Trust -- YoonMin

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—N-no, JiMin espera - YoonGi se desesperó. ¡Él no quería dejar a su esposo! ¡Él lo amaba! No tendría él valor de dejarlo nunca. Sin embargo tuvo el suficiente valor para serle infiel.

JiMin caminaba enojado y con pisadas fuertes por entre la gente del bar, empujando a algunas y sin molestarse en voltear a disculparse. Las lágrimas saladas viajaban desde sus ojos, para llegar a las mejillas hasta el final de su quijada, de ahí goteaban a la ropa o al mismísimo suelo, donde JiMin juraba que caería en cualquier momento a causa de las lágrimas nublando su vista.

¿Acaso no era suficiente?¿Acaso ya no le amaba?

- ¡JiMin, detente! - y en ese momento, JiMin se detuvo. YoonGi también lo hizo pero unos centímetros lejos. Hizo el amague de acercarse, hasta que escuchó una risa sarcástica de parte de su esposo, el cual en poco tiempo dejaría de serlo.

— ¿Detenerme? ¿Yo? - dijo, volteó en su lugar para encarar con odio y asco a su esposo, Min YoonGi, quien lloraba a mares. - ¿Detenerme, yo? - repitió cada vez con más furia - Puedes irte muy a la mierda, Min. ¿Cómo demonios te atreves a decirme que me detenga? ¿Acaso te detuviste tú cuando lo hacías con esa zorra? ¡Responde, maldita sea! - estaba dolido. Cada palabra que soltaba Park era como veneno para el mayor, apuñaladas a su pecho, a su ser. La culpa lo consumía. Se trató de cercar a JiMin y este retrocedió el paso que Min había dado. Ambos ya estaban ya fuera del lugar, y pocos carros pasaban ya por ahí. - No me toques, ni siquiera vuelvas a buscarme, idiota.

JiMin sabía que en los matrimonios habrían problemas, y que debían hablar. Y lo haría, pero luego, cuando el enojo pasase, ya que en esos momentos no quería ni ver la sombra de Min YoonGi.

YoonGi lo amaba, no lo iba a dejar ir. Volvió a dar un paso y el menor lo retrocedió. Entonces se le ocurrió acercarse muy rápido para que este evitara que lo abrazara, pero JiMin era astuto, y rápidamente se echó a correr con YoonGi detrás.

Pero, la luz de aquella camioneta tal vez sería lo último que vería.

- ¡JIMIN! - el tumulto de gente al rededor, JiMin sangrando en la otra acera, Yoon Gi acurrucando su cuerpo en sus brazos, el sonido de las ambulancias. Era horrible —D-despier-ta bebé, n-no me asustes así—sollozaba el mayor sujetando con fuerza el cuerpo casi inconsciente de su esposo. —Abre tus lindos ojitos, ábrelos p-ara Hyung. —nada. Fue cuando YoonGi dio el grito que dañó su garganta, un grito desgarrador. Nunca en su vida había gritado así, y dolía. Pero dolía más que su esposo estuviese sangrando por todos lados y casi muerto por su culpa.

Como odiaba a quien estuviese dentro de esa camioneta.

- ¡J-JiMin! - gritó, como si eso fuese suficiente para que su pequeño despertara. — P-por favor.

Si, mátenme. Tienen. Todo. El. Derecho.

No, no termina aquí, aunque la historia va a ser corta. Serán como doce capítulos o tal vez menos. ¿Les agrada la idea? Es que no me gustaría extenderlo demasiado.