C;08

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Otra vez, allí estaba YoonGi, bebiendo solo en el bar, sin pasarse, pues sabía qué decir regresar a casa.

Llorando mientras bebía, con muchas insinuaciones de hombres y mujeres, tratando de llevárselo a la cama, cosa que, ninguno, logró. Min estaba destruido.

¿Cómo pude descuidar al diamante más bello y brillante?

Golpeo su cabeza con la palma de su mano y volvió a soltar lágrimas.

Estaba acabado.

Pero, luego, se imaginó que JiMin lo estaba aún más por su estupidez.

Lo llamaba, siempre lo llamaba, pero nunca contestaba sus llamadas, intentó localizarlo, sin resultado alguno; incluso marcó al hermano de su amado, quien le insultó de todas las maneras posibles antes de colgar el teléfono, sin decirle nada del paradero de Ji Min. Claro, sabía que merecía eso y más, además de que, en el doloroso discurso que le dio Park ChanYeol, escuchó que JiMin estaba depresivo, que no quería comer ni hablar con nadie, que no paraba de llorar.

Le dejó en claro que, con sus estupideces, había hecho daño al único que pudo enamorarlo completamente.

Tal vez, solo tal vez, no debía estar más en este mundo. Eso pensaba Min, creía que, con lastimar de esa forma a su chiquito, ya no merecía vida, no merecía nada. Y no le molestaba para nada morir, porque, ¿De qué me sirve la vida, ahora? Perdí lo único que me mantenía vivo, ¿Cómo seguir ahora?

Esa noche, al volver a su departamento, ni siquiera cerró la puerta de entrada, solo la abrió ta fuertemente que chocó con la pared y aboyó está con la manija.

Con lágrimas cubriendo su rostro, buscó la prueba de embarazo que observaba cada día, sin falta, luego de tomar en el bar. Luego, de su cajón, buscó la foto de su boda con Park Ji Min.

Los papeles del divorcio habían llegado esta mismísima mañana, y él no había firmado, ni tampoco tenía la intención de hacerlo.

Encontró papel y lapicero y se dijo a sí mismo; no es malo escribir algo, para que así no sufran tanto... Pero, ¿Quién va a sufrir por mi?

Un monstruo como yo.

Limpió un poco y rostro para ver bien lo que escribía, dejó el papel lleno de letras sobre la cama, junto con la prueba de embarazo, las fotos de su marido y una carta adicional que también escribió él.

Puso en su celular la canción que Ji Min y él cantaban siempre, y que era su favorita, para luego dirigirse a la cocina.

Pastillas de dormir.

Esas que utilizaba cada noche, tras la partida de JiMin, para tratar de conciliar el sueño.

No era nada sin JiMin, ni siquiera podía comer si él no estaba e la mesa, no podía dormir, si JiMin no estaba a su lado en la cama... No podía vivir sin JiMin junto a él.

Y JiMin ya lo había dejado.

No supo cuantas fueron las pastillas que tomó, pero al frasco, anteriormente lleno, solo le quedaban seis pastillas. Sonrió cuando el sueño invadió rápidamente su cuerpo, sus ojos luchaban para mantenerse abiertos y ver lo último que vería en esa vida; la goto de Ji Min dormido en su luna de miel.

De repente, un ruido se escuchó en la sala, ya no le importaba si iban a robar, si iban a matarlo, él ya estaba por morir.

Pero entonces, esa voz — ¡Y-YOONGI!

Y, tal vez, sus últimas palabras fueron; Te amo, JiMin.

So corto :v comenten, gente bonita 7u7r

Trust -- YoonMin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora