste a preocuparte por la estúpida moral? ¿Desde cuándo te interesa lo que diga el resto? - susurró en mi oído rozándolo con sus labios. - Te deseo ahora mismo y nada podrá cambiar eso. - concluyó, para luego morder levemente el lóbulo de mi oreja. Jadeé.

- Mierda, Minho, no quiero que cometamos una estupidez... - articulé comenzando a sentir otra vez, mi ritmo cardíaco aumentar debido a la maldita excitación que ya empezaba a dejarse ver por debajo de mis pantalones.

¿Quién lo diría? Jamás se me cruzó por la cabeza follarme un tío, ni siquiera mirarle con otros ojos, y es justamente mi hermano gemelo el que logra romper todos mis esquemas.
Miré a un lado y puse los ojos en negro; era más que obvio que la lujuria y el poder se habían hecho dueños de ellos. No había de otra. No podía negarme. Necesitaba meterla en algún lado ¡y cuanto antes! De lo contrario... enloquecería.

P.O [MINKEY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora