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YoonGi y JiMin finalmente se habían casado, ¡finalmente se habían unido en un nuevo lazo! Finalmente YoonGi podía llamar a JiMin esposo y viceversa. 

En su adolescencia, ambos eran la única pareja homosexual de su instituto, por lo que recibían siempre algún insulto y tenían alguna pelea o discusión, pero estaban también las demás personas que los apoyaban, e incluso decían que se veían bastante tiernos juntos.

— Te amo, JiMin — dijo YoonGi. La celebración de bodas ya había acabado hace algunas horas y ambos estaban en su cabaña en medio del bosque, con vista a un hermoso río y con todos los lujos posibles.

— ¡Y-yo también te amo, Yoonie! — susurró-gritó JiMin a el mayor, quien le miraba con ojos brillantes.  Con tanto amor. 

YoonGi tomó a JiMin de las caderas y le acercó a sí, para quedar ambos paradas uno frente al otro, mirándose mutuamente, a un lado de la cama matrimonial.

— Yo te amo más — y dicho esto, se acercó a probar nuevamente esos labios  abultados que le volvían loco. Esos labios suaves y que daban ganas de mordisquear que portaba el menor.

Era más un simple roce de labios. Tanto así que probaban de la boca ajena con tanta dulzura y ternura, solo hasta que JiMin decidió intensificarlo un poco al abrir su boca.
YoonGi, al entender la petición sin palabras, introdujo su lengua hasta donde pudo dentro de la boca de su esposo. Saboreando cada rincón, el sabor a chocolate de sus labios que le mataban.

Ninguno se dio cuenta de cuando ambos ya se encontraban sobre la cama desnudos, frotándose entre ellos.

Y mucho menos cuando el mayor ya tenía tres dedos dentro de JiMin, quien no hacía más que llamar al contrario y gemir muy alto.

— T-te amo, Park-... ¡Min! ¡Ahora eres Min! — dice agitado YoonGi. JiMin al escucharlo, sonrió. YoonGi sintió  como si esa sonrisa fuera más brillante que el mismísimo sol. Que JiMin era todo lo que necesitaba para vivir.

Ya posicionado entre sus piernas, se abrió paso en el interior de su pareja, lentamente. Queriendo repasar con su virilidad cada centímetro de su interior. Quería ver sus expresiones de dolor y placer.

Lo quería todo.

— A-ahh... Y-yoonie — gimió en un susurro JiMin.

Al ya estar enterrado completamente, miró los ojos del menor.

Oscurecidos, por la lujuria. Pero también se encontraba el amor en ellos.

Para cuando YoonGi empezó a moverse, todo se intensificó. Los gritos, rasguños... las palabras tiernas que salían de la boca del mayor, ya que JiMin no podía abrir la boca para nada más que soltar esos suaves monosílabos que al mayor le ponían tanto; sus gemidos, también sus jadeos. Incluso algunas palabras incoherentes que salían de los gruesos labios.

— E-res hermoso — susurró una vez más en el oído contrario mientras e movía más rápido, dando en aquel lugar que hacía a JiMin tocar la luna. — ¡Te amo! — ya ambos estaban cerca del clímax. Ambos estaban por llegar.

Y lo hicieron, con un fuerte gemido del nombre contrario.

YoonGi volvió a mirar a JiMin, a quien se le cerraban los ojos por el cansancio. Salió de su interior delicadamente, besó su sien y se tiró a su lado, apreció la belleza ajena. El rostro sudado y cansado por la actividad pasada junto al menor, sus labios hinchados. Bajó la vista al cuello, donde estaba la evidencia de lo ya hecho, las marcas de su amor, los rasguños delicados.

Para él, JiMin era lo que mejor describía el concepto de Sexy. JiMin lo era todo.

Pero... ¿Qué fue lo que cambió?

Tarde pero actualizado :v
Lamento tardar tanto. Me concentraré en actualizar un poco seguido.

Trust -- YoonMin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora