De dragones e incompetentes

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Hacía algún tiempo que venía aprovechando cada oportunidad que tenía para estudiar los videos de los combates de Satoshi en las diferentes ligas. Encontré todo su paso por Kanto pudiendo disfrutar del tierno rostro del chico de mis sueños a los once años, peleándose con el mismo Charizard que hoy me tocaba domar a mí.... ¡Ay muchachito Ketchum, es increíble cómo siendo tan joven lograste ganar tus primeros enfrentamientos! Venciste a todos los rivales, te apropiabas del estadio y de las habilidades natas de tus pokemóns con gran maestría, aunque al final, mi pesadilla como entrenadora resultó ser también la tuya y te dieron por perdedor aunque dos de tu equipo seguían de pié. Pude notar que Pikachu, el único en quedar fuera de combate, se encontraba en mal estado incluso antes de comenzar con la batalla. ¿Qué decirte, mi pequeño entrenador? No considero que aquella derrota haya sido justa.

Poco tiempo pasó antes de que te enfrentaras en una batalla completa que acabó con la victoria de ese mismo Pikachu sobre un poderoso Dragonite, coronándote así como el campeón de la liga Naranja. Noté que para ese entonces Charizar te obedecía sin miramientos, te respetaba a pesar de ser sólo un infante —logro por mi parte que aún ahora no puedo presumir—. Si ganar la liga es ser un maestro pokemón, en mi opinión tú ya lo eres. Veo que dejaste tu huella en al menos un Hall de la fama hasta ahora. No te preocupes, con el tiempo vendrán más, sé que puedes hacerlo.

Por supuesto que eso para ti no fue suficiente y decidiste ir tras la liga de Johto donde nuevamente diste una gran performance logrando quedar entre los ocho mejores. Verte superar al mismo Gary Oak, nieto de la mayor eminencia en pokemóns a nivel mundial me resultó una victoria aún mayor que hacerte con la liga, aunque por supuesto, hubiera querido que también alcanzaras ese honor. Después de todo, Charizard dio lo mejor de sí, y eso es mucho en comparación con Kanto.

Luego vino Hoenn, el lugar desde donde ahora te añoro. Te veías tan enojado, mi querido entrenador... tan temeroso de perder. Pero aceptaste tu derrota con entereza frente al público y saludaste amablemente al dueño del Meowth que te eliminó. Es muy llamativo que de entre todos los pokemóns justamente ese fuera el encargado de frenar tu sueño ante aquella liga. También me llamó la atención que no solo no usaste a Charizard esta vuelta, sino que tampoco optaste por traer contigo a ninguno de tus pokemóns de regiones anteriores. Tu mente es un mundo inalcanzable para mí a veces, lo juro, aunque diste lo mejor de ti de todos modos.

Ahora mismo, observándote luchar, siento que me tardé demasiado: hubiera querido estar allí contigo en cada una de esas batallas, apoyándote y borrando esa mirada de ira y frustración que te acompañó hasta alcanzar el mismo puesto que en la liga anterior... Pienso que quizás al involucrarme con tu historia por medio de estos videos cubro ese hueco donde nos separamos y que hoy se traduce como una oportunidad perdida, tiempo mal gastado. No es que mi tiempo sin ti sea un absurdo, es sólo que estar contigo me hace bien. 

En la siguiente oportunidad te vi más tranquilo, más maduro... hasta tu voz se oía diferente. Pude notar que al fin habías logrado esos niveles de confianza en tus pokemóns que tanto me sorprendieron al encontrarte en Kalos. ¿Fue acaso que creciste al recordar a tus antiguos compañeros, o será el hecho de haber recorrido tanto? Si bien me decepcionó no ver a Charizard en esta liga tampoco, noté que en cada nuevo desafío tienes nuevos pokemóns fuertes en quienes apoyarte, y que estaría mal que sólo te concentraras en unos pocos. Eso jamás te permitiría realizarte como un maestro pokemón.

Has formado tu propia élite de campeones, no obstante a lo cual no eliges por ellos restarle protagonismo a tus demás compañeros. Bien es sabido que un entrenador sólo puede tener seis pokemón consigo porque de otro modo no le alcanzarían ni los días de la semana para dedicarle el cariño suficiente a cada uno sin descuidar su propio bien estar. Tú no eres así, nunca haces de lado a nadie dentro y fuera de tu equipo. Tu corazón los abarca a todos, no eres un mezquino. Venciste a ese chico tan poderoso, Paul. Hiciste frente a un enfermito de los legendarios con gran dignidad y aunque fuiste derrotado, fuiste la imagen de lo que es ser un gran entrenador y yo te admiro por eso.

Alcanzaré mi objetivo (Amourlove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora