Encrucijada

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Abrí el Pokenav, busqué la función de teléfono, observé a Iris dándole de comer a Kibago mientras esperábamos que atendieran a los demás pokemóns, respiré profundo buscando inspiración y comencé a escribir mi mensaje.

"Hola..."

Dudé antes de seguir, ¿cómo lo debía llamar? Satoshi, compañero, amigo, pierdeligas... todas las referencias a su persona me sonaban incompletas. Opté por lo convencional.

"Hola Satoshi. ¿Cómo te está yendo?"

Enviar. No era ni la mitad de lo que quería transmitir, pero a veces es mejor ser modesto que ser molesto. Siempre supe que le tenía miedo a mis propias emociones porque al mostrarlas generaba reacciones en los demás y a menudo no sabía cómo afrontar lo que las otras personas esperaban de mí, así había sido siempre... quizás por eso no me atreví a invitar a Satoshi al baile y terminé por aceptar que Citron fuera mi acompañante, aunque esa era otra historia. Qué tonta soy, siempre fluyendo con las circunstancias en lugar de aprender a nadar contra la corriente. Mi teléfono sonó.

"¡Hola Serena! Estoy muy bien, mi familia ya regresó de Alola. ¿Y tú?"

No me esperaba que respondiera tan rápido, quizás esté aburrido de tanto andar solo. No hay caso, el chico vivía viajando y ahora que se volvió más hogareño no sabe qué hacer consigo mismo.

"Genial. Hoy es mi primer concurso, ¡me muero de los nervios!"

No tuve tiempo ni de guardar el aparato en mi bolsilla antes de que éste volviera a sonar. Otra vez su respuesta fue inmediata.

"¿Dónde estás?"

"En el centro pokemón de Pueblo Verdanturf."   Contesté

Esperé que el teléfono sonara tan rápido como la vez anterior, pero no sucedió así. Pasados unos deprimentes minutos en los que yo no quitaba la mirada de la pantalla, la enfermera Joy se acercó a hablarme.

—Disculpa, ¿eres Serena, no es verdad?

—Si, soy yo. —repuse sorprendida por su intervención.

—Tienes una llamada en el teléfono que está ahí. —La mujer del pelo rosa señaló un holovisor en la esquina del centro pokemón donde aún desde lejos pude diferenciar la cara del chico de cabello azabache observando hacia la pantalla como buscando algo con la mirada. Agradecí con presura y me dirigí a paso rápido hacia la imagen del muchacho, el cual se había acercado tanto al holovisor que parecía querer atravesar el vidrio y asomarse al centro para ver si me encontraba allí.

—¡Satoshi! —saludé emocionada— Gracias por llamarme, así es más cómodo.

—Llevo un tiempo sin escuchar tu voz, no me quisiera acostumbrar. —Aquella afirmación logró sacarme una sonrisa. Maldito mostaza, lo vuelves a hacer.

—Ni yo. ¿Cómo le fue a tu familia en Alola?

—Bien, se la pasaron tomando el sol en un playa. ¡Vaya madre! Vuelvo después de un viaje de más de un año y en la primera oportunidad se escapa a una isla tropical y me deja solo otra vez.

Lo vi reírse por un momento de su propio comentario hasta que la voz de Delia se oyó desde el fondo gritando "Te escuché", hecho que petrificó el gesto del muchacho.

—Sabes que lo digo en broma, mamá —gritó su disculpa mientras intentaba tapar el micrófono del teléfono con una mano, ¡se veía tan tierno!—. Y bien, ¿estás preparada para el concurso?

Arrugué la cara tratando de no pensar en todos los nervios que el asunto me generaba. —Bueno... el otro día tuve una pequeña práctica en una escuela de Hoenn donde hicimos un mini concurso para simular lo que sería estar en uno real. Perdí contra una novata. No sé si hoy pueda...

Alcanzaré mi objetivo (Amourlove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora